Faltaba poco para tocar unos de los árboles del lugar, el sol ya se había escondido. No veía nada, solo avance con miedo de la noche siguiendo a encontrarme un animal peligroso. Pero mientras avanzaba vi a un joven caminar hacia mi.
Era un humano, no parecía una mezcla como decían los comentarios populares. Llegaba una antorcha, una túnica café con una armadura en el pecho. Además de una calza larga. Su cabello era corto y castaño, sus ojos negros y su cara redonda, su piel era trigueña.
—¿Que hace por estos lugares, humana?
Me llamo la atención que dijera eso. El era un humano también y le contesté lo más claro posible.
—Busco refugio en este país. Tuve un problema con un héroe y huí de mi ciudad.
—No me diga es usted una ladrona, esos que quieren aprovecharse de las buenas personas y les quitan todas sus cosas, por favor váyase.
Aunque tenía razón, por aquí habían muchos ladrones y por eso está ciudad se ganó esa fama, pero era imposible irme a otro país. No tenía dinero, ni nada por el estilo. Pensé en agredir a aquella persona como última opción, pero el fue un poco compasivo a mi situación.
—Esta bien, la ayudaré a entrar a la ciudad. Si comenté algún crimen, será exiliada del lugar. No lo hago por usted. Solo es por las hora en las que se encuentra rondando el lugar. Hay personas muy peligrosas por este sitio y seria una irresponsable mi dejarla a su suerte en medio de la nada.
De un momento a otro cambio su discurso, me llamo al atención eso. El se dió la vuelta y camino hacia uno de los árboles. De la nada lo toco y alguien le abrió, era un puerta secreta.
Fue increíble, como alguien que recién conocí este país me quedé muy sorprendida y solo me deje guiar de esa persona.
Era todo un pasadizo, lleno de antorcha y bien hecho tal vez cabían unas diez personas aquí.
Un sujeto con capucha nos había abierto, era muy misteriosa aquella persona, por lo cual yo no le pregunté nada a la persona que me guiaba. Es más empecé a dudar de él.
Caminamos bastante. Hasta que por fin llegamos a una puerta que el mismo abrió y aparecimos en un bar lleno de enanos. Fue algo bastante incómodo con lo que viví con el supuesto héroe.
Todos nos ignoraron, pero aun así, estábamos al frente de otra algo violento, lo mejor era no buscar problemas. Cuando salimos de allí aparecimos en una calle solitaria.
—Entonces, ¿a dónde vamos?.
—Te llevaré a una posada al norte de la ciudad. Desde ahora quedarás a tu suerte solo no te metas en problemas. Tu eres solo una humana, y estás en un lugar extraño.
El siguió caminando hacia allá. No le tenía miedo a la soledad de estas calles. En el fondo está feliz de que un desconocido se preocupara tanto por mi.
[...]
Llegamos hacia el sitio que el me había hablado y el se fue. Cumplió su promesa de ayudarme.
No tenía nada para pagar la posada, pero me recordé de algo. Una Manilla de oro que tenía en el brazo. Fue lo único de valor que me quedaba. Tal vez fue por eso que el me ayudó.
Me tocó arrancar una de las diez pepitas que tenían la manilla. Estás eran del tamaño de una lenteja.
El encargado de la posada era un elfo que la observo por un buen rato. Hasta que por fin dijo algo.
—Con esto paga una semana de estancia aquí, debe ir al piso de arriba, el último de pasillo
Sin dudarlo subí hasta allá y entre a la habitación. Yo tenía una llave para abrir la puerta. El lugar no era lo que esperaba, pero por lo menos podría pasar la noche de la mejor forma.
[...]
Salí temprano de ese lugar. Me amarre del brazo la manilla para evitar que alguien me la viera y me la robara. Salí a buscar trabajo para vivir en este lugar.
Cómo era de esperarse había muchas personas y la mayoría eran semihumano. Unos tenían esas orejas puntiagudas otros solo tenía la altura y uno que otro rasgo.
Trate de parecer normal, pero mi acento no me ayudaría mucho. Me encontré de frente con unos jóvenes. Me sentí feliz, por fin otro humano joven.
Estúpidamente me di cuenta que eran ladrones, solo por seguirlos me hice su cómplice. Robaron a un hombre ya salieron corriendo. Por miedo también tuve que hacerlo.
Ellos parecerían no eran más que adolescente sin hogar, que robaban a las personas más adineradas de la villa de esa ciudad.
Sin saberlo me uní a ellos en uno de sus robos, pero para mí desgracia. Esto era una trampa. Un chico hombre de con armadura me puso una espada en la espalda.
—Por órdenes de la guardia real. Queda usted detenida, baje su armas.
No estaba dispuesta a perder mi libertad, y me puse en guardia contra el.
—No me voy a dejar capturar lo lamento.
El se rio y guardo su arma.
—Te recomiendo que te vayas, a ti no te había visto. Y esas personas con las que andas son peligrosas han matado personas y van a ser ejecutadas. Nadie los salvará de eso.
—¡Son personas sin hogar!, ¡en esta ciudad no hay oportunidad!
Me enoje mucho le alcé la voz, pero el me contestó.
—Todos ellos son desertores con ciertas anotaciones. Uno de ellos mato a un príncipe de esta ciudad m ¿Los acompañaras en su ejecución?.
Sus palabras me dejaban ver su preocupación hacia mi, pero me parecía estúpido. Yo no le importaba a nadie y menos a el, que era un desconocido.
—¿Quien eres?, ¿Crees que puedes convencerme?.
Mientras esa persona me tenía atrapada, oi unos pasos venir de hacia nosotros, trate de ponerme en guardia, pero el se paró frente a los y el guardia comenzó a hablar.
—Buenas aventurero Pernía. Ya fueron capturados y ejecutados todos ellos. Se resistieron al arresto y solo pudimos terminar con ellos. Por hoy se cumple su misión, mañana el gremio le dará la recompensa por su participación.
Aquel hombre era el mismo de ayer, solo que estaba vestido como un guardia, sin dudarlo pregunto por mi.
—¿Y esa chica?—pregunto el.
—Ah...ella, es una persona que se asusto al ver eso, no es de aquí.... No sé preocupe yo la voy a guiar.
—Eh...no...yo me encargare de ella. Es una conocida.
El guardia nos miró un poco confundidos, pero yo no dije nada. Deje que esa persona me ayudara. Pude haber muerto por lo que pasó. Me calme un poco y comencé a pensar en que hacer, para poder agradecerle ese gesto a él, pero el habló primero.
—Te dije que evitarás los problemas a toda costa y es lo primero que hiciste. Tienes suerte de que yo estuviera aquí o si no tendrías la misma suerte que ellos.
El me tomo de hombro a las malas y nos alejamos de ese lugar. Simulando un arresto.
[...]
Terminamos en un restaurante hablando.
—De verdad, no se qué hacer contigo, estás en una de las ciudades más inseguras de Abadía. Y no sabes lo que pasa a tu alrededor.
—Eh...¿podrías explicarme?.
—Tardaría días en contarte y eso que no lo se todo.
Mientras el se rascaba la cabeza un elfo llegó a nosotros. Tenía rasgos finos
orejas puntiagudas, cabello rubio y ojos verdes, alto y bastante joven.
—Hola, Henry, ya completaste tu misión?.
Me llamo la atención, ese elfo, era extraño, al parecer era uno puro.
—Eh...si, pero tengo un problema esta chica llegó a esta ciudad ayer, y no sabe lo peligrosa que está ciudad. Ya se metió en problemas hace unas horas. Logré ayudarla, pero lo volverá a hacer otra vez.
—Ya veo....eh...¿Vienes con nosotros?.
No sé qué ideas se estaba haciendo el, pero de escucho de una forma muy amable.
—¿Que...pero...pero.. Saul...tú dijiste que nada de chicas?. Nada de romance Nada de eso..
—Cambie de opinión, desde hoy aceptaremos a todos el que quiera pertenecer a nuestro grupo. ¿No querías ser un héroe?
—Si, pero.....
—Bienvenida al grupo—Me dijo.
Ni siquiera había dicho que sí y ya me había metido en su locura, de todas maneras yo no tenía nada, ni nadie en este mundo, que más daba.
Los dos parecía que estaban discutiendo por mi. No me atreví a intervenir en eso. Hasta que el habló.
—¿Entras al grupo o no?—Me pregunto el elfo, sonriendo un poco.
—Eh.....¿y que ganaría con eso?—Le pregunté un poco desconcertada con su actitud.
—Bueno, viajaras por el mundo, conocerás gente de todas partes y tendrás un trabajo fijo.
El se veía seguro al decirme eso, no se si era lo joven que parecía, o esa sonrisa que lo hacía ver humano. Aunque no lo era. Su altura y sus orejas dejaban claro que era un elfo. Me pregunte ¿Porque será que los humanos y los de orejas puntiagudas se llevaban tan mal.
La propuesta que me hacía ese elfo era tentadora viajar para mí era tal vez un sueño. Vivía toda mi vida en ese reino de nobles puritanos. La oferta se veía muy alentadora. Así que rápidamente tome una decisión.
—Acepto ir con ustedes, pero bajo una condición. Yo me puedo ir en cualquier momento. Ser aventurero es peligroso. Eh escuchado algunas historias que no me agrandan mucho, pero es mejor que estar entre un montón de desconocidos y en esta ciudad.
El elfo sonrió y relajo las orejas.
—Ok... Cómo primera misión debes cuidar a Henry a toda costa.
Mi expresión fue de total fastidio. ¿Porque me decía eso?. ¿Creí que yo era ese tipo de mujeres?. Creo que hice un gesto al escuchar eso.
—No es lo que piensas, es solo que a estado ganando fama y no falta la mujer que quiera seducirlo o truncarle el sueño. Es solo algo momentáneo. El es demasiado amable y lo engañan fácilmente.
En ese tenía razón yo pude haberlo herido y el no se habría dado cuenta. Sonaba divertido yo no tendría que pelear con nadie, solo espantar a las chicas que se le acercarán y viajar, es fue lo que pensé, pero el elfo volvió a hablar.
—Ah...se me olvidaba. Tu te encargaras de darle el visto bueno a los nuevos integrantes.
El se veía muy seguro, yo no sabía porque, me empezó a dar miedo. Hasta el chico se sintió un poco raro por eso y hablo.
—¿Porque le das esa responsabilidad?,¿Tu no puedes?.
—Si, pero tengo que abandonarte por una semana, no puedo dejarlo solo. Y que haga alguna estupidez. Tu pudiste hacerle algo y el no se habría dado cuenta ¿o no?.
De una me lanzó al agua, Henry era muy ingenua. Yo tuve la oportunidad de hacerlo.
—Eh...si, en muchas ocasiones mientras caminábamos me dio la espalda.
La expresión de Henry era de vergüenza después de hacer eso.
—Saul...tu tienes la culpa. Debiste decírmelo. Hace tiempo, pude morir.
Ambos empezaron a pelear. Fue como la discusión de dos hermanos. Me empecé a reír era como un ambiente familiar.
El elfo solo se reía ante los reclamos de Henry. No entendía bien esas cosas como misiones, solo escuché rumores, más no lo tenía claro. Todo lo que hacían. Estas dos personas parecían tranquilas con respecto a esto. Decidí seguirlos en su viaje, sin saber que me encontraría. No tenía nada en esta en este país que me retuviera, con mi reputación en el piso lo mejor era irme lo más lejos posible.