Capítulo 33. Una propuesta inesperada por Piero Ferrer. Piero Ferrer estaba sentado en su oficina, los documentos apilados en su escritorio esperando su atención, pero su mente estaba en otro lugar. Frente a él, la pantalla de su teléfono mostraba un punto azul que no dejaba de mirar, Alicia. Desde que había salido de la costa y vuelto a la ciudad, no había podido apartarla de su mente. El seguimiento que había activado en su teléfono le daba acceso a cada movimiento que hacía , y aunque al principio lo revisaba ocasionalmente, ahora lo hacía con más frecuencia de la que le gustaría admitir. Notaba que su rutina era monótona: Alicia salía de la casa al mercado, regresaba y no volvía a salir. No caminaba por la orilla del mar ni parecía disfrutar de la tranquilidad de la playa que tanto

