Wilbur Wallace Mansión Wallace Estaba sentado en mi silla favorita del jardín, di un pequeño sorbo a mi vaso de jugo de arándano, y comencé a comer, uno del personal me informó que William había llegado. No sé qué más quería decirme cuando ya lo había dicho todo. —Padre. —anunció minutos después, se quedó de pie a lado de mi dejando sus manos en el respaldo de la silla. —William. ¿Qué es lo que quieres? —pregunté en un tono frío, seguía enfadado con él por lo que había hecho. —Vengo a despedirme. —levanté la mirada hacia a él, mañana vuelo a Seattle y pienso quedarme allá a radicar por tiempo indefinido. — ¿De plano me vas a dejar? —tenía esperanza que recapacitara, pero por lo que estaba escuchando, no sería así. —Wilder…—lo interrumpí sabiendo a donde iba. —Wilder no tomará

