CAPÍTULO TRES

1016 Words
DOMINIC   Estoy ansioso y no tengo idea por qué, bueno, en realidad si sé por qué, o más bien por quién, pero me niego a aceptarlo, no puedo ni siquiera pensar con claridad sobre qué significa todo esto; creo que he pasado la última semana en estado de negación, cuando me encuentro pensando en esos ojos azules y cabello rojo, me regaño a mi mismo porque sé que es sólo debido a lo peculiar que se comportó ella en su entrevista, y no a que realmente me guste; y cuando en la noche esos ojos me atormentan en sueños, me despierto agitado, con una enorme erección y tratando de convencerme a mí mismo de que los ojos azules son bastante comunes y no necesariamente tienen que ser los de ella.   Así que cuando el idiota que contraté para el puesto, quien a pesar de no ser tan incompetente como el resto de las asistentes que he tenido en los últimos meses, pero sí podía ser bastante lento a veces, al punto de desesperarme; simplemente no vino a trabajar una semana después de empezar, y luego no contestó sus teléfonos, ni sus e-mails por dos días seguidos, asumí que se había cansado del trabajo, como muchos otros antes que él, tuve que pedirle a recursos humanos que la llamara a ella y le preguntara si aún estaba disponible para tomar el empleo.   Odio admitir que me quedé sentado al borde de la silla, moviendo mis pies con ansiedad mientras esperaba a que la jefe de recursos humanos me devolviera la llamada informándome de la decisión de la chica de aceptar o no el trabajo, e incluso llegué a pensar en la posibilidad de ofrecerle más sueldo o llamarla yo mismo, en caso de que ella dijera que no; pero no tuve que hacer nada de eso, pues cinco minutos después, contesté mi teléfono al segundo timbre y suspire de alivio cuando me informaron que ella estaría aquí a primera hora del día siguiente para empezar su nuevo puesto como mi asistente personal.   Y después de recibir esa noticia, no pude dormir bien, pasé la mitad de la noche dando vueltas en la cama y yendo a la cocina a tomar agua o comer cosas que estaban en la nevera, pues no podía conciliar el sueño por mucho que lo intentara, y cuando por fin pude dormir, me soñé con ella, y esta vez no había duda de que sí era ella, pero que ella apareciera en mi sueño no fue lo extraño, sino lo que pasaba en él; pues básicamente soñé que ella estaba entrando a mi oficina a entregarme unas carpetas, y sin siquiera saber cómo o por qué, al momento siguiente la tomaba de la cadera y la subía sobre mi escritorio, mientras le besaba el cuello y tomaba uno de sus pechos en mi mano.   Ella envolvía sus piernas en mi torso y empezaba a besarme con mucha pasión. Después yo le arrancaba la blusa de un tirón haciendo que los botones volaran en todas las direcciones, mientras bajaba lentamente la copa de su sostén y tomaba uno de sus duros y rosados pezones en mi boca, haciéndola gemir en voz alta, cuando mis manos se empezaban a deslizar dentro de su falda, ella levantaba ligeramente las caderas para ayudarme a quitarle la ropa interior y yo empezaba a masajearle su centro de placer con mi dedo pulgar, haciendo que ella gimiera y echara su cabeza hacia atrás.   El sueño se sintió tan real, que cuando la alarma me despertó a la hora usual, gruñí con exasperación pues me desperté justo en el momento en que ella metía su mano en mi pantalón, sacaba mi m*****o duro y se inclinaba hacia él con sus labios carnosos; y mi erección era casi dolorosa, por lo que tuve que ayudarme con la mano para poder liberar un poco mis ganas, y luego ir a tomar una ducha fría para calmar el deseo que se esparció sobre mí como un fuego rebelde.   Esto no es bueno, ahora cuando la vea en la oficina tendré recuerdos sobre ese sueño tan gráfico y será difícil para mí concentrarme en lo que tenga que hacer, o en darle las instrucciones necesarias para que ella haga su trabajo; tengo que pensar en alguna forma de quitarme estas ideas estúpidas de la cabeza, ella trabajará para mí y no puedo tener ningún tipo de relación con ella aparte de la laboral, pues sé que eso traerá consecuencias desastrosas para mí y para la firma.   Tal vez si logro asustarla lo suficiente, ella no me hará esos ojos de cachorrito que todas las asistentes suelen hacer cuando empiezan a trabajar conmigo, cuando están tratando de coquetearme o ganarse mi afecto, porque estoy seguro de que si ella me mira de esa forma, con esos enormes ojos azules, no sentiré molestia como con el resto de chicas, sino que probablemente recordaré el sueño y no quiero tener que enfrentarme a las consecuencias de follarme a una empleada.   Aunque, si ella resultara ser mala en su trabajo y tuviera que despedirla, tal vez podría intentar follármela encima de mi escritorio antes de pedirle que recoja sus cosas y pase por su cheque de liquidación, pues estoy seguro de que ella no se negará, vi la forma en que me miró cuando entró a mi oficina y sé, por su expresión, de que ella me encuentra tan atractivo como yo la encuentro a ella.   Sí, tal vez esa no sea una idea tan mala, pues de esta forma, o ella termina asustada de mí y por lo tanto se concentraría en su trabajo, lo que a su vez lograría que yo me quitara de la cabeza cualquier tipo de escenario erótico con ella, o al final termina renunciando o haciendo algo que haga que la despida y entonces podré lograr cumplir esa fantasía que se instaló en mi cabeza, tal vez de forma permanente.   Sin importar lo que pase, de todas formas saldré ganando, y no hay algo que disfrute más en esta vida que ganar.
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