4: Es insoportable.

1259 Words
"Deja de venir a molestarla, no les basta con todo lo que le han hecho". Patrick dijo con voz profunda, la mujer continuó perdiendo el tiempo porque no hicieron más que darle analgésico. Esas palabras quedaron grabadas en la mente de Darío. Jugó con su lápiz sobre el escritorio durante bastante tiempo, su secretaria hacia sonar los tacones una y otra vez haciendo que aquella vena de su cabeza brotara, palpitando dolorosamente. —¿linda, te gusta tu trabajo? —dijo a la vez que abrió la puerta para mirar a los empleados en sus escritorios. La mujer sonrió, se enderezó y coquetamente acomodo su cabello detrás de la oreja. Su escote y ese vestido completamente inapropiado siempre fue una molestia, no porque lo tentara, sino que su oficina, parecía un desfile de perfumes baratos y vestidos inapropiados. —claro Darío... —el elevó una ceja —señor tassara. Perdón, me distraje. —qué no vuelva a pasar, odio cuando no saben su lugar pero más odio esos malditos tacones que suenan todo el día. Ella trago saliva qué se acumuló en su boca, de miedo, claramente su jefe estaba de un humor de perros. —Llama a rey, no me pases llamadas cuando llegue. La secretaria llamo al asistente personal de Darío. A los minutos llego y como si un héroe sin capa apareciera, todos respiraron profundo y volvieron a su trabajo. —pensé que para este momento ya estarías en la cita qué organice para ti. —contestó rey. —¿hiciste lo que te pedí? —claro, si tu intención es buscar un punto débil dejame decirte que no tiene. Es perfecta, es una diosa inalcanzable que como mortal tuviste el placer de alcanzar con las manos. —también con la lengua. —afirmó Darío. Respiro cabreado y acomodo el cuello de su camisa. —habla en serio, que encontraste. —como te dije, es perfecta. Entro a la escuela de pregrado con solicitud anticipada, quedo entres los 5 mejores en el examen Nacional, se adelantó un año en la escuela de medicina, con dos especializaciones simultáneas mientras tenía dos trabajos de medio tiempo y recién esta estabilizandose. Tiene 25 años cumplidos hace una semana, le gustan los animales, vive en un elegante apartamento con una compañera de la universidad, suele reunirse con sus amigos, hace turnos extras porque quiere comprar una casa. Eso si y cabe destacar, sus amistades son... —¿algo sucio? —para nada, ella no es como tú, solo que sus amigos son, bueno, vive con Natalia salvatore, al parecer es como la super heroína de esa familia por encaminar a la única hija de Emiliano Salvatore, aunque ella no trabaja en medicina, obtuvo su título, ese médico qué estaba la última vez, Patrick Reimond, dueños del hospital y varios más, su ex novio es Lucían grave, y al parece terminó por el lado de ella pero él la busco durante mucho tiempo. —osea realmente era una oportunista. —¿en que parte me perdí? ¿Cuando dije que era una oportunista? Las personas de las que obtuve la información dicen que ellos orbitan cerca de la mujer, no al revés. La ceja saltona de su jefe lo hizo recordar su lugar. —tiene razón señor tassara, es una cochina oportunista, de seguro obtuvo el título con sus encantos de arribista. No mejoró la situación. Darío golpeteo la mesa de nuevo, esa maldita mujer, aun siente el aroma en la punta de su nariz haciendo que tenga el impulso de perseguirla. Esos labios carnosos y dulces, recuerda que estaba tan mojada debajo de él, el aroma era increíble y su piel suave y tersa calentaba sus manos. —¿qué hay de su familia? ¿Por qué la echaron de su casa? —¿cuándo dije que la echaron? Ella se fue, su madre se casó de nuevo cuando tenía 9, le puso el apellido de su padrastro pero ella se fue en cuanto entró a la universidad y no mantiene contacto con ellos. Esa mujer que llevamos al hospital, ella es su hermanastra. —eso lo se... — movió su mandíbula. —se odian, es más que obvio. Bueno, solo eso, quería saber si era de fiar o no, así puedo dejarla en el pasado y no preocuparme de que divulgue algo. —no creo que quiera que descubran algo así... —Darío levantó ambas cejas y el secretario bajó la mirada desviando se de su atención. —el anciano quiere verte, a las 20 hrs. para cenar. —maldición... Cuantas mujeres más quiere que conozca. —Bueno, tienes 28 años, dos hermanos que cuidar, lo más normal es que pienses en el matrimonio, tu quisiste hacerte cargo de ellos. Darío se acomodo nuevamente el traje, se levantó y tomo su chaqueta. —son mi única familia junto al abuelo, por supuesto que son mi responsabilidad. —y eso está muy bien. —qué ximena tenga listo a los niños, seguramente el abuelo querrá ver a sus nietos también, además que prepare pijamas, dormiremos allá. —¿qué haras con la señorita carisa? Darío miró sus manos, podría decir que pensamientos asqueroso pasaron por su mente viendo esa mano cuando carisa lo dejo en el cuarto. No quería lavarla, quería tener la sensación en su piel. —nada, ya no quiero saber nada de esa clase de mujer. . . . —alto ahí señorita, me estas diciendo que un guapo hombre rico, estaba esperando a una mujer de la vida galante, que tenía el mismo nombre que tu, y él se llamaba igual que tu cita a ciegas. —no igual, sus apellidos eran diferentes, lo que me sorprendió es que mi nombre es el nombre artístico de una señorita de la vida galante. Natalia mastico sus papás y bebió un sorbo de su lata de cerveza. —entonces llegaron, se presentaron sin aclarar nada, el coincidía con el nombre, el distintivo y tu con sus preferencias, cenaron, bebieron, subieron al cuarto y casi casi... ¡Oh por dios! Carisa, te ibas a entregar a un desconocido. —no cualquier desconocido—se dejó caer en su rodilla doblada. —es que ese tipo es, era—negó —era dulce y suave, además de ser tan atractivo... Lo malo es que tiene una personalidad del asco y también sale con mi hermanastra. —oh, maldición, esa perra demente te persigue, yo creo que si te contagias de algo ella también se contagiara para molestarte. —si... En fin, así terminó la cita a ciegas, no quiero tampoco más citas. —oye, vamos. No seas así, sabes que el verdadero Darío Spencer después de ver tu foto esta loco por conocerte. Además es mi culpa que no se disculpara contigo, yo me negué a darle tu número sin permiso. —Natalia se encogió de hombros, con expresión molesta dijo fuerte —Le dije que me llame a mi si quería comunicarse contigo, qué yo pasaría los mensajes, debo cuidar a mi niñita, por dios, no voy a llegar y dar tu información de contacto a cualquier persona. Carisa lo pensó un momento, la escena del hospital sin saber porque, le habia molestado tanto. Quizás porque ese sujeto realmente le gustó —puedes darle mi número pero solo hablaré con él y veré como avanza todo. —te encantará, si trato de impresionarte yendo a lust pero no es de esos ricos tontos que tanto te molestan. —tú eres rica. —pero no tonta y tu me amas.
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