Al día siguiente, me pasé el día bromeando con mis hermanos. Dejé de fingir modestia y me aseguré de estar solo en lencería en su presencia. ¡Pero no iban a cuestionarlo!
Les di muchas oportunidades para que me miraran con curiosidad cada centímetro de mi cuerpo. Como compartíamos habitación, ¡incluso les dejé la puerta del baño abierta mientras me duchaba, solo para volverlos locos!
Como era de esperar, mis hermanos aprovecharon al máximo este acceso entrando a usar el lavabo mientras yo me duchaba. Podía sentir sus miradas sobre mí a través de las paredes de cristal esmerilado mientras me enjabonaba, dándoles un espectáculo.
Estoy segura de que pudieron distinguir mi silueta desnuda a la perfección mientras acariciaba mi cuerpo curvilíneo y húmedo con las manos enjabonadas. Ahuequé mi
