Primera misión

1650 Words
Por iniciativa de Saúl, salimos de la ciudad ese mismo día. Subimos a los carruajes de la caravana que había iban a Abadiap. Solo que el elfo pago la carretera completa y no dejo subir a nadie más. El hombre que lo conducía era un elfo que escondía sus orejas. A mí me llamo la atención esto. Había mucho odio entre las razas de los elfos y los humanos. Saul era un elfo, pero me trataba normal. Yo me sentía bien en ese viaje. Incluso le agradeci por ayudarme y se comporto normal. Lo raro es que el no iba a con nosotros. Yo estaba al lado de Henry, que estaba medio armado, tenía un espada, un escudo y tenía otras armas escondidas. Cuando arranco caravana el me empezó a hablar. —¿Por qué aceptaste unirte a nosotros?. —Me pareció divertido….además yo ya no tengo a dónde de ir. Tuve problemas cuando salí de mi ciudad. Me pareció interesante, el es un elfo y tú un humano. —La verdad, yo no soy del todo humano. Uno de mis bisabuelos es un elfo. —Entonces, ¿Puedes hacer magia?. —Si… Ahora entendía porque se llevaban bien y estaba en esa ciudad de mezclas. Lo raro es porque querían que yo me les uniera. Así que le pregunté. —¿Por qué tu amigo me pidió que me uniera a ustedes? —La verdad, creo que el quiere que tú seas mi esposa. La cara se me puso un poco roja y me enoje cuando escuché eso. El me miró y quiso tranquilizarme. —No te enojes, el es así, llevamos meses y busca con quién acercarme. No creo que tu y yo seamos más que amigos. Lo dijo de una manera tranquila, así que yo estaba un poco confundida. Cómo si no le importara el romance mucho. Aunque me dejo más tranquila, aunque ya sabía a qué atener con ese elfo. Seguimos avanzando en la noche. Sin saberlo me dormí en el hombro de Henry que tal vez no durmió en toda la noche. Era como si no necesitara descansar. Yo había utilizado su hombro como almohada y lo tenía tomado. Medio trate de abrir los ojos completamente y le hable. —Tu no duermes…¿cierto? —Es una herencia de familia, a veces no puedo dormir, pero no siento cansancio. La verdad me lo han dicho mucho. Incluso mi padre también tenía eso. Tuve algo de curiosidad, pero el de una ves me definió eso… —Mis padres están muertos…ellos intercedieron para traer la paz entre elfos y humanos, pero murieron traicionados. Ese chico cada vez me daba más curiosidad, era bastante interesante, medio elfo, y sus padres unos mártires que solo querían traer la paz al mundo. Lo tome de la mano solo para demostrarle el pésame y el me habló. —Eh…¿Qué haces?. —Solo quiero darte algo de consuelo. —No hagas eso, no me gusta. Eso fue algo extraño. Me aleje un poco de él y me puse algo roja, era como si yo lo estuviera enamorado o algo así. Todo se puso raro entre nosotros que no volvimos a hablar. Hasta que llegamos a Abadia. Salimos del carruaje y el hombre nos hablo. —Fue un gusto viajar con ustedes, que le vaya bien en su matrimonio. Eso fue bastante incómodo ya me imaginaba la explicación que Saul le dio a aquel hombre, pero asumí que debía ser así. Esta ciudad tenía un costumbre tal particular, ningún hombre podía estar con una mujer por ahí, sino fuera familia o esposos, ese elfo era todo un loquillo. Nos fuimos de ese lugar, directo a un lugar donde vendían ropa, al principio pensé que era para el, pero resultó que eran para mí. El me la eligió. —Toma, te verás hermosa con ella. El se puso rojo, no se porque se tomaba tantos molestias. Había una señora de edad que atendía el lugar, un poco más pequeña que nosotros. De ojos negros y cabello n***o algo gordita. —Su esposa se verá bonita con esto. Ya lo entendía, la ropa que yo tenía no era la adecuada para este lugar, así que el me ayudo a vestirme para esta ocasión. […] Según los gustos de Henry, me vestí, después de eso el se mostró algo tímido conmigo. Era una situación incómoda para los dos. Caminamos juntos como amigos hasta el gremio de la ciudad. Las casas de este lugar eran en su mayoría de madera y de dos pisos. Algunas de piedra pulida, la mayor de color café. A mi parecer desde afuera esto era biblioteca, pero al ingresar Henry. Ese sitio parecía un bar. Había mujeres humanas que servían cerveza en diferentes lugares, pero su forma de vestir era algo exhibicionista, demasiado. Toda la gente del lugar era humana ningún elfo, enano y hobbit. Todos lucían algo atemorizantes. Yo no mire a ninguno a los ojos, solo seguí A Henry. Allí la persona encargada de la recepción era un hombre serio, alto y peludo una inmensa barba negra y unos ojos verdes como el pasto. Su cabeza era redonda como un balón, además estaba algo gordo. Era para la primera vez que estaba allí, así que me sentía extraña. Este lugar parecia un lugar de mala muerte tomé a Henry de la mano fuerte. El no me dijo nada. El hombre que estaba encargado de la recepción por fin hablo. —Bienvenidos al gremio de Abadía. Yo estaba un poco intimidada. Henry estaba normal, no mostró estar nervioso ni nada por el estilo. —Soy Henry Pernia, vengo por una misión al sur de este país. El hombre arqueo la ceja un poco y le hablo de una forma denigrante. —Ah…eres tú el elfo, ten cuidado te pueden matar aquí. Solo te puedo decir que ya muchos hay tratado de hacer está misión, pero no han podido completarla. Todos murieron. Vamos a ver si una adicta como tú puede con esto. —Ey…el también es en parte humano. Usted no puede decirle eso a él. —Niña, esta es la cuidad más fría con respecto a los elfos, lo pueden matar. Veo que tu eres su esposa. Lastima mejor prueba un hombre de verdad. Me enoje un poco y quise decirle algo, pero el me detuvo. —Cálmate, es normal. Yo aún seguía enojada quería golpear a ese hombre, pero me calme por ordenes de Henry. Los dos salimos como si nada, yo me puse a pensar que quiso decir ese hombre con un hombre de verdad. Yo sabía que los elfos y los humanos solo se diferenciaban por sus orejas y su belleza física. No entendía que quería decir con eso. Mientras pensaba solo seguí a mi compañero por todo ese lugar hasta que llegamos a un hospedaje y tuvimos que pedir una habitación. Aunque no quisiera debía a acostumbrarme a estar con en la misma habitación y aprender de el. Henry se sentó en el suelo al lado de la cama como enojado. Yo lo seguí. —Estas enojado por lo que te dijo ese hombre. —Por tu culpa, no debiste hacer eso, yo ya me acostumbre a esos tratos, la próxima vez no interfieras. Lo ví algo enojado y no le dije nada —Con respeto a lo que dicen de un hombre de verdad. Los humanos consideran a los elfos mujeres, pues algunos son algo lindos. Yo soy un humano, pero me consideran un elfo por tener esa descendencia. —Ok, te entiendo, yo también te veo así, nunca me imagine eso de ti. Te veo de arriba y abajo. Eres un humano. —Bueno eso no importa puedes dormirte ya. En la noche saldremos, comeremos algo e iremos a la zona norte de Abadía allá hay una rara criatura que ha matado rebaños y ahora empezó a matar persona debo ir y terminar con eso. ¿Tu sabes manejar un arma?. —Eh..si… —Comprare una espada para ti, no sé que tan difícil se ponga esto. Me reí internamente. No se en que momento me metí en eso, no espere que el me propusiera estar peleando con monstruos. Me recosté a un lado de la cama. Fue un poco incómodo está situación. Estaba en esa habitación con el, a pesar de todo el era un hombre. Estaba algo nerviosa, que al final no dormí. Oi la voz de Henry de un momento a otro. —Ya casi anochece…. Vámonos…debemos buscarte un arma e ir a las granjas. El seguía igual de serio no parecía estar interesado en hablar más conmigo solo se concentro en su misión. […] Cuando se salimos del hospedaje, vimos a muchas personas que se estaban dirigiendo a sus casas, aún era muy temprano, para nosotros era algo raro. Pero seguimos caminando, con rumbo a la casa de algún herrero. Encontrarnos una que estaba apunto de cerrar. El nos miró de arriba abajo. El sitio era de roca rústica y solo tenía una puerta de madera. Las ventanas tenían barrotes por alguna razón. Aquel hombre era calvo y tenía un barba bastante extraña de color rojo como la sangre, sus ojos negros y era algo acuerpado. —No son de aquí cierto?. —No—respondí yo de una vez. —¿Necesitan un arma o una armadura? —Una espada—comento Henry. El hombre empezó a mirar varias armaduras hasta que al fin pudo decidirse por una. Era algo normal recta y con algunos problemas en la estructura. —Son 20 Abad. Eso era mucho dinero prácticamente dos viajes. Henry no dudo y se los pago de una. El hombre guardo la espada en una funda y se la entrego. Dio la vuelta, me miró y salimos de allí. Me quedé en silencio, por la forma en que paga y compraba todo el era rico.
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