Después del té, Camille se encontraba aburrida, tenía deseos de pintar, pero tampoco se sentía con muchos ánimos de eso. Había esperado que sus amigas enviaran cartas al saber que ella había regresado, pero la única carta que llegó desde que ellos estaban allí fue la del baile del sábado, y era una fiesta para Silas y Bernadette, aunque de igual modo le emocionaba, pero no tanto como una fiesta de verdad, donde asistieran guapos caballeros solteros que apreciar. Caminaba de un lado a otro, el salón quedándosele pequeño, su hermano había salido luego del almuerzo y el aburrimiento estaba acabando con ella. Recogió sus faldas y subió las escaleras a toda prisa, caminó con más rapidez hasta llegar a la habitación de Bernadette y tocó con suavidad. Bernadette abrió la puerta segundos des

