___Los saltos de Ángel sobre la cama hacían imposible que pudiera organizar su maleta con tranquilidad. Él se iba de vacaciones con mi hermano. O al menos, esa era la excusa perfecta que había encontrado para huir.
Esteban ni siquiera protestó cuando le dije que mi hijo pasaría unas semanas fuera. Todo lo contrario. Parecía hasta más emocionado que yo con la idea de tener tiempo a solas.
—Hola, cachorro. Cuándo vuelves —su voz me sobresaltó. Acababa de entrar sin previo aviso, cubriendo mis mejillas con besos rápidos y distraídos.
Ángel se rio con entusiasmo y respondió antes de que yo pudiera decir algo.
—Creo que en dos semanas. Mi tío va a visitar una de sus novias —dijo con la naturalidad de quien repite lo que ha escuchado sin filtro alguno.
Esteban le sonrió divertido y revolvió
