CAPITULO 2 (EL COMIENZO DE TODO)

1917 Words
Quien diría que volar en avión fuera tan perturbador además de peligroso, estaba más que irritable, además aún recordaba la expresión de George cuando puse el pie sobre la escalera del avión, sus ojos llenos de preocupación no parecían querer apartarse de mis recuerdos.  Estaba segura de que no le agradaba en lo absoluto que dentro de algunas horas estaría rodeada de alguna de las personas más peligrosas del mundo, era aceptable no era al único al que le preocupaba aquello, tenía una sensación extraña en la boca del estómago. Dimitri no paraba de mirarme, estaba pensando muchas cosas, era como si estuviera observándome, pero a la vez pensando sobre quién sabe qué carajo y eso me enfadaba puesto que yo el punto de concentración de aquella morbosa mirada. Me removí incomoda durante el resto del vuelo. Al bajar del avión y aterrizar en Moscú, sus ojos seguían pegados a mí, con esa mirada fría y carente de sentimientos como si deseara intimidarme. —Creo que cumples con los estándares y eso será un problema para ti—Exclamó sonriendo con burla y sujetando levemente uno de mis mechones de cabello, su juventud no impidió que aquello sonara como una macabra amenaza. Eso me dejo helada y no solo de sorpresa si no de temor, rápidamente de puse de pie y caminé hacia afuera. ¿A quién se refería o mejor dicho a qué se refería con "Creo que cumples con los estándares y eso será un problema para ti"?, no tenía la mínima idea, pero por mi salud nerviosa decidí dejarlo pasar.  Horas más tarde y más preocupada que nunca en mi vida, daba vueltas en la habitación del hotel, estaba nerviosa, sobrecogida y además dramática. Era hora de arrepentirse y gritar que no quería hacer esto, pero a no quería decepcionar a nadie. Y en al nadie me refería George y al FBI, no podía salir corriendo como una cobarde. El sonido de la puerta me tomo por sorpresa, normalmente nada me exaltaba, pero hoy era la cruel excepción, una muy negra y cruel excepción. Alfred, el chico que había venido conmigo, trajo un maletín muy ancho con él. Lo abrió y saco un micrófono y coloco un auricular casi invisible en mi oreja. Me quede quieta permitiéndole colocarlo de manera correcta. —Cuando necesites decirnos algo, solo dilo, estará funcionando en todo momento, con esto sabremos con quien hablas y todo lo que se relacione. Por órdenes del general intenta no establecer mucho contacto con nadie de la familia Ivancok, es por tu seguridad. Cuando regreses, pasaremos todo lo obtenido a la base—Explicó con severidad—Buena suerte Williams. Asentí y él termino de hacer los últimos arreglos. Dos horas más tarde, un auto de estaciono en la entrada, fue demasiado sorprendente encontrarme con Dimitri en la parte de atrás, vestido muy formal con su smoking, además tenía un simpático chofer el cual me abrió amablemente la puerta. Desee con todas mis fuerzas poder sacar mi arma, pero aquel valioso objeto permanecía atado a mi pierna con un ligero de seda. Quise sacar mi arma y amedrentarlo con ella haciéndole saber que no iba a intimidarme con una mirada frívola.    —No sabía que vendrías por mí, pensé que mandarías al chofer—Murmuré un poco sorprendida e incómoda al mismo tiempo. —Se supone que no vendría por ti, pero como literalmente estoy monitoreado las veinticuatro horas, opte por hacer las cosas más fáciles con respecto a llevarte, pero no obtendrás más de mí que esto—Dijo un poco molesto—Solo mantén tu boca cerrada e intenta no llamar demasiado la atención. —Bien, solo necesito que me lleves a dentro, es todo—Espete alisando mi vestido. El asintió y me dedicó una mirada preocupada. —Solo te pido que no intentes hablar con mi tío, él es algo especial y tiende a conocer las intenciones de las personas antes de saber siquiera quienes son. Es muy controlador y mucho más si se trata de su familia—Comentó mirando de reojo a su chofer—Si valoras algo tu vida, me harás caso. Asentí, no quería meterlo en problemas ni que él me dejara sola, de cierta manera sentía lastima por el chico, se notaba que estaba nervioso. No solo yo me estaba jugando la vida si no él también. Intentaría no delatarlo y pasar desapercibida. Luego de varios minutos de viaje el auto amenoro la velocidad, estábamos en un lugar atestado de enormes y lujosos autos, el enorme portón generaba un pequeño zumbido cada vez que alguien llegaba. Dimitri le murmuro algo al conductor y este se detuvo en el enorme portón de madera de caoba que estaba abierta de par en par. Luego de esperar unos minutos en la gran cola de lujosos autos llego nuestro turno de descender, el chofer amablemente abrió mi puerta dejándome ver con mas claridad lo que había ante mis ojos. Estaba completamente anonadada, jamás había estado en una casa semejante, en el centro del jardín había una fuente, que estaba cien por ciento segura de que era de oro, la casa era de un estilo antiguo, el terreno era de piedra, todo a la vez sofisticado. La persona que había diseñado aquello debía tener un magnifico gusto. —Puedes tomarme de la mano, no estoy muy seguro, pero es probable que no dures mucho hay—Mis ojos se entrecerraron, no tenia que ponerme nerviosa a cada momento. Cada palabra una de sus palabras solo podía incomodarme más. ¿Williams estas dentro? La voz de Alfred se escuchó por el pequeño auricular. Estoy a punto de entrar. Al entrar, me quede sin palabras, había enormes candelabros de cristal, las copas estaban llenas de vino caro y muchos de los hombres estaban dispersados hablando entre sí de negocios, a cada lado de las paredes había un guardaespaldas, lo sabía por el pequeño cable trasparente que cada uno portaba en sus orejas. Además, claro de las enorme AK-47 que tenían a un costado. —¡¡Dem!! —Gritó una mujer. Dimitri volteo hacia un lado, en busca de aquel sonido, una chica de cabello rubio se abalanzo sobre él, lo rodeo con sus delicados brazos y el respondió a su abrazo, ella era mucho más mayor que él, no tenía idea de cuantos, pero la diferencia era clara. —Tus padres aun no llegan...me sorprende que estés puntual—Bromeo ella con una hermosa sonrisa en su perfilado rostro. El chico sonrió mientras negaba con la cabeza. —Estuve en América ocupado, apenas regrese y no he estado en casa, de hecho, me la pase en el hotel, no quería escuchar el bullicio de mi madre—Manifestó asiendo que la chica le demostrara su apoyo. El me coloco delante suyo y la chica centro su atención en mí. —Oh...que descortés. Hola, soy Diane—Se presentó acercándose a darme un cálido abrazo. Tenia un aroma florar a alguna fragancia costosa que me atrajo levemente. La chica tenía unos hermosos ojos verdes y un hermoso y brillante cabello rubio, me sentía completamente fuera del lugar cuando observe su atuendo. Ella estaba vestida con un hermoso vestido color verde con piedras preciosas decorando su delgado cuello. Tarde unos segundos en reaccionar. —Hola soy Savannah, Savannah Williams—Respondí de manera cortes. Ella sonrió mostrando sus lindos hoyuelos, estaba segura que esta chica era la atención de la fiesta. Parecía ser alguien sumamente agradable. —Diane feliz cumpleaños...mi regalo creo que llego unas semanas adelantado—Musitó Dimitri—No siempre puedo agasajar a mi prima mayor. —Muy lindo auto, tengo un lindo Audi R8 a mi colección, gracias Dem—Agradeció ella. Abrí los ojos sorprendida, él le había regalado un auto, que gran forma de gastar dinero. —¿Que le regalaras a Maxon? —Preguntó ella curiosa. —Aún no lo sé—Lo sentí tensarse— ¿Que se le da a un hombre que lo tiene todo? Es imposible dar en el clavo. Ella asintió con la cabeza en señal de que estaba de acuerdo con lo que acaba de decir, escucho que alguien mas solicitaba su presencia y no dudo en despedirse de la manera más amigable posible. —Piénsalo, me tengo que ir, tengo a muchas personas más que saludar. Ella se marchó destilando alegría por los poros y yo aproveche la oportunidad para obtener información, esa chica me parecía curiosa y además conocida, centre todos mis pensamientos en saber porque me parecía un deja vú.     —¿Quién es Maxon? —Pregunte curiosa. —Es su mellizo—Respondió el encogiéndose de hombros. —¿Puedes decirme quien es ella? —Por mas que le di vueltas no pude dar con aquella familiaridad y su respuesta me enfado un poco. —Lo sabrás dentro de poco. Este chico no iba a cooperar y eso me estaba irritando. Solo quería obtener la información y salir de allí. De un momento a otro estaba sola, Dimitri se había metido no sé dónde, tomé una copa de vino y lo bebí lo más suavemente que pude. Mire a las personas a mí alrededor intentando no parecer un cervatillo asustado que temía que las fieras la rodearan. Me sorprendí al toparme con alguien demasiado conocido, no personalmente, pero por fotografías, era Sebastián Ferreri y Cristiano Bianchi, Ferreri era el líder de la mafia italiana. Esta era una reunión con muchas celebridades, había muchas chicas, especialmente modelos reconocidas que había visto en algunas revistas de glamour. Incluso los aperitivos eran glamorosos, tenía una base de chantillí y una fresa en medio de una clase de galleta, además claro del caviar que no podía faltar en esta reunión. Mire por todos lados intentando encontrar a Dimitri, pero fue inútil, me pensaría mas tarde si acusarlo de dejarme sola adrede era prudente.   Llegué a una clase de balcón en la planta alta y observé lo que estaba afuera, las personas circulaban, un auto se marchaba y uno entraba. Mire a lo lejos la reja con su sonido se abrió al principio parecía ser normal, una persona acababa de llegar, los guardaespaldas se apresuraron a ir a su encuentro dándole un toque un poco sospechoso. Un auto n***o delante, dos a los lados y uno detrás rodeando a una enorme camioneta negra, se podía observar a simple vista el grosor de los vidrios negros, un blindaje de máximo nivel por lo que se podía apreciar. Ninguna de las personas que había visto llegar venían custodiadas de esa manera, observé con atención, varios de los hombres que había dispersados por el jardín se acercaron a las rejillas y cerraron el enorme portón, al parecer nadie entraría después de la llegada del sospechoso auto. —¡¡Madre de dios!! —Exclamé mirando la escena de película que estaba ocurriendo delante de mis ojos. ¿Qué pasa? La voz de Alfred se escuchó en el auricular. Las camionetas eran enormes, negras como la noche y tenían un brillo en la pintura peculiar, la enorme camioneta se acercó a la entrada y uno de los hombres corrió a abrirla, un lustroso zapato se dejó mirar con antelación. —Creo que acaba de llegar—Temí que mi voz sonara como un alarido, pero lamentablemente mis nervios se habían adherido a la boca de mi estómago. —¿Quién? —Preguntó él preocupado al escuchar mi tono. Tragué saliva. —Aleksey Ivancok.  
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD