Una amiga y vecina

943 Words
Miércoles, 02, agosto, 2023. La puerta es tocada por alguien, me volteo y la miro por un momento pensando en quien podría ser si no tengo amistades más que el vecino nada, suspiro y me levanto de mi cómoda silla, apenas abro la puerta la persona que había tocado mi puerta entra y se sienta en mi sofá, ruedo mis ojos al ver que es Rio, pasó un mes desde que nos conocimos y ahora me arrepiento porque no tengo tiempo a solas conmigo misma. — Estoy aburrido… — ruedo los ojos cerrando la puerta, me siento en la silla giratoria y sigo en lo mío — ¿Qué haces? — su pregunta no fue lo que me detuvo de escribir sino su cercanía y el susurro en mi oreja derecha. — Primero, aléjate de mí, segundo, estoy trabajando para sobrevivir y tercero, debiste mandarme un mensaje en donde dijera si podía venir y si no estaba ocupada — se aleja e intenta ver lo que escribo en mi laptop pero no lo dejo, suspira volviendo a sentarse en donde estaba sentado. — No tengo nada que hacer, por eso — suspiro mirando el techo y lo vuelvo a ver. — Todos los días me dices lo mismo, Rio — se pone pensativo y asiente dándome la razón. — Eso lo sé, pero es que cada vez que vengo estas pegada a la laptop, sé que es tu trabajo pero descansa un poco y sal conmigo — lo observo ponerme la cara del gato de Shrek pero vuelvo a mirar la laptop y leo lo que tengo y sigo escribiendo, lo escucho gritar frustrado.   — Ponte a trabajar… cierto, ¿en que trabajas? — lo miro esperando respuesta, me mira y sonríe. — Pues, no es tan interesante como tu trabajo — entrecierro los ojos — Bueno, me iré para que puedas hacer tu trabajo bien, cierto, haz tiempo porque el viernes saldremos a una festival en la playa — abre y se va cerrando la puerta dejándome en dudas sobre el viernes. Niego y sigo con mi capitulo en donde los protagonista tienen una cita aunque nunca he tenido una cita en mi vida. — Creo que me dará bloqueo de escritor si sigo sin ideas — me levanto y me tumbo en la cama mirando la ventana sin poder saber qué hacer con esa escena, cierro los ojos y me quedo dormida de alguna manera sin darme cuenta. Abro mis ojos y noto que esta todo oscuro y mi estómago ruje, me siento en la cama y suspiro, me levanto a ver qué consigo de comer pero no consigo nada, reviso el calendario y solo falta 12 días para que me paguen y no tengo casi euros para comprarme algo decente. Si no ceno no poder escribir con el estómago vacío. Me levanto y salgo de mi piso, toco la puerta de mi vecino mientras pienso en cómo pedirle algo para comer, la puerta se abre y lo veo sin camisa, trago saliva sin saber que decir hasta que me ruje otra vez el estómago y me desespero. — ¿Ya cenaste? — pregunto y su ceño se frunce — Es que… yo, la verdad es… — No he cenado, si quieres salimos y comemos — lo pienso y lo miro. — ¿Te parece si uso tu cocina? — se hace a un lado para que entre y lo hago, observo su piso por primera vez y es muy diferente al mio.    (…) Siento la mirada de Rio en la espalda al moverme por su cocina, corto los vegetales y lo echo en la pequeña olla de agua hirviendo, pruebo un poco y está casi lista la sopa, encuentro pollo en la nevera y lo corto para echarlo en la sopa, me detengo y lo miro. — Deja de mirarme tanto — le digo viendo que esta acostado en su cama boca abajo, sonríe algo apenado. — Lo siento… es que nadie había usado la cocina desde que me mudé aquí hace 3 años — asiento y se escucha el toque de la puerta, se pone una franela y abre la puerta, sigo en lo mío hasta que escucho la voz de una chica, me detengo en cortar el pollo por completo para mirar a la chica que me mira. Rubia, ojos verdes, cuerpo delgado, alta, bonita de piel bronceado y dientes perfectamente blancos. — Eh… Claudia, ella es Mar… una amiga y vecina, Mar, ella es… — Su novia, un gusto — dice sonriente dándome la mano, muestro mis manos olorosas a pollo y ella ríe — Ay no importa — dice con su perfecto italiano y se acerca a darme dos besos en cada mejilla que me dejan sorprendida. — Un gusto conocerte por fin… Rio no para de hablar de ti — digo mirándolo porque era más que obvio que nunca desde que nos conocimos me dijo que tenía novia, o sea, no es porque yo lo viera como mi próximo novio o algo por el estilo. — ¿Que huele tan divino? — pregunta la rubia acercándose y puedo oler bien su aroma a vainilla, ni yo puedo lograr oler así, sonrío sintiéndome incomoda por lo bien que se ve comparado como me veía en ese momento. — Es sopa, Mar se ofreció a cocinar como pago de haber sido su guía — dice, termino de picar y echo todo en la olla, recojo todo sabiendo que no fue así aunque si le debía regresar el favor luego de mostrarme ciertos lugares de la ciudad.
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