Viajando A Inglaterra
Después de salir, Connor habló con Ethan para comprar los pasajes para esa noche. Fue con Amélie para hablar con Zoe y luego habló en privado con Jean.
Conforme lo que habían acordado, Connor le dijo lo que habían preparado y, que no pudo dejarla ir de nuevo. Que la llevaría a Inglaterra con Zoe. Jean, una mujer humilde y de esfuerzo aceptó la explicación sin mucho cuestionamiento ya que Mel le había contado que después de que sus padres fallecieran, fue enviada a un convento por lo que las historias coincidían.
Mel, habló con Noel quien se sorprendió mucho y trató de disuadirla para que no viajara con el príncipe. La joven tuvo cuidado de no revelar detalles que pudiesen revelar más allá de la identidad que su primo conocía por lo que Noel tenía la percepción que se marchaba como sirvienta. Lo mismo sucedió con el embajador cuando Connor le avisó que se marchaba esa noche con las dos mujeres. No quiso revelar su condición de noble para no exponerla a que el Embajador dijera que era una sirvienta de su embajada. Estaba consciente del miedo de la joven y en todo lo que debió haber hecho para ocultarse de quienes las estuvieran persiguiendo.
Ethan pidió un carruaje de alquiler para despistar a cualquiera en caso de ser observados vistiendo con las gabardinas y sombreros oscuros y las mujeres vestían sencillos vestidos con capas oscuras sobre ellas y las capuchas cubriendo sus rostros. Ni el embajador ni los sirvientes los despidieron como fue la solicitud de Connor.
Cuando el grupo llegó al puerto de Calais, Ethan subió antes para hablar con el capitán. Entre tanto, Connor llevó a Amélie a la cubierta y luego se acercó a Zoe a la que cargó en un brazo, sorprendiéndola.
- Desde hoy tu y tu hermana son mi familia ¿De acuerdo? Las protegeré y si tienes miedo, debes recurrir a mi. Sea lo que sea, te ayudaré.
La niña miró a Mel y ella asintió por lo que la niña se relajó rodeando su cuello con el brazo.
- Zoe no habla mucho... - le dijo Amélie - No es irrespetuosa.
- Hablará cuando lo necesite... - le dijo el joven con una sonrisa y Zoe lo imitó sonriendo para él.
Ethan se acercó para hablarles.
- El capitán aceptó. Dice que lo esperen en la cubierta inferior hasta que zarpemos. Una vez que estemos en el lado inglés los casará.
- Dale monedas de oro... en agradecimiento... - dijo Connor viendo como levantaban la rampla para zarpar y Mel lo siguió con la mirada abriendo los ojos con curiosidad - ¿Nunca habías navegado? - la joven negó con la cabeza - ¿Quieres ver?
- Tenemos que decir adiós... - dijo con voz extraña tomando la mano de Zoe.
- Bien... Quédate a mi lado... - le dijo cuando los gritos y sonidos de aparejos resonaron en el aire y la goleta se alejó de la orilla y de las luces de la ciudad.
Connor observó la expresión de la joven quien puso la mano en el pecho, emocionada, sin soltar la de su hermana quien tenía los ojos llenos de lágrimas.
- No los abandonamos, cariño... - le dijo la joven a la niña - Recuerda lo que dijo padre. Tienes que vivir... Ese es tu regalo para ellos. No será en Francia, pero podemos hacer de otro lugar nuestro hogar. - le sonrió a Zoe y respiró profundo enderezando la postura - No más lágrimas. - le dijo - Frente en alto. Saluda a Sire y a su majestad la reina... - Ambas jóvenes inclinaron la cabeza.
El viento meció la goleta y la joven tuvo que aferrarse a Connor.
- Vamos... - le dijo para llevarla a la cubierta inferior con bancas para los pasajeros, pero el maestre los llamó para que bajaran a la cabina del Capitán.
En el lugar, un hombre de barba blanca los esperaba con una sonrisa.
- Su escolta me dice que desean casarse, milord...
- Si, al fin he podido ir por mi familia y quiero casarme de inmediato.
- Ya veo... El maestre será testigo y firmará.
- Mi escolta firmará también. - dijo Connor haciendo que Zoe se pusiera junto a Mel a su izquierda para completar los datos de su nombre y los de Amélie. Ya le había preguntado su fecha de nacimiento por lo que llenó todo con rapidez... para que luego ambos firmaran - el viento meció la embarcación y Mel estiró la mano para no caer cuando sintió que se mareaba - ¿Podemos darnos prisa? Mi mujer está embarazada y el movimiento no ayuda... - les pidió, ignorando la mirada de la joven a su lado.
- Ya veo... - dijo sonriendo, haciendo una seña para que su maestre firmara y el escolta que se estaba mareando al igual que ella.
Les dio algunas palabras sobre la fuerza y la persistencia pese a las adversidades, pero Amélie tuvo que inclinarse para contener las arcadas por lo que los declaró marido y mujer con rapidez...
- Puede besarla, milord... - le dijo el capitán después de firmar y estampar el sello que lo acreditaba como capitán de barco y juez de paz en alta mar entregando el registro a Ethan.
- Voy a vomitar... - le dijo Amélie poniendo su mano en su pecho para detenerlo, pero Connor sonrió y tomó su mano para acercarse.
- No estaremos casados si no lo hago... Es la tradición. - le dijo y se inclinó para darle un beso suave en los labios.
- Felicidades... - dijo el capitán, pero Mel se inclinó y vomitó en un balde que el maestre ya había considerado.
- Lo siento... - dijo cada vez más pálida.
- Si no le molesta a la Dama, puede recostarse en mi camarote... El tramo es corto, pero la cubierta inferior puede marearla más.
- Lo agradezco. - le dijo Connor cuando el maestre y Ethan salieron seguidos del capitán.
Connor tomó en brazos a Mel quien exclamó sobresaltada antes de ser depositada con cuidado en la pequeña litera.
-Tengo que llevarte en brazos... Esto será una práctica. - le dijo sonriendo para luego mirar a Zoe - Quédate con tu hermana, Zoe. Estaré afuera. Traten de dormir un poco. - La joven asintió acercándose a Amélie quien le hizo espacio para acostarse a su lado - Zoe, ten cuidado con la barriga de tu hermana, el bebé está ahí.
- Tranquilo... - le dijo la joven - No me hará daño.
- ¿Todavía...? - preguntó la niña cuando la puerta se cerró tras él.
- No cambia de opinión... - suspiró la mayor - Está empecinado.
- Sería lindo tener un sobrino...
- Primero lleguemos a Londres y veremos. Esto es un trato temporal, yo lo ayudo y él nos ayuda.
- Pero parece sincero... Se preocupa por ti...
- Se preocupa por el bebé que cree que llevo...
- Tendrías que verlo...
- No me siento bien, ahora... ¿Podemos hablar luego? - le dijo la mayor abrazándola para descansar el resto del trayecto.
Afuera, Connor acompañaba a Ethan quien vomitaba en un balde junto a los aparejos. Ahora tenía una familia y estaba en ese camarote.
El Ducado
Un carruaje atravesó la gran avenida que llevaba a la mansión del ducado de York y se detuvo en el frontis. En la entrada, la servidumbre los esperaba en filas ordenadas a cada lado en las escalinatas.
El sol se mostraba en lo alto del cielo de un día primaveral cuando un escudero corrió a abrir la puerta. Ethan bajó del carruaje y luego Connor, pero el mayordomo dudó cuando lo vio girarse para ayudar a bajar a Zoe y luego le extendió la mano a Amélie quien descendió con cuidado. Ambas vestían sobrios vestidos de viaje al estilo inglés con abrigos de media estación y sombreros a juego.
Una vez que el príncipe avanzó hasta ellos acompañado de la joven, los sirvientes se inclinaron para saludarlos.
- Bienvenido, alteza. - le dijo el mayordomo.
- Gracias por esperarnos. Viajamos con prisa. - el joven miró las caras curiosas dirigidas a las jóvenes y sonrió - Ella es lady Amélie y ella lady Zoe. Ambas son hermanas y se quedarán en la mansión. Preparen la habitación de la duquesa y una habitación junto a ella para lady Zoe.
- Connor... - susurró Amélie al ver lo sorprendidos que estaban todos - Podemos quedarnos en una habitación de invitados...
- De ninguna manera, Mel... Te necesito cerca y tu habitación es esa.
- La prepararemos, alteza. - le dijo con rapidez el mayordomo.
- No traen mucho equipaje. - avisó - Se perdió en el barco. - mintió - Envíen al sastre que hace los vestidos de las damas de la corte.
- Connor, no es necesario... ¿No dijiste que necesitaba descansar? - interrumpió Amélie.
- Cierto, pediré solo trajes de diario... Tu cuerpo cambiará pronto y Zoe está creciendo.
El mayordomo abrió los ojos como platos y cruzó miradas con la ama de llaves. Ethan estuvo a punto de reírse ante sus expresiones, estaban a punto de gritar.
- Ven aquí. - le dijo, levantándola al estilo princesa - Te llevaré al salón mientras preparan tu habitación. Zoe, ven conmigo.
- Connor, bájame... - pidió la joven avergonzada cuando pasaron junto a los sirvientes y luego entraban a la mansión seguidos de Zoe.
Los sirvientes principales se giraron a mirar al escolta quien sonrió divertido.
- Su alteza, les explicará... - les dijo subiendo los escalones - Cuídenlas con esmero...
- ¿Milord?
Ethan se rio cuando atravesó el umbral dejando al grupo aturdido en el lugar.
¿Que estaba pasando?
Información Nueva
George estaba trabajando en su estudio en el ala donde funcionaba el gobierno y las funciones administrativas cuando un guardia golpeó la puerta con insistencia.
- Dije que no me molesten... Tengo que ver documentos...
- Alteza, llegó una nota de los apostados en el puerto de Dover...
El joven alzó la cabeza de los documentos y observó la puerta. Un aviso del puerto podría significar problemas.
- Entra... - le dijo bajando la pluma con la que estaba escribiendo.
- Alteza... - le dijo el guardia inclinándose.
- Entrégamela...
El guardia le entregó el papel y George lo desplegó para leerlo. Cuando terminó, se levantó y miró al hombre.
- ¿Lo que dice es cierto?
- Si, alteza. - le dijo serio - Era el príncipe Connor, su escolta, una mujer y una niña... Llegaron a puerto a medianoche y se quedaron en una posada. Viajaron a York hoy.
- ¿Dónde están? ¿En York? ¿En el ducado?
- Sí, alteza...
- Llama a mi secretario, necesito que pida una audiencia con mi padre de manera urgente. Tengo que informarle esto...
- De inmediato, alteza. - le dijo, inclinándose y saliendo del despacho.
George se quedó mirando la nota... No había información de la embajada en Paris donde se estaba quedando. Debía haber partido con urgencia. Lo último que se le había informado fue el incidente con la hija del marqués y la solicitud explícita de Connor de cortar el contacto comercial con el marquesado en cualquiera de sus formas incluido su entrada por los puertos y aduanas fronterizas. Debe haber sido lo suficientemente grave como para que su hermano hubiese tenido una reacción así frente a algo que antes no le hubiese importado. Después del incidente, se mantuvo participando en las reuniones sociales, pero no tuvo más citas o reuniones en solitario con prospectos...
Y ahora, llegaba a Inglaterra con una mujer de la que no tenía noticias y se quedaba en el ducado sin presentarse en el Palacio como siempre lo hacía cuando realizaba un viaje.
Había algo extraño, muy extraño e iba a averiguarlo.