𝟢𝟪 𝖧𝖾𝗅𝗅𝗈 𝗅𝗂𝖺𝗋

1613 Words
Austin, Texas, 22 de Octubre del 2022 Lewis. Estaba en el hospitality con George, el estaba fastidiado con el tema de Maddison y Sophia. No paraba de j***r con eso, no es que me moleste que hablé de maddy pero comenzó con sus ideas estúpidas. —Entonces.. ¿Te gustan las madres solteras?— Me codeo con una sonrisa divertida. —No, solo habló con addy.— Aclaré.— Soph y yo no hablamos. —Si, cómo no.— Dijo sarcástico.— ¿Entonces por qué le dijiste Soph? ¿Te gusta? Esté imbécil.— Pensé con frustración. —No me gusta Sophia.— Repliqué.— Solo le hablo por la niña, ¿Ok? George comenzó a reírse. ¿Ahora que me picó? —Sonaste cómo...como si estuvieran divorciados.— Dijo entré risas.— oh dios, sonó tan gracioso el; "solo me habló por la niña" Negué divertido.— ¿Te falla verdad? —No, mi cabecita está perfectamente bien.— Respondió con una sonrisa.— Igual, todos piensan que es tu hija. — Pero no lo es. —Pero lo creen.— Tarareo divertido. Rodé los ojos. —¿Te imaginas que un día las vean juntas y crean que ella es tu esposa?— Bromeó. —No, si eso llegara a pasar, sería un caos. —Pero dirían que tú esposa está guapa.— Me codeo con una sonrisa divertida. —Ojala te pase lo mismo.— Sisee. —Hey, cálmate.— Me miró mal.— Que sepan que Eli es mi esposa es imposible, tengo a Carmen. — Se puede cansar de que nunca estés con ella.— Dije con seriedad. —Ella me ama, dudó que lo haga.— Replicó. —Si tu lo dices..— Murmuré. (...) La carrera había terminado y ahora estába en las entrevistas, respondía las preguntas con una sonrisa. Estába por responder la pregunta de un reportero, hasta que mi celular comenzó a sonar, mire la pantalla y era maddison. —Un momento.— Dije antes de responder.— Hola, addy. —¡Hola, Lew!— Saludó eufórica.— ¡Estuviste increíble en la carrera! —¿Me viste? — Porsupuesto.— Respondió rápidamente.— Un poco más y Maxie perdía. —¿Hubieras querido que perdiera?— Pregunte divertido —Si, pero no le digas. — Está bien.— acepté.— ¿Te puedo marcar en un momento? —¿No..no quieres hablar conmigo?— Titubeó. —Claro que si quiero, addy.— Aclare.— Pero estoy en entrevistas. —Ah, bueno.— Alargó la vocal.— Te dejó, suerte y te quierooo —Yo también te quiero, addy.— confesé, antes de colgar la llamada. —¿Te llamó tu esposa?— Preguntó una reportera y negué rápidamente.— ¿Tú hija? —No tengo hijos.— Aclaré. —¿Y la niña con la que se te vió en Singapur?— Preguntó otro reportero. —Es especial para mí, pero no es mi hija.— Aclare nuevamente. —¿Pero..?— Lo corté rápidamente. —Si no es para preguntarme sobre mi rendimiento en pista, creo que he terminado.— Dije tajante. Me miraron sorprendidos. —Mi vida privada no puede ser más importante que mi desempeño en pista.— Agregué. (...) Estaba en la habitación del hotel, estába saliendo de bañarme cuando mi celular comenzó a sonar, me acerque y el nombre de cierta modeló salía en la pantalla. —Hola, mentiroso.— Saludo maddison con indignación. —¡Liefje!— Reprendió Sophia. —Perdon mami.— La miró apenada. —Hola, addy.— Saludé con una sonrisa.— Hola Soph. —Hola, Hamilton.— Saludó. —Ay mami, ese apodó suena muy feo.— Se quejó la pequeña rubia.— Ponle otrro. —¿Estás diciendo que mi apellido es feo?— Pregunté divertido —¡No! O sea, mami no sonó muy bonito.— Aclaró— Tu apellido es bastante bonito. —Pero dijiste que.— me interrumpió. —Maddison nunca dijo nada de éso.— fingió hacerme hipnosis con su mano.— ¿Qué había dicho? — No se.— mentí. —¡¿Viste mami?! Si funcionarron los tutorriales.— celebró con una sonrisa. — Si, Liefje.— Acarició su mejilla. —¿Y que hacías addy?— Pregunte curioso. — Tarea.— suspiro con pesadez. —¿Y de que era?— dejó el celular recargado, para hojear en su libreta. —Hacer una sopa de letras.— me enseñó la libreta con las palabras coloreadas.— Estába facil —¿Tu solita la hiciste? — Negó —Mi mami me ayudó.— Sonrió. —Oh ya, ¿Y que tan difícil estuvo Soph?— No hubo respuesta. —Mami se fué a bañar.— Aclaró la pequeña, mientras comenzaba a caminar.— ¡Mami! —¿Qué sucede, Liefje?— se escuchaba el sonido del agua cayendo —Te habla Lew.—extendio el celular. —Addy, le podemos decir a tu mami después. Sophia tomó el celular, dejando ver su cabello empapado y su rostro sin maquillaje. Le doy la razón al chismoso, si es guapísima y aún estando sin maquillaje. —¿Qué era, Hamilton?— enarco una ceja. —umh, era algo que había preguntado, pensando que estabas con addy.— Titubee. —Oh, ya veo, ¿Y que era?— me miró divertida. —Era algo sobre su tarea.— me miró espectante.— si estaba difícil. Rió cortamente. —Estuvo fácil.— Dijo con una sonrisa. —Ya veo.— Asintió. —Tengo que terminar de ducharme.— carraspeó.— Liefje, toma el celular. Estiró su mano hasta su hija, la cual tomó el celular y caminó de regreso a la sala. —¿Mami te puso nervioso?— bromeó. —No, addy.— me miró con duda. —Claro.— ironizó. —Lo prometo.— alcé mi meñique. —Me estás mintiendo bastante, eh.— me señaló acusadora. —No, cómo crees. Se quedó mirándome con los ojos entrecerrados por un buen rato, hasta que llegó Sophia y le pidió que fuera a ducharse. —Mami, quédate hablando con Lew.— Pidió, antes de dejar el celular en manos de Sophía e irse. Nos quedamos en silencio. —¿Y de que quieres hablar?— Pregunte para romper el silencio. — No se, la verdad.— Se encogió de hombros.— oh espera ya sé. —¿ Qué cosa es?— enarque la ceja. —Es sobre lo que te recomendé en Singapur.— oh eso.— ¿Lo hiciste? —Te responderé si me dices lo que no escuché.— Negocié. Me miró con duda.— No, mejor así déjalo. —Oh vamos, soph, no creo que sea algo tan malo— insistí. —Es que me da vergüenza.— Dijo apenada. —Lo mío creó que supera lo tuyo.— me miró divertida.— ¿Qué? —¿Entonces si lo hiciste?— Sonrió levemente.— Yo pensé que me tomarías a loca. —No, funciona bastante bien.— Aclare sin una pizca de vergüenza. —Ya veo. —Ahora dime.— insistí. —¿Que te va a decir mi mami?— Dijo una leve vocecita. —Nada, Liefje.— beso su mejilla.— Los dejo, me iré a cambiar. —No, no me he vestido mami.— Volvió a irse, sin darle tiempo de reaccionar a Sophia. —Uy, yo creo que si me vas a decir.— Dije con burla. —Es algo tonto.— me encogí de hombros. — No importa. —Queentiendo a mi hija.— Dijo con rapidez. —¿Qué? Decirlo así no vale.— La miré acusador.— Dilo bien, por favor. —Que entiendo a mi hija.— Confesó. —¿En qué?— enarque una ceja. — El porque siempre quiere hablar contigo.— contó con vergüenza.— Te dije que era algo tonto. —No lo es. —¿Ah no?— negué.— Yo pensé que si. —No, no es tonto sentirse así.— sonreí.— Igual que tú, yo entendí porque dicen que los niños te dan el amor más puro. —¿Tienes hijos?— Preguntó sorprendida. Negué rápidamente.— No, no los tengo y dudó tenerlos. —¿Tu novia no quiere?— Preguntó confundida. —No tengo ninguna relación.— Aclaré. —Oh perdón.— me miró apenada.— Yo pensé que si —Todos lo creen por mi edad.— conté divertido. —¿Y tú si quieres tener hijos?— preguntó curiosa. — Porsupuesto que quiero.— admití.— Pero para eso necesito a una buena mujer a mi lado. —oh..¿Y ningúna de tus novias lo era?— enarco una ceja. Negué.— No, la mayoría de veces se acercan a mi por interés y no porque de verdad les interese genuinamente. —oh mierda.— Dijo atónita. —Por eso dije que el amor más puro es el que te dan los niños.— El rostro de cierta rubia vino a mi mente. — Lo hacen sin esperar algo a cambio.— Asentí. —¿Y tú no has pensado en casarte?— Pregunté curioso. —Estuve a punto de casarme, pero todo se jodió.— Rió divertida. —¿Y volver a intentarlo?— se encogió de hombros. —Quizas pero..mi prioridad es mi hija.— Aclaro.— Aunque si esperó hacerlo, sólo que con un buen hombre. —¿Buen hombre en qué aspecto? —Que me amen a mi y a mi hija, que sean respetuosos, amables.— comenzó a enumerar.— Bueno, en si, son cosas muy básicas.
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