Raro incidente

1672 Words
Después de unas horas llegamos a ese lugar. Se veía solitario. Henry se veía muy serio, tanto que me temblaban las manos del miedo. Estábamos en una granja por unos pastizales los dueños del lugar se fueron y nos dejaron todo a nosotros solos en ese sitio. —Si tienes miedo puedes irte. En pocas palabras me había dicho gallina. No me gusto y saque fuerza para esto. —No te preocupes yo me quedo. Solo te cuidare la espalda un rato. Yo sabia defenderme, me crie en una ciudad peligrosa, así que aprendí a manejar armas, no a luchar porque obviamente un hombre me ganarían, solo los lastimaba dónde mas le dolía y salía corriendo como si nada. Aquí solo debía acompañarlo, el se veía muy fuerte a mi parecer. Estábamos por un lugar donde cultivaban maíz. Henry estaba como si nada. Hasta que sentimos la presencia de algo. Y el saco su espada. No la había visto el la tenía en una especie de funda, era plateada con una que otra marca dorada. Los ruidos se hacían intensos, era como un perro, pero con un tono muy agudo. Yo me asuste un poco, tanto que también saque mi espada. La criatura salió y dejo ver su forma. Era como un tipo de lobo, pero con rasgos humanos. —Un hombre lobo. —Henry, ese es un mito que se inventaron para espantar a la gente. El se quedó en silencio como si nada y intento matarlo, pero la criatura era muy rápido. Lo logro rasgar, pero solo fue muy pequeño. Henry se veía tenso. Lo entendía, un animal no era tan complicado, pero esa criatura tenía uno que otro comportamiento razonable. Lastimosamente para nosotros aparecieron más de esos monstruos. Ni mi espada parecía util en ese momento. Pensé que Henry era un inútil como héroe, pero escuche una voz bastante extraña. Parecía un canto de elfo. Yo me quedé impactada. Era el, ahora ya tenía claro que era un elfo de verdad. Lo abrace por la espalda mientras cantaba. Me daba miedo que algo me atacara y pensé que el había hecho algún tipo de escudo, pero no fue así. Canto un hechizo para dormir a los monstruos. Fue inesperado que hiciera algo. Hasta a mí me dio sueño —No te duermas por favor, esto no a terminado. Hay que esperar al amanecer para capturar a estás personas. Puede ser contagioso. Hay que informar al gremio. —Pero…los vamos a dejar aquí. —Son personas…matarlas no estaría bien. —Ok, vámonos Henry y yo nos fuimos juntos en medio de la noche, teníamos unas antorches para iluminar nuestro camino. Fue algo bastante raro para los dos. Está ciudad tenía una brisa extraña la noche estaba despejada. Una luna hermosa nos observaba, era propicia para este tipo de eventos que parecían solo leyendas para asustar a los niños. […] En medio de la noche nos dirigimos al gremio en la más increíble soledad como si todos supieran que estaba pasando, ni el castillo tenía las antorcha encendida. Era increíble que todos me esa ciudad sabían eso y no nos avisaron. En pocas palabras nos habían enviado a morir en esta misión. Ni siquiera ellos pensaban que Henry fuera capaz de terminarla. Las antorchas y la luz de la noche nos iluminación el camino solitario por muchos lugares. Tomé de la mano a Henry, tenía miedo, jamás había estado en esa ciudad, ni había visto esa soledad tan aterradora. El no hizo nada, pensé que se molestaría y me pediría que le soltará la mano, pero no lo hizo. Cuando llegamos al gremio. Solo habían unas cinco personas, la mayoría aventureros borrachos. Con sus armaduras y armas en el piso. Nos abrió la puerta una de las camareras que tenían una forma de vestir indiscreta. Nos dirigimos a la recepción y estaba aquí hombre barbudo que había insultado a Henry. —Ah…eres tú…aun sigues vivos. ¿Bueno que encontraron? —Una extraño caso de hombres lobos o algo así. —Interesante…¿los mataron?. —Estas durmiendo. —Bien…¿te mordieron algo así? —Eh…no. El lo miró en el brazo como si buscara una mordida. De la nada saco una espada roja como la sangre. —Elfo…Lobo… Henry cerró los ojos por un momento y hablo. —Nadie se convierte en eso. Ellos son experimentos de alguien. Si fuera así, muchas personas estarían convertidos en esas cosas. ¿Estoy mal? —Elfito, estás en lo correcto. Hace semanas llegó un mago, bien vestido y educado, trajo comida y cosas extrañas. De un momento a otro se fue. Algunas personas desaparecieron y se convirtieron en eso. Mataron algunos animales y después a otros seres humanos. Se opto por matarlos, pero fueron asesinados por esas criaturas. —Entiendo, pueden encerrarlos en un lugar y buscar a los magos de otros países, si ese hombre hizo esto aquí. Pueden haber más monstruos así. Ese hombre tenía un comportamiento algo cambiante. Se notaba que no le gustaba Henry, y quería que muriera allí. Sin embargo vio que no era cualquier aventurero y dejo de comportarse de forma grosera. El salió de la recepción y llamo a aquellos borrachos. —¡Levántese! Ellos más o menos se levantaron y lo miraron. —Vayan a las granjas. Hay que amarrar unos bestias, y buscar ayuda de otros gremios par curar a esas personas. Los tres hombres, eran bastante acuerpados, parecían enanos por su musculatura. Todos tenían cascos y pechera para proteger su cuerpo. Tomaron sus armas y se prepararon para irse. Mire a Henry, el estaba tranquilo, parecía como si ya hubiera visto algo así. —Entonces, ¿vamos con ellos? —Nuestra misión era eliminar o inmovilizar a esas criaturas, tenemos que irnos a Bert. Allí nos encontraremos con Saúl. Eso quedaba a días de aquí. Eso quedaba en otro país y lo peor es que era un ciudad muy complicada. Demasiadas reglas para vestir, además era muy conservadora. Me fastidiaba eso, además era una ciudad de ricos. El noto mi expresión y me habló de eso. —¿No te gusta esa ciudad?. —Bueno…eh escuchado algunas cosas que realmente me hacen me dan ganas de no ir allá. —Yo nací en ese país. Te gustará, allí no hay problemas por razas. Tanto los humanos, elfos y semihumano. No estaba segura, yo solo le seguí el juego a él y a Saúl, porque no tenía un lugar a dónde ir y sentía curiosidad por conocer otros lugares. Termine aceptando, pero con una condición. —Si, pero necesito que hagas algo. —¿Qué cosa?. —Quiero que ser una aventurera como tú. No quiero ser tu esposa, ni tu acompañante ¿Está bien?. El se sorprendió, tal vez pensó que yo lo seguiría solo por qué si. —Ah…Está bien. Cuando estemos en Bert, iremos a un campo de entrenamiento. —Ok…está bien. La cara de Henry mostraba que aún no podía con la sorpresa. Estaba sin palabras. […] Al amanecer nos fuimos hasta las carretas que iban hasta más afueras de la ciudad. Ninguna nos llevaría a Bert, pero nos acercarían un poco a ese lugar. Cómo en el viaje anterior pagamos carreta completa y solo estábamos los dos cada uno al lado del otro. Cómo precaución Según Henry, aunque con cierta distancia. Nuestro viaje comenzó otra vez, pero sería más largo y pesado. Mientras pensaba en lo que sería nuestra estancia en esa ciudad. Henry me empezó a hablar. —¿Por qué quieres ser aventurera?. Digo…eh pensé que querías viajar y conocer lugares. —Eh…yo, tuve problemas con un héroe, por su culpa tuve que huir de allí. —Entonces, ¿quieres vengarte de él? Ante la curiosidad de él chico, no tu más que seguirle el juego. Yo no me quería casar ni nada por el estilo. Sabia que era casi una obligación a esta edad. Solo lo veía en ese momento como un hombre más. No vi en el algo que me llamará la atención. […] Cuando cayó la noche las carretas se detuvieron un poco debido al frío y al cansancio de los caballos. Yo tenía una ropa prácticamente nueva la anterior la bote. Debía bañarme en la próxima parada, por el frío no sentía ganas de echarme agua ni nada, además estábamos en la intemperie y me daba vergüenza hablar de esto con Henry. El mantenía despierto, y veía muy pensativo. Cómo si algo le molestara, éramos dos desconocidos que viajaban juntos por el capricho de un elfo. Aunque era raro que Henry no estuviera casado con esa edad. Llegue a concluir que era por su condición de dos razas. Los elfos de alto rango odiaban eso, y casi que exiliaron a los niños producto de esas relaciones. Todos los que habían cometido esos actos fueron exiliados y ellos se refugiaron en otros países. Tal vez por eso, no se había casado o tal vez por lo que dijo Saúl una vez que muchas trataron de aprovecharse de el. Debido a su amabilidad. El frío se hacía más fuerte cada minuto más fuerte. Yo ya temblaba del frío. Henry llevaba un tipo de capa y me la puso encima. —No te quedes aguantando frío allí. —¿Y tu?, ¿Tienes alguna habilidad contra el frío? —No, pero ya me acostumbre a eso. Si eh estado en muchos lugares en este continente. Sentía mucha curiosidad por el y ese apellido Pernía, que era de el gran héroe Tebas y si hijo adoptivo Zen. Los dos quedaron en la historia del mundo y dejaron un legado que quedó en la basura por las guerras. Empecé a imaginar su relación con ellos. Aunque el era un elfo. Quien sabe tal vez hubo una generación de el que se mezclo con uno de ellos. Todo eso solo era mi imaginación, no había nada seguro, pero en algún momento le preguntaría por eso. Mientras tanto debía descansar y acostumbrarme a la viajadera y los cambios de clima
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD