Capítulo 11

1473 Words
Alfredo Petit —Fin de semana ¿Qué tiene de emocionante que lo sea si es más de lo mismo? lo único emocionante fue lo que paso con Catalina en plena madrugada, jamás pense que iba a atreverse a escapar de su casa por mí, de clases pues normal ¿Pero de su casa? quisiera entenderla en realidad pero por más que lo pienso no se me viene nada a la mente; aún estoy sorprendido que haya hecho el amor conmigo, fue tan pleno, pensar que fue su primera vez y el que haya decidido que haya sido yo el primero me enamora mucho más, ahora no sé si para ella significó lo mismo que para mi, fue tan maravilloso. —Alfredo hijo ¿Desayunarás con nosotros? —me dice desde la puerta de mi habitación interrumpiendo mis pensamientos y recuerdos—. —Bajo en un momento madre. —Te esperamos. —Tomaré una ducha rápida y bajaré a desayunar, aún siento a Catalina besando mi cuerpo, sus manos temblorosas por el miedo recorriéndome, es tan angelical, tan inocente en lo que a sexo se refiere que me encanta, amo a esa niña, bueno ahora es mujer, no me dejaba separarme de ella ni un instante, ahora que pienso en eso, ningunas de las dos veces usamos protección y no quiero jod€rle la vida con un embarazo, no me lo perdonaría nunca; mejor dejo de pensar cosas y hago lo que tengo que hacer. —Hijo —dice mi madre una vez estamos en el comedor ya se por donde viene—. —Sí madre. —Esa chica de anoche ¿Era Catalina verdad? —Si madre —no vale la pena mentirle—. —¿Tienes presente el problema que puedes causar? —pregunta mi padre de pronto—. —Si padre lo tengo. —No quiero problemas con Carlota Alfredo. —Tranquila madre, no tendrán problemas por mi culpa. —Te queremos hijo y queremos lo mejor para ti. —Lo sé madre, pero todo va a estar bien. —¿Puedes ir conmigo al despacho después de desayunar? —Si padre, no tengo nada mejor que hacer de momento. —¿Hoy no vas a la universidad? —No tengo ganas madre. —Espero que hayan notas buenas este último semestre. —Siempre las hay madre ¿Ahora podemos desayunar? —Claro hijo, espero que te guste. —Sabes que si, mandaste a preparar mi desayuno favorito y te lo agradezco. —Lo sé hijo, aprovechalo. —Gracias madre. —Empezamos a desayunar y de verdad todo esta muy rico, mi madre cuando quiere complacerme si que lo hace y de la mejor manera. —El desayuno estuvo delicioso madre, padre bajaré en unos minutos para marcharnos al despacho. —Te espero hijo. —Le hablaré a Federico para quedar con él más tarde, asi me distraigo y trato de no pensar tanto. —Alfredo ¿Qué tal hermano? —me responde—. —Todo perfecto viejo. —¿Ocurre algo? —Nada, ¿Tienes algo que hacer por la tarde? —Tarde, tarde no, a las tres me reuniré con Cata. —Vale, ¿Te parece si nos vemos a eso de las siete? —Esta perfecto, ¿Nos lanzamos una partida de Pool? —Seguro que si, a las siete nos vemos entonces. —Seguro. —Bueno, al menos ya tengo algo que hacer y se que el día acabará perfecto, no se absolutamente nada de Catalina desde anoche, quizás hoy tenga planes para verse con el imbécil ese —tú sabes que tiene novio— lo sé, lo sé muy bien , no me lo recuerdes que me hierve la sangre de solo recordarlo, ella tiene que ser solo mía —no estes tan seguro de eso— ¡no ayudes tanto! —pongo los ojos en blanco— de verdad quiero estar seguro de que es solo mía —no lo es ni lo será, debes tener eso presente— la verdad que escucharte a ti es volverse loco de tanto pensar, mejor me largo con mi padre de una vez, me siento de muy mal humor en este momento. —Pensé que no bajarías nunca. —Estaba al teléfono con Federico. —Entiendo ¿Vamos ya? —Claro, adiós madre. —Adiós hijo —beso su mejilla y salimos de casa—. —Vamos padre, el tiempo es oro —le digo subiendo al carro de este—. —Claro —responde con ironía— ¿Mira quien lo dice? —río—. —Bueno padre, sabes bien como soy. —Pues eso debe cambiar hijo, pronto trabajarás en el bufete conmigo y debes coordinar muy bien tu tiempo y lo sabes bien. —Aún falta mucho para eso —me recuesto en el asiento ya que me siento agotado—. —Estas muy cerca de graduarte Alfredo, no pensarás no ejercer después de tanto tiempo. —Nunca he dicho eso padre, solo quiero tomarme unos días de descanso, es todo. —¿De cuántos días estamos hablando? —Un mes podría ser. —Es bastante tiempo, pero esta bien. —En realidad es muy poco tiempo padre, llevo muchos años sin tomar un descanso, creo que lo merezco. —No te lo discutiré hijo, solo no quiero que lo dejes. —No lo haré. —Creeré en ti. —El silencio durante todo el camino hasta el despacho de abogados de mi padre si que es abrumador, pero bueno, ya estamos aquí, solo espero que esto no se alargue más de lo que quisiera, es sábado y de verdad quiero distraerme en cualquier cosa solo para no pensar en Catalina. —Estar en el bufete siempre es agotador, muchos papeles y la verdad en este momento no tengo cabeza para eso, amo mi profesión pero necesito un enfoque que justo ahora no tengo, deje a mi padre, tome un taxi hasta la casa nuevamente y voy directo a mi habitación. Tengo varias llamadas perdidas de Sttefanie, la verdad no se si devolvérselas, ella es agradable y tenemos buena química en la cama, pero no puedo darle más que sexo, nuevamente esta llamando, se que si no contesto no va a parar. —Sttefanie, ¿Todo bien? —Alfredo, hasta que me contestas. —¿Ocurre algo? —¿Podemos vernos? —Hoy no puedo, tengo planes. —¿Me estas evadiendo verdad? —Para nada, la verdad tengo planes, yo te hablo cuando podamos vernos. —Vale Alfredo, esta bien. —Adiós Sttefanie. —Corto la comunicación sin siquiera despedirme, la verdad tengo planes y ella no esta incluida en ellos, son casi las tres de la tarde, el tiempo pasa muy rápido cuando de descansar se trata, le hablaré a Catalina, necesito saber de ella, escuchar su voz, saber que esta bien, ¿Por qué no contestas? una segunda llamada y al escuchar que la toma siento que mi corazón se acelera. —Catalina —le digo—. —Alfredo ¿Cómo te va? —responde y no la siento segura de un todo—. —Bien Cata, ¿Tuviste problemas en tu casa? —No, solo lo noto Fede y me hizo despertarme muy temprano para prepararle el desayuno —es imposible no reír, Fede no es más de ahí—. —¿De verdad hizo eso? —Así es. —¿Dónde estás ahora? —Con él justamente, tenemos una reunión con nuestro papá. —Wow, no lo puedo creer —me sorprendo muchísimo—. —Ni yo la verdad. —¿Y estás bien? —ya entiendo el motivo de su tono, se bien como estan las cosas con su padre—. —Si, mejor que nunca, sabes que es algo con lo que he aprendido a vivir. —Si lo sé. —Bien Cata, solo quería saber cómo estabas. —Bien de verdad, gracias por siempre estar y gracias por todo lo que paso ayer. —Vale Cata, no tienes que darme las gracias, sabes lo que siento y sabes bien que haría cualquier cosa por ti. —Lo sé perfectamente. —Te hablo luego, espero que todo salga bien con tu papá. —Nuevamente gracias Alfredo. —Adiós Cata. —Corta la llamada y no se si estoy mejor o peor que antes, se bien que ha aprendido a vivir con la ausencia de su padre pero también sé que muchas veces le afecta, se que después de ese encuentro no estará bien —ya deja de pensar— no puedo hacerlo, simplemente no puedo —no quieres que es muy diferente— bueno no, si se trata de Catalina no; trataré de dormir un rato y quizás sea lo mejor.
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