Ginebra no estaba preparada para vivir está tragedia.

1934 Words

La música vibraba en las paredes del exclusivo bar subterráneo donde Jason Romano era el rey sin corona. Las luces giraban sobre la pista y las copas tintineaban al compás de los cuerpos sudorosos que se movían con deseo. Jason, impecable en su camisa negra ajustada y con un whisky caro en la mano, se dejaba llevar por el ritmo mientras una mujer delgada, rubia y atrevida, bailaba pegada a él como si fuera la última noche del mundo. —Mmm, no sabía que el jefe también sabía moverse —ronroneó la mujer, acariciándole el pecho. Jason sonrió de lado. Iba a responder cuando un hombre vestido de traje n***o, corpulento y con auricular en la oreja, se acercó por detrás. Era Rocco, su mano derecha. Lo conocía tan bien que bastaba una mirada para que todo el juego terminara. Jason se separó

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