Mi teléfono sonó muy temprano. El sol ni siquiera había salido para nada. Moví mis pies en la cama y no sentía el calor de Claro de Luna en ella.
Como extrañaba a mi fiel compañero, añoraba todas las noches sus suaves ronroneos y deslizar mis dedos en su piel aterciopelada mientras me miraba con dulzura.
La alarma no deja de sonar recordandome que iniciaba mi tortuoso dia. Trato de arreglarme lo más rápido posible. Tenía prisa. No quería tener que confrontar a mis padres esta mañana. No me encontraba preparada para hablar sobre lo sucedido ayer y muchos menos les enseñaría aquel moretón en mi mejilla. Por más que trata no se me ocurría ninguna excusa inteligente y papá solo asumiría que había sido Patrick.
A cada movimiento que daba mis músculos lo resentía. Todo mi cuerpo se sentía pe
