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Las vueltas de la vida

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Cuando Natalie sufre la decepción del engaño de quien fuera su novio fue a llorar frente a tumba de su abuela que había muerto solo hace un mes sin imaginar que ese espíritu la guiará al verdadero amor… Te invito a que descubras una historia que trae amor, humor y también momentos íntimos que te harán soñar donde una historia del pasado se hace presente.

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CAPITULO 1
En un pequeño cementerio de la ciudad de Danbury en Connecticut se encontraba sola frente a una tumba una joven de veintitrés años arrodillada llorando con un ramo de flores en su mano. —Abuela ¿Por qué te tenías que ir? sabes que no tengo a nadie más me dejaste sola justo ahora que más te necesito, nada más te fuiste y yo voy de idiota y caigo con el primer imbécil que conocí. De pronto sintió una mano sobre su hombro y escuchó una voz que era familiar —Querida no te preocupes aún tengo trabajo pendiente, estoy aquí contigo. —¿Abuela eres tú? —dijo Natalie —¿Pero por qué te puedo escuchar y no verte? —Mi niña el que no me puedas ver no significa que me haya ido del todo —le respondió la voz. —A que te refieres con eso...de seguro me estoy volviendo loca debe ser porque casi no he comido. —No te estás volviendo loca y ya me di cuenta de que no estas comiendo muy bien últimamente. —Pero abuela yo misma estuve en tu entierro hace un mes. —Hija mía por lo visto no te das cuenta de que sólo me escuchas y tal vez puedes sentir mi presencia, pero no me puedes ver ¿No te dice nada eso? —Que soy como el niño de la película y puedo hablar con los muertos. —No con todos sino en este cementerio tendrías tremenda convención créeme por favor deja ahí esas flores y ve a la casa que tenemos que hablar. Y casi sin poder entender bien lo sucedido Natalie se levantó se subió a su viejo carro para volver a su pequeño departamento que compartió con su abuela por tantos años, al llegar estaba aún un tanto confundida con lo que había vivido ella acababa de escuchar y hablar con su abuela muerta al llegar su gato Tommy la recibió en la puerta. Natalie abrazó a su gato y dijo —Tommy yo creo que de seguro me estoy volviendo loca, esto me pasa por estar haciendo dietas extremas ahora escucho a mi abuela. —Ni te estas volviendo loca, ni son las dietas, aunque eso último ya bájale una rayita por favor, si ese idiota que tenías de novio no te valoró es su culpa siempre has creído que necesitas hacer dieta permanente y te garantizo que no es así. —Abuela… ¿Eres tú? —Y quién creías Elizabeth Taylor, claro que soy yo… aunque también tengo lo mío claro esta. —No lo puedo creer. —Que tengo lo mío, claro que sí, sino pregúntale a tu abuelo, aunque eso esta como difícil él se murió antes que yo… yo tampoco puedo creer que ese refrigerador este casi vacío todo por culpa de un imbécil, en esta casa Tommy come más que tú. —Pero yo le creí… yo pensé que él me amaba de verdad. —Le creí mis chanclas, ahora me vas a escuchar porque desde hoy tu vida debe cambiar o sino yo nunca voy a terminar en el cielo con tu abuelo que me está esperando allá más arriba. —Pero abuela me siento muy mal, Luciano sólo estuvo jugando conmigo y yo de bruta voy y le creo. —Bueno lo importante es que tengas muy claro que estuviste de bruta para que cuando lo vuelvas a ver no vayas de mensa a creerle nada. —Lo sé abuela, pero lo peor es que yo todavía lo amo. —Mira Natalie agradece que sólo me puedes escuchar porque si me pudieras ver ya te hubiese llegado una chancleta por la cabeza por decir tanta tarugada, mejor siéntate y escucha bien lo que te voy a decir y de paso te aviso que lo que sientes no es amor ya sabrás por que te lo digo. —Abuela me estas asustando. —No el que se va a pegar el susto de su vida es ese tal Luciano además agradece que no alcanzaste a acostarte con él. —Si lo sé, aunque esa noche yo estaba dispuesta a todo, abuela yo había decidido pasar con él esa noche, llevo un mes cuidándome porque quería ser su mujer y estar preparada, él me había pedido tantas veces que pasáramos la noche juntos que decidí que era hora y quise darle una sorpresa y me encuentro que estaba con Elena, la que había sido hasta ese día mi mejor amiga, ella sabía que yo estaba dispuesta a estar con él y… —Hija, déjame y te aviso que esa no era la primera vez que ellos estaban juntos así que cálmate que algo mejor está en camino para ti te lo aseguro. —¿Cómo? Si de hecho hasta dejé mi trabajo porque Elena y yo éramos compañeras y no podría soportar estar cerca de ella. —Ya lo sé, pero ahora me puedes escuchar… —Claro el que esté hablando con un espíritu hace que mi vida tenga sentido —respondió Natalie de forma burlona. —Tendrá sentido te lo aseguro ahora te sientas, te controlas y me escuchas, pasarán cosas que no te puedo decir pero te puedo ayudar para que estés preparada, lo primero que harás esta noche será ir al dormitorio y abrir mi mesita de noche ahí hay un libro quiero que abras, encontrarás una tarjeta de banco, quiero que mañana vayas a las ocho y media de la mañana, escucha bien no antes no después, con tu licencia podrás retirar un dinero que aunque no es mucho te ayudará por un par de meses y de paso por favor compra algo de comer que si sigo viendo tu refrigerador tan vacío me voy a volver a morir y esta vez de hambre. Natalie y su abuela vivían en un departamento de un dormitorio en el que tenían dos camas pequeñas con dos mesitas de noche, el lugar tenía una pequeña sala comedor, una cocina y un baño, no era fácil vivir en un lugar tan pequeño pero ambas eran muy organizadas con sus cosas, aunque en realidad nunca se permitieron tener mucho por la falta de espacio pero tenían lo necesario para estar bien las dos. A los veinte años Natalie pudo comprar su primer automóvil aunque un tanto viejo lo logró después de haber trabajado todo un año y para ella ese carro era su gran logro, por mucho tiempo tuvo dos trabajos entraba a las 8 de la mañana a una tienda importante en el Mall de la ciudad y cuando terminaba su turno se iba a limpiar oficinas desde la siete hasta las once de la noche hacía eso de lunes a viernes y cuando podía también hacía horas extras en la tienda los fines de semana, ella y Elena trabajaban juntas y Luciano había estado haciendo compras allí, así fue como se conocieron y él no tardó mucho en invitar a Natalie a salir, Luciano es alto, cabello n***o un tanto rizado, ojos azules, tez blanca, unas facciones perfectas y un cuerpo que no deja a ninguna mujer indiferente, aparte de una sonrisa que enamora a cualquiera, tiene dinero, maneja un buen auto y disfruta de buenos restaurantes, es un joven abogado que trabaja en el buffet de abogados de su padre. Natalie dentro de ella sabía que no debería ilusionarse con un hombre así pero la verdad es que este él la tenía totalmente encantada, llevaban varios meses saliendo y cada vez que ella se subía al carro de él las caricias se volvían más intensas así que una tarde que había pedido en su trabajo fue a visitar a su médico quería estar preparada, ella había tenido un novio a los diecinueve y después de que estuvo con ella él y sus padres se mudaron de la ciudad ya que a su padre lo trasladaron en su trabajo, ellos se habían cuidado Nicole sabía que ella no estaba en condiciones de tener un hijo, después de que estuvo sola nunca más uso nada ya que su vida por un buen tiempo fue trabajo y casa esta vez sabía también que no debía correr ningún riesgo quería estar con Luciano pero no estaba preparada para ser madre y mucho menos ahora que estaba sola así que decidió usar un dispositivo para poder estar tranquila le contó a Elena todo lo que pensaba hacer jamás imaginó que esa que decía ser su mejor amiga la traicionaría de esa manera. Ese día Natalie llegó de sorpresa a casa de Luciano y vio el carro de Elena en la puerta le pareció muy extraño y decidió investigar primero antes de golpear a la puerta, así que se escondió para tratar de ver por una ventana, tal vez su intuición le decía que algo no estaba bien cuando de pronto ve que Luciano y Elena se están besando y que ella le está abriendo la camisa Natalie va a la puerta y toca el timbre cuando Luciano abrió estaba con la camisa abierta y de fondo Elena ya solo en ropa interior como esperándola para demostrarle que ella estaba ahí, él sólo le dijo —¿Qué creías, que te iba a esperar toda la vida? Bueno ya lo sabes aquí tu amiga me dio lo que tú no has querido" Después de eso le cerró la puerta en la cara, ella se fue a su departamento a llorar sin parar toda la noche y al día siguiente decidió renunciar a su trabajo era claro que ella y Elena no podrían trabajar juntas ahora sólo tenía su trabajo de limpieza y con eso apenas si podría vivir, pero pensó estoy segura de que encontraré algo más y así fue como llegó al cementerio a llorar frente a la tumba de su abuela. A la mañana siguiente llevó al banco la tarjeta que su abuela le indicó y que ella nunca supo que existía, llegó justo a las 8:30 como debía casi sin pensar puso la tarjeta para abrir la puerta, pero no pasaba nada de pronto un hombre como de ensueño la ve haciendo eso y él le pregunta —¿Te puedo ayudar? —Creo que mi tarjeta no funciona —le respondió Natalie —Déjame intentar con la mía —le respondió él y después de intentarlo también dijo —creo que mi tarjeta también tiene problemas. De pronto ambos miran al interior del banco y se dan cuenta de que la puerta está abierta y que han estado simplemente haciendo el ridículo los dos después de eso no paraban de reír —Que momento por favor disculpa —dijo Natalie. —No te disculpes por favor la verdad me has hecho comenzar el día con la mejor de las sonrisas —respondió ese hombre que la verdad no la dejo indiferente. Y como todo un caballero le abrió la puerta, Natalie pidió hablar con un agente y ese hombre que estaba como sacado de cuentos de inmediato fue recibido por el gerente y mientras ambos seguían con una sonrisa cada uno continuó con lo suyo. Natalie le explico al agente lo de la cuenta que su abuela le había mencionado obviamente no le dijo que había sido la noche anterior, el gerente vio que estaba estipulado en la cuenta que al faltar su abuela ella sería la única persona en poder retirar ese dinero así que le informó que la suma era de quince mil dólares, Natalie nunca imaginó que su abuela había guardado ese dinero que era mucho más de lo que había imaginado así que abrió una cuenta a su nombre y sacó algo de dinero para tener en su cartera y poder ir al supermercado, a la salida del banco subió a su carro y dijo —Gracias abuela. —Aún no he terminado y aunque no te guste lo que va a pasar ahora tengo mis motivos —le dijo la voz. —¿A qué te refieres? —dijo Natalie, quien ya comenzaba a tener conversaciones mas normales con su abuela y después de decir eso notó que al parecer la batería de su carro se había descargado por completo, abrió el capot del auto y mientras peleaba sola decía —¿Por qué me haces esto? Vamos carrito no seas así. Natalie no se había percatado que ese hombre con el que había tenido el momento de su día esa mañana estaba saliendo del banco y se había detenido a observarla mientras ella discutía con el auto y después de sonreír un rato con la situación se acercó para decirle —Hola veo que tienes un problema ¿Te puedo ayudar? —A mi carro se le murió la batería —respondió ella, mirando muy enojada a su carro. —Yo tengo un kit en mi carro déjame y te ayudo a pasarle corriente del mío. —De verdad… mil gracias. —Tú me hiciste el día temprano déjame y te ayudo además no podría dejar pasar la oportunidad de ayudar a una chica tan guapa como tú. Mientras abría el maletero se sacó la chaqueta, subió las mangas de su camisa y Natalie escuchó la voz de su abuela. —Cierra la boca nena, aunque mirándolo bien si está así para empezar no quiero imaginar lo que sigue, ese Luciano podrá estar muy bien pero no creo que le llegue a este mango. Y mientras Natalie trataba de disimular decía —Por favor abuela ahora no me digas de cosas o meto la pata. —Bueno si vas a meter la pata que sea con algo que valga la pena. Y después de tratar un par de veces ambos se dieron cuenta que al parecer la batería de su carro estaba totalmente muerta. —Por favor disculpa llamaré a una grúa —dijo Natalie. —Eso es algo que no será necesario déjame llevarte en mi carro a una tienda y traemos una batería nueva. —No quisiera hacerte perder tiempo además recién me conoces ni siquiera sabes quién soy y de seguro tienes cosas que hacer. —Hola mi nombre es Alex Villanueva ¿Cómo te llamas? —Natalie Bernal —le respondió respondiendo al saludo de mano de Alex. —Mucho gusto Natalie, que lindo nombre por lo demás ahora ya se quién eres sólo dame un minuto hago una llamada y vamos juntos a una tienda por una batería. Natalie escuchó que le decían que su cita sería hasta la tarde y que todo estaba bien de pronto volvió hacia ella diciendo con esa sonrisa y esos ojos pardos almendrados —Todo listo Natalie, tengo todo el tiempo disponible para ti —y mientras le abría la puerta del carro para que Natalie se subiera le decía —adelante señorita será un placer ir acompañado de una bella dama. Mientras él decía eso Natalie escuchaba a su abuela —Vamos hija mete la pata y todo lo demás quien tuviera sesenta años menos. Llegaron a la tienda y Natalie compró la batería después de eso volvieron al estacionamiento del banco donde Alex le ayudó y el mismo la cambio. —Mil gracias te debo una Alex. —Me lo puedes pagar si me dejas invitarte un café ¿Qué dices? En esos momentos escuchó a su abuela decir —Te prometo que, si no le dices que sí, tiro todo en la cocina esta noche y le digo a Tommy que te arañe como un gato loco. —Está bien creo que un café me vendría bien. —Al fin haces algo bueno nena —dijo la abuela.

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