𝟢𝟫 𝖸𝗈𝗎 𝗅𝗈𝗈𝗄 𝗀𝗈𝗋𝗀𝖾𝗈𝗎𝗌 𝗂𝗇 𝖾𝗏𝖾𝗋𝗒 𝗐𝖺𝗒

1591 Words
París, Francia, 6 de noviembre del 2022 Sophía. Estábamos saliendo de la agencia de Dior, había venido a firmar un contrato para ser una de las embajadoras de la marca francesa. —¿Vamos a comer mami?— Pregunta mi hija. —Claro, ¿Que quieres comer?— La miré con una ceja enarcada. — No se.— Se encogió de hombros.— Oh espera, ¿Y si comprramos hamburrguesas? —¿Segura que quieres comer eso?— Asintió frenéticamente.— Está bien. (...) — Mami, ¿Me das de tus papas?— asentí y dejé que las agarrará, igual no iba a comerlas. —Estas manchada.— Señalé su mejilla, ella solo me dió una sonrisa. Tomé una servilleta y limpie su mejilla.— Listo, Liefje. Mi hija estába comiendo tranquilamente su comida, yo apenas llegué a la mitad de la hamburguesa y la dejé en el plato. Maddison al ver eso, me miró con el ceño fruncido. — Mami.— Me miró sería.— come o vas a desmayarte otra vez. —Liefje , ya estoy llena.— Mentí. —Mami, apenas comiste.— Protestó con un leve puchero.— Si no comes le diré al tío maxie que no has comido bien. — El trabajo me tiene algo estresada, por eso no he podido comer bien.— mentí, aunque en cierta parte era verdad. —¿Lo prometes?— Alzó su meñique. —Lo prometo.— perdóname mi vida. — ¿Luego podemos ir de compras?— Pidió parpadeando repetidas veces. — Si, claro.— Accedí. — Gracias mami.— se acercó a besar mi mejilla. — No es nada, madd.— sonreí enternecida. Apenas terminó Maddison de comer, salimos del lugar y comenzamos a caminar al centro comercial que estaba cerca al establecimiento. —¿Vas a comprar más maquillaje?— Pregunta curiosa, negué.— ¿Entonces? —Es algo para liv.— me miró sorprendida. —Es cierto.— sonrió emocionada — Ya va a ser su cumpleaños. Asentí con una sonrisa.— ¿Qué quieres regalarle? —No se, algo se me ocurrirá.— Dijo segura. Entramos al centro comercial, maddison tiraba de mi mano hacia los cientos de tientas que habían en el edificio. Salíamos de una jugueteria para entrar a otra, o, a alguna tienda de vestidos. —¿Y si le regalamos una foto de su mamá?— me tense al escuchar su pregunta.— Ella siempre pregunta sobre como era su mamá. Me agache a su altura y acaricié su cabello.— Mijn liefje , eso no lo podemos hacer. —¿ Por qué no?— pregunta confundida. — El tío maxie se pondría triste.— Aclaré.— A el no le gusta recordarla. — ¿Fue mala con el?— enarco una ceja. — Algo así.— Admití.— Pero dejemos eso de lado, ¿Si? —Bueno.— puso su mano en su barbilla para poder pensar mejor.— Ya se que darle a liv. —¿Qué cosa?— sonrió emocionada. — Ella dijo que quiere algo de Carlos. — comenzó a contar.— Pero que no lo quiere decir porque el tío maxie es celoso. — Es un envidioso.— corregí.— creó que debe haber una tienda por aquí. Comenzamos a buscar entre las tiendas, hasta que dimos con la indicada. Habían cosas de los rookies y pilotos que ya se habían retirado. — Mami y si le compramos ese.— Señaló un casco.— se ve bonito. — Ese está bien, Liefje.— acepte. —No, mejor esté.— Señaló un Carlos de cartón.— Esté va a gustarle mas a Liv. — ¿Tu crees?— ella asintió.— entonces ese llevaremos. (....) —Mami, ¿Me prestas tu celular para hablar con Lew?— pidió con una sonrisa. — Está bien.— Se lo dí.— Dejá me voy a bañar Ella asintió y se fue a recostar a la cama, comenzó a hablar con el piloto. Entré al baño y me despoje de mis prendas, prendí la regadera, y dejé que el agua cayera por mi cuerpo. Mientras las gotas de agua caían por mi cuerpo, la culpa de haberle mentido a mi hija me invadía. No le podía decir que no estaba comiendo bien porque me dijeron que había subido de peso, yo no lo había notado pero mis jefes si, y me dijeron que si no bajaba lo que subi, me iban a despedir. —Flashback— —¿Has estado comiendo de más?— Pregunta confundido mi jefe. —Lo normal, ¿Por qué?— Lo miré insegura. —Te ves gorda.— Señaló mi cuerpo.— Y eso no me va a gustar al público. —Yo me veo igual.— Murmuré. —Tu porque te mientes a ti misma.— Bufó el mayor.— No quiero modelos gordas. —Pero si ya hay modelos..— Quise protestar pero me interrumpió. — No me expliqué.— Aclaró su garganta.—No quiero que son delgadas, se vuelvan unas gordas. — Pero sólo debieron ser dos kilos.— Se encogió de hombros. — No me interesa, vuelves al peso que tenías o ya no habrá más pasarelas.— Me dió un ultimátum, dejándome sorprendida.— Tu decides. — Yo...— balbucee. —¿ Entonces?— enarco una ceja.— ¿Qué vas a elegir? —Bajar de peso..— Asintió satisfecho. — Te tienes que mantener en ese peso o menos, para el 20 de noviembre.— Indico, mientras leía sus notas. — ¿Sabes lo difícil que es mantener un peso, teniendo un hijo?— Pregunté incrédula, solo se encogió de hombros. — Yo te dije que no tuvieras a la mocosa.— Siseó molestó.— Pero tú no quisiste deshacerte de ella. — No quise porque era mi decisión.— contraataque, antes de levantarme de mi lugar.— Si eso es todo, me retiro. — Perfecto, esperó y peses sesenta y ciento.— Tarareo.— Ten lindo día. —adios.— Salí de la habitación. —Fin del Flashback— Cerré la regadera y me envolví en una bata, salí del baño, y comencé a buscar mi ropa entre la maleta. Mi hija estaba hablando con el piloto británico, mientras me cambiaba, ahora estaba en ropa interior. Mientras buscaba ropa para dormir, tenía una bata de seda, shorts cortos y unas camisas cortas. —¿ Y Soph?— sonreí al escucharlo preguntar por mí. —¿Quieres verla?— Preguntó mi hija sin malicia. —Si. — mirá ahí está.— me señaló con su dedo. — ¡Liefje!— Reprendi.— pon la camara para ti. Ella Asintió.— ¿Estuvo mal? —Un poco, me vió en ropa interior.— Señalé lo anterior. — Pero modelas con ropa así.— Dijo confundida. Escuché la risa del británico. — No es lo mismo, Liefje.— Aclaré comprensiva. — ¿No estás enojada?— negué.— Que bueno, no quería que te enojaras conmigo mami. —Fue un accidente madd.— besé su mejilla. —Esta bien.— sonrió.— Y si te quedas hablando con Lewis en lo que voy a bañarme. Asentí, ella corrió al bañó con sus cosas y se encerró. — Linda ropa interior.— Bromeó.— ¿Era rosa? — No, era beige.— Aclaré.— Yo pensé que eras un caballero y te voltearias. —Lo soy, solo que mis ojos no quisieron dejar de ver.— Dijo sin una pizca de vergüenza. —Vaya.— Reí.— — No quiero sonar grosero pero, te ves más pálida.— Señaló, mientras veía mi rostro con atención.— Y una personita me dijo que te desmayaste. —Maddison.— Murmuré. — No le digas nada, me lo contó preocupada.— expresó con una mueca.— ¿Por qué no has estado comiendo? — Tengo una vida ocupada y estresante.— Mentí un poco. —Yo también la tengo y aún así como.— me miró acusador.— Estás preocupando a addy. —Solo será hasta que pase el desfile del Veinte de noviembre.— Admití apenada. —¿Por qué dejaste de comer bien?— me miró con los ojos entrecerrados. — Acuerdos de trabajo.— Dije cortamente. — ¿Y? No puedes poner en riesgo tú salud.— mire hacia otro lado. —Si puedo.— me miró con una ceja enarcada.— son pequeños sacrificios que tengo que hacer, para darle todo a mi hija. —No es la manera.— evité su mirada.— ¿Puedo decirte algo? Asentí.— Si, claro. — Sin llegar a ser irrespetuoso.— enarque una caja.— Estás preciosa en todos los aspectos. Parpadee sorprendida por sus palabras.— ¿Cómo? — Estás preciosa en todos los aspectos.— Repitió.— No necesitas poner en riesgo tú salud. — El idiota de mi jefe no piensa lo mismo.— reí amargamente. — Tu misma lo dijiste.— Enarque una ceja.— Está idiota, no necesitas bajar de peso, así te ves guapa. —! Lew!— mi hija se acercó con el ceño fruncido. — ¿Que paso, addy?— ella arrugó la nariz. — Dijiste que no ibas a decir cosas así.— Lo miró acusadora. —Lo siento, hable del enojó.— Se disculpo mirando hacia otro lado.— Ya no lo diré. —No se...— El moreno rió.— Espera, !¿Le dijiste a mi mami que es bonita?! —Si.— Admitió y mi hija dió pícara.
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