Vacía

1679 Words
CADER.   He llevado una vida oculta durante muchos años, las personas piensan que soy una chica bonita e inteligente, y claro que lo soy, pero vivo muy distante de las personas que me rodean, hace dos semanas murió mamá, y nadie lo sabe, me parte el corazón soportar todo esto sola, pero no tengo de otra, en sus últimos lamentos le prometí a mamá seguir adelante, sin importar nada. Todos en la universidad me molestan, no los soporto, pero actuó amable con todos por mamá, a ella no le gustaba mi arrogancia, siempre me regañaba por eso, también por lo ninfómana que soy. Estoy en una fiesta, pero me siento realmente deshecha por dentro, aparentando que nada pasa, tragándome mi dolor. —Vamos a la habitación, hermosa —me dice Antonio. Tampoco lo soporto, pero es la única persona que no me deja sola, a pesar que solo se quiere acostar conmigo. —Está bien, vamos —Le digo mientras lo tomo de la mano. Si este imbécil logra excitarme, le podría dar mi virginidad. Llegamos a la habitación de Antonio, él me besa hasta llegar a la cama, siempre lo mismo y lo básico, por eso quiero estar con un hombre mayor, ellos siempre tienen más experiencia que los de mi edad. —Lo siento, Antonio mejor me voy, tú sabes que no soy de esas chicas —Le digo con la voz dulce con la que todos me caracterizan. Pero lo que en realidad pienso es «maldito imbécil que no sirve para nada, mejor me debería follar a su padre, es más guapo que él». —Tienes razón, lo siento Cader mejor te llevo a tu casa. —Gracias, amor, por entender —le digo mientras me levanto de la cama. «Que imbécil más cursi, si no fuese por mamá hace tiempo lo hubiera mandado al diablo, pero pobre del diablo ni él lo quisiera». Antonio me lleva a casa, me despido de él y entro a casa. —¡Estas no son horas de llegar! —Me dice Juan, él es como mi padre. —Lo siento, solo quería ir a esa fiesta para olvidar un poco Juan, por favor no te molestes. —Está bien, hija, pero a la otra me avisas, son las doce de la noche, estaba muy preocupado. —No tienes porque —Le digo mientras le doy un beso en la mejilla—. Estoy cansada me voy a dormir. —Está bien, hija que descanses. Subo corriendo a mi habitación, Juan es como mi padre, él junto con mamá me sacaron adelante y ahora Juan es dueño de varias pastelerías, mamá era socia de él y también me enseñaron a cocinar, también odio cocinar, pero aprendí para pasar más tiempo con mamá. Entro a mi habitación y veo las fotografías que están en la puerta de mi armario, y en varias estoy junto a mamá, esas son mis fotografías favoritas. Le pedí a todos, hasta a la directora de la universidad, que no dijera nada de la muerte de mamá, no quiero que nadie me diga, “sentimos tu dolor” cuando no tienen ni una puta idea de lo que se siente, tampoco decía malas palabras frente a mamá, ella era religiosa y yo pues tengo mi lugar ganado en el infierno, por eso mamá trataba de hacer que me comportara mejor, por eso finjo ser la persona más amable y dulce, pero solo es una máscara. Por eso estoy virgen a mis 19 años, mamá siempre me explico lo sagrado que es ser virgen, pero eso no me importa ahora, solo quiero alguien con experiencia, pero al parecer todos están casados. Voy a mi baño, me deshago de mi ropa, y enciendo el agua caliente, esto se siente tan bien, el agua cae por mi cuerpo. Después de bañarme, seco mi cuerpo y me pongo mi pijama favorito, me acuesto en mi cama estirando por completo mi cuerpo. Escucho sonar mi celular, y veo que es un mensaje, abro mi w******p. Mensaje de Julieta: Hola, Cader, mañana tenemos nuevo profesor, dicen que es un ejecutivo famoso se llama Eugenio.   Cader: Está bien, Julieta, gracias por avisarme amiga, nos vemos mañana.   Julieta: Está bien, cuídate amiga, te quiero besos.   Julieta también es una zorra, ella luchó con todo para quitarme mi puesto de capitana de mi equipo de porrista, hasta se la chupo al sud director, pero eso le salió mal a la zorra, porque era el último día de trabajo del sud director, la muy puta hizo una mamada gratis. Apago las luces, tengo que dormir temprano mañana le ayudo a Juan en una de sus pastelerías, y como siempre tengo que fingir ser amable con todos los estúpidos clientes. Al día Siguiente...  —¡Vamos Cader ayúdame! —me dice Juan un poco molesto. —Si otro cliente me intenta tocar, o me dice algo grosero, lo voy a golpear —digo mientras me colocó el delantal—, además no sé por qué tengo que trabajar, mamá me dejo mucho dinero. —Si, tu madre te dejo todo, pero recuerda lo que ella decía, puedes tenerlo todo, pero nunca hay que ser holgazán. —Lo sé, Juan, ahora atiendo las mesas —Le digo intentando una sonrisa, que me sale más falsa que las tetas de mi tía que en paz descanse. Me dirijo a una mesa, y como siempre hombres imbéciles, pero tengo que sonreír, solo espero que no se me caigan los dientes. —Buenos días, ¿puedo tomar su orden? —Que nos sugieres hermosa —me dice uno de los imbéciles. —El postre de tres leches, vainilla y chocolate —digo muy amablemente—. Pero si compran dos el tercero es gratis. —Entonces tráenos dos, ¿y tú también vienes incluida? —Me dice el otro imbécil con cara de parásito. —Claro, cariño, me acompañas afuera un momento —Le digo— y el hombre se levanta. Le daré su postre, si eso es lo que quiere. Cuanto estamos afuera, tomo el bate que Juan esconde entre los botes de la basura, y cuando el maldito está desprevenido, le doy con el bate en la rodilla, estoy a punto de darle otro golpe, pero alguien me detiene, sosteniendo el bate. —¡¿Cader, que crees que haces?! —me dice Juan muy molesto. —Me falto el respeto, Juan —digo muy molesta. —Pero hay formas de hablar Cader, no moliendo a golpes a otra persona —dice Juan. —Está bien, Juan tienes razón, le pediré una disculpa. “Lo siento por golpearte basura, me siento mal porque solo te di un golpe, pues hubiera querido darte tres” El hombre se levanta, se sube a su auto y se va, maldito cobarde. —Cader, ya es tarde, mejor ve a la universidad antes de que pierda la razón —me dice Juan, pero sé que no está realmente molesto. —Está bien, nos vemos —Le digo mientras me quitó el delantal y voy por mi bolso a la casa, que solo esta a una cuadra de la pastelería. Llego a casa y tomo mi bolso, las llaves, y mi celular, veo la hora y Juan tiene razón, a penas lograré llegar a tiempo a la universidad, y lo peor de todo es que hay un nuevo profesor, y seguro es un viejo amargado. Tomo un taxi y en el camino recibo un mensaje de Marta, ella hace la limpieza en la universidad, era la mejor amiga de mamá. Mensaje de Marta: hija, el nuevo profesor ya está en el salón, por favor date prisa, se ve que es un poco amargado.    Cader: Gracias, Marta llego en un momento.    Voy llegando a la universidad, le pago al taxista y corro por el pasillo, para llegar más rápido, hasta que estoy a punto de entrar al salón trato de recuperar la respiración antes de entrar, cuando ya me siento más tranquila, escucho que el nuevo profesor dice. —¿Quién es la persona que usualmente se sienta ahí? —pregunta él mientras yo entro al salón. —¡Yo profesor! —Digo con una gran sonrisa. Pero por un momento me quedo totalmente perdida en los ojos de este hombre, quien trajo a un dios griego a la universidad, acaso se confundió y pensó que esta universidad es una agencia de modelos. —La puntualidad es lo primero, señorita —Me dice de una forma fría. —Profesor, no ha escuchado eso que dicen que las cosas buenas tardan en llegar, pues yo tarde en llegar —Le digo con una sonrisa. —Está bien, señorita que no se vuelva a repetir —me dice asiento con la cabeza y tomo asiento. Lo mejor es que mi asiento, está en la primera fila, puedo verlo todo lo que quiera. Empieza la clase y el profesor guapo, nos deja una actividad en grupos de 5 y todos quieren que yo esté en su equipo, el profesor nos pasa la hoja para las actividades que tenemos que hacer, pero como todos me quieren en su grupo, mejor lo hago sola. —Profesor, ¿puedo hacerlo yo sola? —pregunto. —Equipos de cinco, señorita. —Pues soy yo, y mi inteligencia, destreza, capacidad, entusiasmo ya estoy completa profe —Le digo mientras me levanto para traer mi hoja de actividades. El profesor me observa, pero no dice ninguna palabra. Mientras estoy haciendo mi trabajo, sé que el profesor me observa, pero cuando yo lo volteó a ver, él disimula y finge estar viendo hacia otro lado, puedo sentir que mis bragas están muy húmedas, él sería el hombre perfecto para cumplir las fantasías de mi lista. Sus ojos verdes son un paraíso, su cuerpo se marca perfectamente en su traje, una de mis fantasías sería que un profesor me follara en su escritorio, pero siempre los hombres que están tan ricos y mayores son casados. Solo me preguntó ¿por qué durante toda la clase no se ha puesto de pie? Será que tiene una gran erección. «Ya Cader deja de ser tan ninfómana, por un momento y concéntrate en las actividades». No puedo concentrarme, siento que en cualquier momento podría bajar mi mano para acariciar mi clítoris, y pensar en mi profesor que por desgracia lo tengo justo enfrente, las horas parecen eternas. Hasta que la clase termina me siento realmente aliviada, soy de las primeras en salir del salón.  
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