«Qué pena desperdiciar todo ese semen...», pensé mientras los miraba y finalmente me decidí. Mientras me observaban, desenvolví la toalla, bajándola por mi blusa, dejando al descubierto mis enormes pechos que apenas cabían en mi sujetador.
Arqueé la espalda, sacando pecho mientras les preguntaba con fingida inocencia: «Max... ¿James?». Sonreí dulcemente mientras me pasaba las manos por los pechos cubiertos por el sostén, seductoramente. «¿Quién de ustedes se va a masturbar primero cuando termine ahí dentro hoy?».
Mis hermanos me miraron con los ojos abiertos, sin creer lo que les pedí mientras seguía hablando con dulzura: "¡Vamos... no seas tímido!". Apreté mis pechos contra las palmas de las manos. "¡Puedes decírselo a tu hermana mayor!".
James tragó saliva nerviosamente mientras mirab
