Una traicion inocente. 2

3607 Words
Atenas espero pacientemente a que desaparecieran todos los que no quería cerca, Jonathan pasó a sentarse en la silla frente a ella, hace diez años que no veía a su hermano y entendía porque su padre Antoni a veces la veía fijamente con una mezcla de nostalgia y enojo, ambos se parecían tanto que cualquier persona podría jurar sobre la biblia que eran gemelos a pesar de que era notoria la enorme diferencia de edad que había entre ellos, las canas ya pintaban su cabello azabache y algunas partes de su barba, las patas de gallo marcaban sus ojos y las arrugas en sus mejillas eran notorias solo si se buscaban fijamente. — Es muy sorprendente lo mucho que te pareces a mamá. — Jonathan fue el primero en hablar. — No te vayas a morder la lengua usando esa palabra. — volvió su atención a la comida sobre su plato. — Ivana era mi madre, aunque las cosas no hayan sido tan buenas entre nosotros. — guardó silencio cuando el cuchillo rechino feo sobre el plato. — ¿Qué quieres? — levanto la mirada. — Me golpeó muy duro el saber que los tres habían muerto, me golpeo doblemente duro saber que mamá te escondió de nosotros por tanto tiempo y fue ella quien dejó toda tu información para que te buscara, pero eres un poco escurridiza y tuve que recurrir a Victoria. — ambos voltearon a verla y la pobre se hizo chiquita en su silla muy incómoda por el momento entre ellos. — ¿Qué quieres decir con que dejo mi información? — ladeo la cabeza. — Después de recibir el sobre con los videos me contacto un abogado italiano, Ivana le dejó un sobre con un álbum de fotos donde aparecíamos todos, iba tu información, desde el momento en que naciste hasta la fecha en que ella murió. — vio cómo el cuerpo completo de Atenas se tensaba. — ¿Qué sabes de mi en el ahora? — agarro el cuchillo con firmeza. — Tienes veintisiete años, tienes una empresa de joyería de lujo, te graduaste de la universidad en relaciones públicas, no tienes pareja y eres amante de la tecnología. — Jonathan describió a grandes rasgos lo que decían los documentos. — ¿Qué más? — Atenas tenía miedo de que su madre hubiese dicho algo sobre su hijo. — Nada más, las cartas contaban eventos de tu infancia, adolescencia y adultez, lo demás que se de ti es por una larga investigación que lleva tres años y que hace un mes nos llevó a conectar los puntos, aunque ahora que te tengo de frente no se si fue casualidad o causalidad. — levantó la mano para llamar la atención de la camarera y le pidió un café. — Explícate. — aquello último le intrigo mucho. — Vine porque quería conocerte, Ivana quería que lo hiciera y que buscará la forma de recomponer la familia, de unirnos ahora que ellos no estaban. — movió su mano ligeramente. — A mí me importa una mierda si la conciencia te traiciona o si intentas limpiar tus culpas, yo no estoy para jugar a los hermanitos a estas alturas de mi vida, lo que yo te estoy pidiendo que me expliques es que tipo de investigación tenían sobre mí. — sus uñas resonaron sobre la mesa. — Edith te estaba buscando, desde la primera vez que apareciste en Moscú no se olvidó de tu rostro y la curiosidad la estaba matando porque pensaba que eras mi hija. — la vio saltar en su asiento. — ¡Aparte de puta, imbécil! — Atenas fue insolente con sus palabras. — ¡Es mi esposa y la madre de mis hijos de quien estamos hablando! — Jonathan se enojó mucho. — ¿Me ves cara de que me importe? — se cruzó de brazos — Dudo mucho que el pequeño cerebrito de tu mujer de para tanto, Edith es una estúpida mercenaria que perdió su imperio más rápido de lo que perdió su virginidad y ese cuento de que me ha estado investigando se lo puedes ir a contar a la escuálida rata que tienes estudiando en el colegio Kuztnetkov... — se puso en pie y apoyó las manos en la mesa — Si mi madre te pidió que me buscaras has de cuenta y caso que nunca lo viste o lo leíste, yo no voy a relacionarme con un mentecato faldero que no sólo renunció a su apellido sino que decidió llevar con orgullo el apellido del hombre que vendió a su madre a un abusador demente y que sobre eso quiso matarla, tu, tus hermanas rameras, tu puta esposa y el resto de tu prole se pueden ir al infierno porque yo no seré parte de su circo. — se alejó de la mesa. — Si tan solo me dejaras darte la otra versión de cómo fueron las cosas. — Jonathan tenía un sentimiento de rabia y tristeza dentro de su pecho. — ¡Oh, Jonathan! — la voz de Atenas se volvió más ronca — ¡Yo he escuchado las dos versiones de cómo fueron las cosas, las escuche de las bocas de Laura y Mónica, pero yo si soy un ser pensante que no se deja manipular por las ideas de una suegra metida y una esposa zalamera! — sacó su billetera — Espero que esto te sirva para pagar lo consumido y quédate con el cambio, mamá me enseño que siempre hay que ayudar a los que se mueren de hambre. — se dio la vuelta y se fue después de haber lanzado a la cara de Jonathan varios billetes de cien. — Esto salió peor de lo que pensaba. — Jonathan se cubrió el rostro con las manos. — ¡Y por tu maldita culpa ahora yo me voy a quedar sin mi única y mejor amiga, maldito sea el momento en que decidí prestarme para esto! — exclamó Victoria llorando y muy enojada, se levantó y se fue. — ¿Papá? — Mikail tomó asiento frente a él — ¿Por qué le mentiste? — ladeo la cabeza. — No lo sé... — negó con la cabeza — Pensé que si se sentía expuesta la iba a perder para siempre... — alzó la mirada — Amo a mis hermanas a pesar de los malos momentos, las tengo a ellas y los tengo a ustedes, Atenas ya no tiene nada y sabes que Ivana suplico mucho porque no la dejara sola. — apretó sus lagrimales porque le dolió todo lo que ella le dijo. — Se que lo que diga no lo vas a tomar mucho en cuenta, pero creo que es mejor dejarla con su rabia en contra de todos nosotros, te ahorrarías muchos problemas. — Mikail vio a Odette sentarse donde antes estuvo Victoria. — El detalle es que la necesitamos también, con el carácter que tiene por la fuerza no va a colaborar con nosotros. — comentó la mujer cruzándose de brazos. — Esto va más allá de su capacidad como hacker, ella es mi hermana y se parece tanto a mi madre que es un poco espeluznante porque hasta tienen el mismo carácter. — Jonathan se frotó el puente de la nariz. — Vinimos para que te reunieras con ella y trataras de formar un lazo familiar, en lugar de eso insulto a tus hijos, tu esposa y hasta tu suegra salió volando por ahí. — Odette negó con la cabeza frustrada porque las cosas no salieron como esperaban. — Ivana siempre tuvo rencor en contra de Edith y Sophie por no apoyarla en su momento, Atenas vivió con ellos toda su vida y aunque diga que tiene opinión propia sé que esta envenenada... — Jonathan dejó escapar un suspiro pesado — Me quedare una semana para intentar que me escuche, si puedo convencerla de que conozca a Edith quizás pueda hacer que su pensamiento cambie. — volteo a ver hacia donde estaban los demás. — Yo opino que es una mala idea y que es un caso perdido, Atenas parece que no va a cambiar de idea a pesar de que insistas y yo no estoy de acuerdo con que expongas a mi madre a ella, es peligrosa. — Mikail no quería relacionarse con su tía. — Lo bueno es que no la detesta tanto como para hacerle daño, han pasado diez años y no se molestó en ir a Moscú a intentar algo. — Jonathan creía que su hermana era buena persona, que estaba errada en su pensamiento y que podría hacerla cambiar. — El problema es que, si la presionas demasiado puedes conseguir una reacción que lamentaras, si el informe que recibimos dice la verdad, Atenas no es una mujer con la que se puede jugar y mucho menos es una que se puede manipular. — Odette estaba tratando de ser imparcial en todo aquello. — No por nada la comparan con una cascabel, estuvo advirtiendo y al final terminó escupiendo todo su veneno. — Mikail rodó los ojos. — Si en una semana no tienes avances con ella volveremos a Moscú y buscaremos la forma de encargarnos nosotros mismos del problema, tampoco es que podamos fiarnos del informe anónimo que nos llegó asegurando de que ella es el fantasma. — Odette pensaba quedarse con ellos. — Otro motivo para venir era para confirmar eso o descartarlo, espero que Victoria pueda convencerla de volver a reunirnos. — Jonathan suspiro profundo. Atenas se fue de la cafetería enojada consigo misma por haber permitido que Jonathan se acercara tanto a ella y hablara, aunque tampoco estaba muy segura de porque su madre le habría pedido que la buscara y que intentara reunir a todas las hermanas, a opinión propia pensaba que ellas eran unas perdedoras y él un faldero, ninguno valía realmente la pena para conectar en familia y menos después de todo el desmadre que se había formado, después de las infidelidades de Laura las cosas entre el resto de las Giuseppe eran tensas por decir poco. En el tiempo que duró su relación con Andre se enteró que Laura ya lo había engañado una vez hace dos años previos de conocerse y quizás fue por eso que él hombre fue tan insistente con ella al momento después de conocerse, él quería venganza, pero se terminó enamorando tan intensamente como ella, más no esperaba que Laura volviera a engañarlo y que le encasquetara un hijo que no era suyo, aquello desencadenó que dudara de la paternidad de Antoni, antes de firmar la renuncia paternal la quiso obligar a hacerse un aborto alegando que le perdonaría la infidelidad si se sacaba al bebé porque la amaba demasiado como para perderla y eso junto a otros eventos fueron la ruptura del momento en que Atenas pensaba olvidarlo todo, estaba pensando en ser una aliada secreta de la familia, pero las palabras de Andre y Sophie lo jodieron todo. Laura siguió haciendo desastres y lo último que supo de su hermana es que Nanava le pegó una paliza después de que su esposo le enseñara los mensajes insistentes de su cuñada, todavía no se divorciaba de Andre y buscaba quitarle el esposo a su propia hermana. Fue curiosa la forma en que Mónica y Nanava maduraron con el tiempo, se volvieron más centradas y responsables mientras que Laura pareció desquiciarse, la menopausia le pego bastante duro o quizás fue la descaradez natural de su ser, a Atenas no le importaba mucho y en esos momentos solo quería volver con su pequeño granito de arroz para besarle sus cachetes, perderse en su mirada mientras lo amamantaba y susurrarle con insistencia lo mucho que lo adoraba; Antoni era su mayor tesoro, recuerdo de su madre y de sus dos padres, fue curioso que sacara el lunar de Jace y los hoyuelos de Antoni, los ojos de Ivana y lastimosamente todo aquello se había mezclado con la genética de los Doménico porque también se parecía mucho a Andre, el maldito desgraciado lo negó con muchas ganas y Antoni se parecía a él. Camino a casa recibió la llamada de Victoria la cual no respondió porque no quería hablar con ella, estaba enojada y no quería que eso la hiciera decir algo incorrecto así que solo apago el celular para continuar manejando solo con la música que salía de los parlantes, como era precavida reviso por los espejos y dio un par de vueltas porque no quería que ningún guardaespaldas de los rusos la siguiera a su casa, aunque no se escondía de nadie, era conocida por ser la hija de Antoni Giuseppe y por tener las mejores estrategias para lavar el dinero en ese lado del continente, la respetaban solo por su apellido y cuidaban de ella porque Ivana fue una eminencia después de que su esposo muriera. Atenas sonrió al percatarse de que no era seguida y finalmente pudo encaminarse a su casa, a su santuario tecnológico y desde donde había hecho una infinidad de actos que aparecieron en las primeras planas de revistas, periódicos y sitios web, las agencias gubernamentales de seguridad seguían buscándola de vez en cuando intentando saltarse los acuerdos que firmaron con ella a cambio de su ayuda y es que sabían que era una amenaza para la seguridad nacional, sin embargo, solo tenía que apretar un par de teclas para ponerlos de rodillas ante ella nuevamente. Atenas llevaba ocho años interpretando el papel de doble agente, era una empresaria de joyería que adoraba los lujos y derrochar dinero en caprichos, pero bajo esa fachada construyó un nombre que se convirtió en el terror de todo el mundo, a lo largo de la historia habían existido hackers o comunidades de ellos que se aliaban para resolver enigmas o conseguir justicia exprés, sin embargo, Atenas iba mucho más allá de ellos y entraba en la categoría de ciber terrorista encabezando la lista de los diez más buscados, aunque claro, no había una foto, un perfil criminal y solamente tenían un apodo "Ghost", fueron los medios quienes la apodaron de esa forma, le gusto y lo volvió su sello personal, ahora cuando Ghost aparecía el mundo prestaba atención y el gobierno se asustaba. La primera vez que apareció fue para resolver un acto que le pareció extremadamente repugnante y quería justicia por mano propia pues la policía estaba aliada con los criminales, expuso a muchas personas importantes e intentaron arrestarla, pero fallaron, en su segunda aparición evitó un conflicto civil por un error de información y fue ahí cuando las autoridades le ofrecieron el "Convenio Virtual", ellos la llamaban cuando la necesitaran con verdadera urgencia y a cambio de eso podría actuar en impunidad todo el tiempo que quisiera, aparte de eso el dinero que le ofrecieron fue tentador. Claro que ese convenio era muy engañoso y Atenas lo tomo con pinzas cuando le fue ofrecido, con tantas pinzas que en la primera emboscada que intentaron hacerle dejó al país entero sin electricidad por dos días, quince días después ocurrió la segunda emboscada y entonces cortó comunicaciones con agencias de seguridad nacional por una semana envolviendo al país en un caos total que fue suficiente para que dejaran de buscarla e incluso hubo un comunicado en televisión nacional suplicando, desde entonces había vivido su vida en la completa normalidad, actuando de vez en cuando. Abrió las puertas de su propiedad usando el reloj inteligente de su muñeca, era un artefacto aparentemente inofensivo que cualquier persona usaba como un accesorio más, pero en manos de alguien como Atenas se convertía en una herramienta valiosa con la que era capaz de acceder a muchos lugares y controlar muchos otros artefactos. — ¡Mira quien ha vuelto! — exclamó Ariana que había salido de casa — ¡Es mamá, mira! — tenía a Antoni en sus brazos y el bebé era todo sonrisas. — Ya me tenía con pendiente que no volviera rápido. — Mads salió de casa también. — ¡¿Dónde está el amor de mi vida?! — exclamó Atenas al bajar y su caramelo gritó — ¡Ahí está mi arrocito inflado! — tenía muchos apodos amorosos para él. Antoni grito más fuerte al tiempo que movía su cuerpo emocionado de ver a su madre acercarse a él, le agarró el cabello mientras ella le hacía cosquillas con la boca en la barriga y soltó carcajadas estridentes, Atenas se alejó un poco para poder tomarlo en sus brazos y recibir una euforia de besos que dejaron su rostro lleno de baba, pero su corazón se llenó de una felicidad inmensa porque él era su razón de seguir viviendo y esforzándose por convencerse de que era una madre suficiente, capaz y competente que podía proteger a su hijo. — ¿Por qué tardaste tanto? — pregunto Mads acercándose a abrazarla. — Tuve un encuentro inesperado con mi hermano. — se dejó abrazar. Hubo un tiempo en que Atenas estuvo enamorada de Mads, para ese tiempo él tenía novia y no iba a poner sus ojos en ella ni a palos porque la veía como a una hija pues había una gran diferencia de edad entre ambos, el sentimiento desapareció cuando comenzó a dejarse cortejar por Andre y hasta ese momento ambos eran amigos e incluso cumplía el papel de padre en algunas noches. — ¿Con tu hermano? ¿Te encontraste con Jonathan? — preguntó Mads sorprendido. — Si, Victoria lo llevó hacia mí y dijo que mi madre le pidió que me buscara, es un largo cuento. — suspiro profundo mientras besaba a su bebé. — Espero que no te hayan lastimado. — tomo las mejillas de Atenas para revisarla. — No, no me hizo daño, pero sería bueno que redoblemos la seguridad porque no viene solo, su hijo y el chacal lo acompañan, no se quienes más porque solo los vi a ellos. — camino hacia la puerta con ganas de irse a sentar, su criatura estaba muy bien alimentado a pesar de que solo era con leche materna. — Quizás sean ellos. — susurro Ariana. — Deja que por lo menos descanse. — Mads negó con la cabeza. — ¿Que ha pasado? — preguntó Atenas viéndolos. — Las alarmas de seguridad llevan sonando desde la mañana, no sabemos si son intentos de rastreo o si son mensajes, te falta ponerle un tono exclusivo a cada una de esas notificaciones. — explicó Ariana mientras la veía tomar asiento. — Si han estado escuchando las alarmas es porque son mensajes, si fueran atentados en contra de mi sistema la casa entera estuviera en alerta máxima... — acomodo a Antoni en su regazo — Así como en estos momentos. — se encogió en sí misma porque las bocinas de la casa retumbaron. — ¿Eso es un ataque? — pregunto Mads, usualmente Atenas resolvía todo antes que las alertas se dispararan de esa forma. — Necesito que lo tengan un poco más. — se puso en pie y entregó a su bebé nuevamente antes de apagar la alerta desde su reloj. — Vamos a estar bien. — Mads sonrió meciendo a Antoni de un lado a otro. Atenas confiaba en ellos ciegamente, quería estar con su hijo, pero la seguridad de su casa era más que importante pues en ella estaba su tesoro, fue a la cocina, entró por el pasillo hacia hasta el fondo donde una pared aparentemente normal terminaba el camino, pero aquello era una puerta muy bien escondida que sólo podía ser abierta con un código que ella tenía, la pared derecha era otra puerta que llevaba a una serie de túneles de escape, puso el código en el panel táctil que era invisible al ojo humano a menos que se buscará con minuciosidad. — Bienvenido al santuario Ghost. — dijo una voz masculina al tiempo que todo comenzaba a encenderse, la inteligencia artificial y los asistentes virtuales era lo que más amaba Atenas. — Informe de daños. — observó las pantallas. — El sistema operativo Cronos ha logrado repeler quince ataques a la señal URL y GPS del satélite, ha redirigido las señales a diferentes hogares en Centroamérica. — le mostró un mapa de las ubicaciones. — Ahora que pírrica base militar estadounidense lo está intentando. — se puso las manos en la cintura. — Proviene de una campiña al norte de Minsk Mihck, en Bielorrusia. — respondió la computadora. — ¿Que? — Atenas se acercó más a las pantallas — Muéstrame una imagen completa del lugar. — bajo los brazos — ¡Maldito desgraciado, has vuelto a aparecer Enigma! — susurro mientras veía el nombre de Ghost escrito en el campo con piedras blancas. Atenas encabezaba la lista de los hackers más buscados del mundo, así como la de los más peligrosos, pero por debajo de ella había muchos más y uno de ellos era Enigma, el único tonto que se había metido con ella y el único que intentaba rastrearla sin llegar a tener éxito nunca, pero era divertido jugar al gato y al ratón con aquel desconocido obsesionado con Ghost. Enigma fue contratado por un mafioso italiano que tenía cuentas pendientes que saldar con un par de otros mafiosos y logró hacer un revuelo cuando consiguió lo que le pidieron pues una buena parte de la mafia italiana se desestabilizo por un buen tiempo, por suerte Dante salió bien librado de todo aquello y Victoria siempre estuvo protegida, la otra mitad que no estaba aliado a Valentino se aliaron a un desconocido que logró desterrar a la familia Doménico por completo de la isla de Cerdeña y tomó el mando absoluto.
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