Capitulo 1

2036 Words
Nunca había visto algo parecido, eso fue lo que mas lo alarmo. Camino nuevamente hacia el ventanal que daba hacia la zona de entrenamiento, 17 pasos, los había contado muy bien; dio media vuelta y volvió a caminar la misma distancia hacia la puerta principal. No paraba de moverse de un lado a otro en la habitación con los brazos cruzados sobre su pecho y su mirada perdida mientras pensaba en el gran problema que tenía enfrente. La puerta principal se abrió con un movimiento fuerte y decidido, haciendo que el buen Samuel diera un brinco en el lugar donde se encontraba. Observó a un hombre cruzar el umbral de la puerta; robusto, apuesto, con el tono azabache en su cabello que tanto le caracterizaba, seguido de tres hombres mas con una contextura similar a la del primero. Samuel, aun con la angustia plasmada en su rostro, se inclinó en dirección a los recién llegados en señal de respeto. - Saludos, mis señores. El Alfa fue directamente hacia la silla principal de la mesa, sin siquiera responder al saludo. Los demás realizaron la misma acción tomando sus respectivos puestos, menos uno que decidió recostarse en la pared cerca de la ventana, con los brazos cruzados sobre el pecho y su mirada fija en lo que ocurría fuera de la habitación, mostrando indiferencia ante la urgencia con la que habían sido llamados: - Debe tener una muy buena razón para convocarnos doctor, muchos otros asuntos reclaman mi atención y el tiempo es oro. - Mis mas sinceras disculpas por interrumpir sus labores mi señor, créame que no es mi intención ser molesto – se escuchó un gruñido de parte del Beta que se encontraba al lado izquierdo del Alfa, estaban impacientes. Samuel trago saliva – Sin embargo, le puedo asegurar que si el asunto que tengo que tratar no fuera tan urgente no los habría convocado. - Sin tanta formalidad doctor, al grano. - ¿Acaso tiene que ver con los guardianes encontrados en el bosque? – Se aventuro a preguntar Aaron, la mano derecha del Alfa, con una suavidad en la voz que le dio fuerza a Samuel para continuar. - Así es, esta mañana me…- el doctor no pudo terminar la frase, pues se vio bruscamente interrumpido. - ¿Esto es enserio? – El Beta que se encontraba a la izquierda en la mesa tenía el ceño fruncido mientras hablaba- ¿Nos está haciendo perder el tiempo con esto? - Déjalo que termine Horacio. – Lo defendió Aaron. - ¿Acaso no lo ven? Es un tema que no tiene gran importancia, hay muchos asuntos que requieren la presencia del Alfa y estamos… - El doctor no es de los que nos convoca por cualquier cosa – dijo el alfa con voz tan profunda que hizo que reinara el silencio en la habitación. Miro fijamente al doctor dándole autorización para continuar. - Como les decía, esta mañana me llegaron los cuerpos de todos los guardianes que perecieron. Les hice los estudios respectivos a todos y cada uno, identificándolos y buscando la causa de su muerte… - ¿En que estado se encontraban? – pregunto el Alfa recostándose en la silla- ¿Todos estaban transformados? - No señor. Cuatro de ellos si lo estaban, en el punto máximo, fallecidos hace dos noches. Sin embargo, anoche perecieron los otros cinco que se encontraban en la fase dos de batalla. Intente buscar en las heridas algún rastro de su contrincante sin éxito alguno. Las mordidas en los cuerpos no se parecen a ninguna que yo conozca, y mucho menos que sean la causa de la muerte de algún guardián, pues son heridas que cualquier lobo podría auto-sanar de manera rápida durante una batalla, pero aun así están completamente abiertas. La saliva de lo que sea que los haya atacado tampoco coincide con la de los animales del mundo oscuro, ni hienas, dientes de sable, vampiros ni pensarlo, nada señor. Una vez más el silencio se adueño de la habitación, todos sabían que el asunto se estaba tornando demasiado oscuro y más porque no conocían que tipo de criatura era capaz de aniquilar no a uno sino a nueve lobos con el mejor entrenamiento en dos noches seguidas. Al cabo de un rato, una carcajada inundo la habitación; era de Horacio. - ¿Qué nos está queriendo decir, doc? Si dice que las mordidas y los fluidos no coinciden con alguna especie del mundo oscuro, entonces… ¿Los guardianes fueron atacados por un fantasma? Por favor, todos saben que los fantasmas no atacan de esa manera, pueden generar heridas graves en una batalla, pero jamás llegar a matar a uno de los nuestros. Sin tener en cuenta que prefieren estar en el mundo de los humanos, que son mucho más fáciles de poseer sin llamar la atención. - Eso no es lo que estoy queriendo decir – el doctor frunció el ceño, se estaba agotando la paciencia que tenía. Estaba demasiado preocupado para aceptar que alguien se burlara de un tema tan delicado. - ¿Entonces? – Pregunto Horacio, divertido al ver el efecto que estaba causando en la actitud del doctor. - Señor- dijo el doctor dirigiéndose al Alfa, ignorando por completo la sonrisa burlona del molesto Beta – No puedo decirle con certeza que animal es ni a que nos estamos enfrentando, pero yo creería que este asunto es delicado. Deberíamos contárselo a su majestad Hamilton. - Yo estoy de acuerdo – lo respaldo Aaron enseguida - no debemos tomar a la ligera a una amenaza como estas, que puede matar a lobos tan adiestrados como estos en tan poco tiempo. - Eran simples inexpertos que se dejaron ganar la batalla contra una amenaza mínima. - ¿Entonces como explicas que el doctor no haya podido identificar a su agresor? – Aaron rodo los ojos ante los comentarios inútiles de Horacio. - Incompetencia. – Puntualizo Horacio. - Se equivoca, mi señor – Todos voltearon en dirección hacia el ventanal, sorprendidos de escuchar por primera vez la participación de Matías en el tema, quien había dejado de recostarse en la pared, pero aun tenia los brazos cruzados sobre su pecho - Puede dar usted la opinión que quiera sobre este caso, pero jamás podrá decir que uno de los nueve hombres que ya no se encuentran con nosotros tenían algún rastro de inexperiencia. Yo mismo entrene a cada uno de ellos, y si llegaron a estar de guardia esas noches, no fue precisamente por tal defecto. Conozco el nombre de cada uno de los guardianes que perecieron y recuerdo perfectamente el momento en que les di luz verde para trabajar en campo abierto. - Escuche que hubo uno de los guardianes que se encontró con la cabeza separada del cuerpo… ¿Es verdad? – Pregunto Aaron, dirigiéndose a Samuel, pero antes de que el buen doctor pudiera contestar, otra voz lo bloqueo. - Es correcto – dijo Matías, caminando hacia la mesa de reuniones con la mirada fija en aquel que había osado insultar a sus guardianes – Yo fui el que encontró su cuerpo. Richard era uno de los capitanes más capaces de Black Night, incluso el Alfa estuvo presente en la prueba que realizo para obtener dicho puesto entre los guardianes. Al llegar a la mesa, se detuvo separando un poco sus pies dejándolos a la misma distancia que sus hombros, colocando sus manos en la espalda; con la mano derecha tomando la muñeca izquierda enderezo su cuerpo por completo. Matías sabía perfectamente que esta posición, la cual había aprendido desde cachorro, lo hacia ver imponente e intimidante, sobre todo frente a un tipo como Horacio. En efecto, al sentir la presencia de este en su espalda, Horacio sintió como le recorrió un escalofrío por todo el cuerpo, que nadie en la habitación logro notar. Al voltear, se encontró con aquel lobo de cabellos plateados y ojos turquesa viéndolo fijamente con un brillo peculiar en ellos, un brillo amenazante. - También me gustaría recordarle, mi señor, que el doctor aquí presente ha estado en dicho puesto desde que la mayoría de nosotros tiene memoria, siendo completamente eficaz y asertivo en todo momento en el cual se le necesitó, incluido usted mismo…Dicho esto, le pido de la manera mas atenta y acomedida que se abstenga de acusar al Doctor Samuel y a mis guardianes de incompetentes e inexpertos. Con estas palabras, Matías estaba tratando de controlar toda la furia que su cuerpo estaba acumulando desde el instante en el que había encontrado los cuerpos de sus compañeros, tirados y destrozados en medio del bosque, sin piedad alguna. Al ser el general de los guardianes era de carácter fuerte y de estilo estricto, sin embargo, se daba a conocer como alguien alegre y burlón cuando la ocasión así lo ameritaba; era muy extraño cuando se le veía de mal humor, hasta que alguien decidió meterse con sus guardianes. Aún tenía un hueco en el estómago y pasaba por su mente aquel momento donde le informaron la ausencia de un grupo de guardianes que cubrían su turno nocturno, junto con la desaparición del grupo de búsqueda… eso nunca había pasado. Tal vez una que otra vez entregaban su turno un poco tarde debido a pequeños imprevistos, pero sus guardianes se caracterizan por la obediencia y eficacia en el campo, jamás faltaban a su trabajo y mucho menos lo dejaban sin entregar… algo le daba muy mala espina. Ya era de madrugada cuando reunió a su grupo personal y emprendieron la búsqueda a lo largo del bosque, lo que los llevo finalmente a la zona noroeste, donde se encontraban los nueve cuerpos de los guardianes. Todos en el mismo claro del bosque, a un metro de distancia entre ellos, con los ojos abiertos de par en par y el terror impreso en sus rostros. No podía creer lo que estaba viendo, sus aprendices, sus guardianes, sus amigos… los que eran su familia. Cayo de rodillas en el suelo, con los brazos inmóviles a cada lado de su cuerpo, mientras observaba la cabeza del capitán Richard a solo unos centímetros de él. Uno de sus capitanes de confianza se le acerco informándole que ninguno de los guardianes que habían estado desaparecidos tenía signos vitales; además afirmo que cada uno de ellos había muerto en un lugar diferente del bosque, siendo arrastrados hasta aquel lugar donde se encontraban, pues había evidencia de esto en la maleza. Matías asintió lentamente, fue la única respuesta que pudo generar en ese momento ¿Por qué habrían hecho esto? Ellos nunca habrían provocado a nadie para desencadenar semejante reacción. Sus manos, que ahora estaban en la tierra, se cerraron fuertemente en forma de puños mientras apretaba la mandíbula; el que hubiera hecho esto, quien sea que haya sido, lo iba a pagar con sangre. La profunda y dominante voz del Alfa hizo que el general parpadeara varias veces, haciéndolo salir de sus recuerdos y volver a concentrarse en la conversación: - Estoy de acuerdo con Matías, no somos una especie que se pueda tomar a la ligera y mucho menos fácil de matar. Así que no se preocupe doctor, le informo que ya me comuniqué con su majestad Hamilton, contándole los últimos acontecimientos e informándole nuestra preocupación, pues sabia que esto no era normal y que tarde o temprano usted me lo iba a pedir. – Tomo una pausar para observar la sorpresa en los rostros de sus acompañantes, antes de continuar- De hecho, ya me llego su respuesta. - ¿Cuáles son las ordenes a seguir, mi señor? – Pregunto la mano derecha del Alfa mientras se ponía de pie, listo para cumplir las instrucciones que su majestad hubiera enviado. El Alfa camino hacia el ventanal, observando el profundo bosque que rodeaba el clan, como si se estuviera preparando para dar una noticia no tan satisfactoria para su persona. - Vamos a tener que abrir nuevamente las pruebas. - Mi señor, no estará usted hablando de… - Así es, Horacio – dijo el Alfa, dando media vuelta para ver el gesto de amargura que tenían los cuatro hombres allí presentes – Se reanudaran las pruebas de admisión para todos los lobos de los demás clanes.
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