Tu y yo juntos o separados

Había estado casi toda la noche sin dormir de los puros nerviosa, aun no podía creer que ya íbamos a la universidad, que iba a estudiar la carrera que yo quería y que lo haríamos juntos, con alonso. Después de todo lo que pasó con Javier y Lucía, en que casi morimos alonso y yo, nos costó mucho salir adelante. A la madre de Javier le habían dado 30 años, porque para sorpresa de nosotros y de su hermano, tenía muchos cargos por robo y estafa. A Javier y a Lucía les dieron 6 años, ya que no presentaban ningún tipo de antecedente. Por mi que Lucía se hubiera podrido en la cárcel. Espero que nunca salga porque voy a estar ahí para hacerle la vida un infierno. —¿Que tienes? —me pregunta Alonso, notando aparentemente mi nerviosismo. — Nada, tranquilo —le digo sonriendo. —Por dios, ¡eres como una niña pequeña en víspera de su cumpleaños! —dice alonso riéndose, yo le doy un pequeño empujón con mi hombro —¡Nunca debí contarte eso! —digo, por que yo le conte a Alonso que cuando éramos pequeñas con mi hermana, ansiabamos mucho nuestro cumpleaños, literal no dormíamos en la noche, entonces nos habían comprado unos zapatos hermosos a ambas, y mamá dejó las cajas arriba de la repisa. en fin yo estaba tan ansiosa que no pude dormir en toda la noche mirando la caja de zapatos. y eso a alonso le pareció muy gracioso y desde entonces me molesta siempre. —¡Lo siento! —dice aun riendo. Yo ruedo los ojos y me doy vuelta en la cama, miro mi teléfono, 4:00 am, perfecto, soy una niña pequeña otra  vez. —¡Espero no te pongas a roncar otra vez! — contraataco, él hace un sonido extraño. Sé que odia que le diga que ronca, pero lamentablemente lo hace y uno tiene que ser sincera con la pareja—. ¡Porque roncas como un cerdo! —  —¡Mentira!, solo ronco cuando estoy muy cansado —yo ruedo los ojos —¿Siempre estás cansado? —pregunto con una sonrisa, pero que como estoy de lado, no me puede ver. —Bueno, tamara, eres bien exigente así que sí, quedo muy cansado —me doy vuelta sorprendida a mirarlo, Alonso está sonriendo, sé a lo que quiere jugar.  —Bueno, pero si no puedes me avisas, y ya sabes, busco por ahí… —dejo la frase incompleta, a Alonso se la ha borrado completamente la sonrisa. ¡Destruido en segundos! —Creo que ire a dormir a mi habitación —dice levantándose, yo me rio. —¡Cierra la puerta al salir nene! —le digo para luego darme vuelta y taparme con la sabana. Escucho a Alonso gruñir al salir pero no dice nada más. Y por fin comienzo a caer en el sueño. ❀.•° ✿.•° ❀.•° ✿.•° °•.✿ °•.❀ °•.✿ °•.❀❀.•° ✿.•° ❀.•° ✿.•° °•.✿ °•.❀ °• —¿Cariño? —  comienzo a abrir los ojos, ¡dios! parece que recien me hubiera dormido. —Un ratito mas —digo aun sin abrir los ojos, rogando por unos minutos más de sueño, escucho una risa, una risa que conozco muy bien. —Cariño se te hara tarde, Roberto y yo los iremos a dejar —dice mamá, abro los ojos, hoy era el gran día. —Está bien, mamá —le digo para luego abrazarla. Ella me devuelve el abrazo, la vida nos ha cambiado, nos ha cambiado a todos, y lo más importante es que para bien. —¡Te espero abajo, les tengo el desayuno listo! —y en ese preciso instante mi estómago rugió, literal. Mamá se puso a reír y yo igual. —Bajaré enseguida —le digo, porque lo haré, muero de hambre, muero de nervios, muero de todo hoy. Cuando mi mamá baja yo voy directo al baño, me lavo la cara y al mirarme al espejo sonrío, quien iba a pensar que yo, ahora estaría yendo a la universidad, después de como actuaba. Pues ni yo. Estoy segura que mi padre y hermana me han estado cuidando todo este tiempo. salgo de mi habitación en dirección a la de Alonso, que todavía está durmiendo. entro en puntillas y le toco el hombro, emite un sonido parecido a un gemido pero no despierta. —¡Hey! —digo más fuerte y moviendolo más fuerte. Nada —¡Alonso! — grito más fuerte empujando, alonso abre los ojos de golpe y cuando me encuentro con sus ojos azules él suspira. —¡Por dios, por que no puedes ser amable y despertarme con besos! — dice refregándose los ojos, yo ruedo —¡Por que cuando lo hice, me empujaste, porque según tú pensaste que era un perro! —le digo cruzandome de brazos. —¿Y pudiste dormir? o ¿la ansiedad no te dejo? — pregunta sonriendo, yo le sonrío de vuelta. —Después que te fuiste, dormí como un bebé — le digo respirando hondo para darle énfasis, él levanta una ceja—. Vamos que mi mamá tiene el desayuno listo —le doy un beso en la boca y luego salgo de la habitación. Como a mitad de camino, más específicamente a mitad de la escalera, el olor de los panqueques de plátano de mi mamá me embriagan completamente. Mi estómago vuelve a sonar. —¡Pero que rico olor! —digo cuando entro a la cocina, mamá se da vuelta y me sonrie —¡Dios, qué bien huele! —dice Alonso detrás mío. Mi mamá está sonriendo en grande, y se me hincha el corazón de felicidad cuando la veo así. Después de todo lo que pasamos, o más bien de lo que yo les hice pasar, todos merecemos ser felices. sobre todo mi mamá. —Ya chicos tomen asiento —dice mamá, soy la primera en sentarme, alonso se sienta a mi lado, y justo en ese momento aparece Roberto. —¿Panqueques de plátano? —pregunta, todos asentimos con nuestros cubiertos en la mano, el se relame los labios y se sienta junto a Alonso. —¡Al ataque! —decimos al mismo tiempo con alonso, cuando mi mamá nos deja panqueques a cada uno. ❀.•° ✿.•° ❀.•° ✿.•° °•.✿ °•.❀ °•.✿ °•.❀❀.•° ✿.•° ❀.•° ✿.•° °•.✿ °•.❀ °•            Tengo todo listo, dos maletas con ropa, una maleta pequeña con cosas de aseo, mis cuadernos, mochila, maquillaje, zapatos. —¿Estás lista? —me pregunta alonso, que está afirmado en el marco de mi habitación, luce una camisa azul con unos pantalones color crema. Lo miro de arriba abajo y me muerdo el labio. —¿Tenemos tiempo? —le pregunto, él ríe y se acerca a mí seductoramente —Lamentablemente no nena, pero a lo que lleguemos allá, tendremos todo lo quieras —dice dejando un beso en mi cuello, yo lo abrazo fuerte. —Espero que todo nos salga bien —le digo, aunque suena más como una petición, él me toma la cara entre su manos y me hace mirarlo a los ojos. —No hemos pasado por toda la mierda, para que la universidad nos separe —deja un beso en mis labios, yo asiento. Tiene razón, no hemos pasado todo ese infierno para terminar ahora—. ¿Estás lista? —vuelve a preguntar. —Sí, ¡estoy lista! —digo. Alonso me ayuda a bajar las maletas, no niego que voy nerviosa, pero de que voy feliz, voy muy feliz. Ahora a disfrutar el largo viaje en donde ambos vamos a comenzar nuestra nueva vida.