El autor sabía bien manejar los hilos para enganchar a los adolescentes. El domingo transcurrió tranquilo. Por la tarde iba a salir, pero empezó a nevar. Menos mal que compró un paraguas. Aun así, salió a dar un paseo por la calle sorteando la nieve. Era maravilloso. Se tomó un café y un trozo de tarta en una cafetería mientras veía nevar por la ventana. Le encantaba la nieve. Y después se fue a casa. A seguir leyendo. Por la noche habló una hora con Trevor, quien está en el rancho. Escucha música y risas de fondo, él se sale de la casa para poder escucharle mejor, ella le cuenta lo bien que la está pasando con su trabajo, él la escucha con atención. Hasta que una voz femenina los interrumpe. —Te traje un trago, la noche está fría. —Gracias, Lucia, tú siempre tan atenta. —Termina tu l

