Capítulo 2: Comienzan las clases

1601 Words
Voy bajando la escalera para juntarme con Alonso y de asegurarme de que Diego ya este listo, y no este durmiendo todavía. Apenas pude dormir de los nervios de como sería este primer dia, pero ahora ya estaba un poco más calmada. Golpeo la puerta de los chicos, Alonso me abre, esta guapo como siempre, y yo me muerdo los labios inconscientemente. Él sonríe y se hace a un lado para que yo pueda entrar, Diego está durmiendo aún, tal como pensé. —¿Por qué está durmiendo aún? —pregunto, Alonso se encoge de hombros mientras se acerca para darme un beso. —He intentado despertarlo como cinco minutos, pero nada, parece que estuviera muerto —dice, yo sonrío y vuelvo a juntar nuestros labios. —¡Ya se que hacer! —voy al baño y con un vaso lleno de agua me dirijo hacia la cama de Diego. —Supongo que no se lo tiraras en la cara —dice Alonso, yo sonrio. —¡Es justo lo que haré! —digo para luego dejar caer el agua sobre la cara de Diego. Este se sobresalta y se endereza en la cama asustado, se limpia la cara y nos mira a ambos. —¿Qué demonios les pasa? —dice Diego mirándonos confundido, yo ruedo los ojos. —¿Que demonios te pasa a ti?  —le digo con los brazos cruzados. Él nos mira a ambos y luego se pasa las manos por la cara. —¡Dios, Alonso! —dice —. ¿Por qué no me despertaste? —Alonso se rie sarcasticamente. —¡Estuve más de diez minutos intentando despertarte! —Yo asiento. —¡oh! —dice Diego. No vi nada pero le creo, sé que Diego tiene el sueño muy pesado, sobre todo si está con resaca. —Ve a bañarte, porque hueles fatal —digo tapandome la nariz. La verdad es que no esta ediondo, pero siempre lo hago para que se vaya a bañar. —Y rápido, porque en media hora entramos —dice alonso mirando su reloj. —¡No se diga más! —Dice Diego, literalmente saltando de la cama. Esperamos a Diego, mientras tanto nos sentamos a conversar en su cama, ambos abrazados. El olor de Alonso me producía calma, era algo inexplicable, nuestro amor era diferente, si no lo hubiera conocido, quizás nunca habría sabido lo que era el amor verdadero.  —¿Estás nerviosa? —me pregunta, yo asiento. —¿Y tú? —le pregunto, él asiente—. Tengo miedo de no ser lo suficientemente inteligente como lo era mi padre —me sincero. Alonso me da un beso en la cabeza. —¡Eres muy inteligente mi amor! —toma mi mentón y me hace mirarlo—. Nunca lo dudes —yo asiento y le doy un beso en los labios. —Bueno, ¡estoy listo para arrasar en mi primer día!   —dice Diego dándose vuelta para que lo veamos. Yo asiento. —Te ves bien guapo —digo y lo abrazo—. ¡Me encanta que estemos haciendo esto juntos!  —digo. —Siempre juntos nunca injuntos —dice Diego haciéndonos reír a todos. Caminamos los tres hacia nuestras clases, aunque por mi carrera yo tenía en un edificio distinto, nos despedimos y me fui hacia mi nueva vida. “Facultad de Derecho”       Sin querer mis ojos se llenaron de lágrimas, ojalá papá me viera en estos momentos. Ojala Anna estuviera entrando a la facultad de medicina con los chicos. Ojala todo fuera distinto, no puedo cambiar el pasado, pero es mi deber trazar mi propio destino. Saco el papel de mi bolso donde tengo el horario y el número de las salas, pero este lugar es gigante. Dios, me quedan cinco minutos para entrar a clases, y aun no encuentro la maldita sala. ❀.•° ✿.•° ❀.•° ✿.•° °•.✿ °•.❀ °•.✿ °•.❀❀.•° ✿.•° ❀.•° ✿.•° °•.✿ °•.❀ °• Voy caminando hacia la banca donde me esperan Alonso y Diego, están conversando y Diego fumando un cigarro. Él no fumaba, pero después de lo que paso con Lucía había tomado ese mal hábito. —¿No hace mucho calor para que las chimeneas estén encendidas? —pregunto una vez llego al lado de ellos, Diego rueda los ojos y yo también—. ¿Cómo les fue? —pregunto, le doy un beso en los labios  a Alonso y uno en la mejilla a Diego. —¡Una cantidad de mujeres hermosas! —dice Diego mirando hacia el cielo. Yo miro a Alonso, él se encoge de hombros y yo levanto una ceja. —Ya sabes como es —dice, yo asiento. —Y, ¿cómo te fue a ti? —pregunto, él se encoge de hombros. —Básicamente nos explicaron como funcionaba todo, como serían los examenes, los créditos y cosas como esas —yo asiento. —Sí, en mi clase fue lo mismo, nos dieron los libros a leer y cosas como esas —digo. Nos disponemos ir a comer, Diego por su parte les guiña el ojo a las chicas que pasan y las saluda, por increíble que parezca ellas se ríen y le guiñan un ojo. Cuando llegamos a la cafetería, está es inmensa, no está muy llena de estudiantes porque aún es temprano pero muero de hambre. —Dios, tengo un hambre que me comería… —digo mirando alrededor—. A ti, por ejemplo —le digo despacio a Alonso, él me sonríe de medio lado y me acerca a él.  —Se me apetece lo mismo —me susurra, yo me remuevo ansiosa. —¿Que te parece si hoy te duermes conmigo, mi compañera de cuarto aun no llega —digo acariciando su pelo. —¡Me encantaría! —dice. Llega Diego  a nuestro encuentro. —¿Qué van a pedir, chicos? —pregunta, yo vuelvo a mirar la lista de cosas—. ¡Porque muero de hambre! —dice tocándose el estómago. —Todos —decimos al unísono con Alonso.   Nos decidimos por comer en una mesa de la cafetería, en vez de salir. La cafetería estaba casi vacía y el patio estaba lleno. Diego comenta lo emocionado que está de comenzar esta nueva vida y dejar todos los malos ratos atrás. Lo entiendo, sé a lo que se refiere. A todos nos costó entender que era lo que había pasado, porque habíamos pasado de una vida normal de estudiantes y una película donde nos secuestraron y donde casi terminamos muertos. —Todo fue de película, ¿no? —dice Alonso, Diego y yo asentimos. —Pero ya no hablemos más de eso —digo—. Estamos aquí, en una nueva etapa, debemos dejar atrás todo eso — Cambiamos el tema, no niego que a veces aún tengo pesadillas con eso, de estar atada en un lugar oscuro, pero ya basta, no puedo seguir pensando en aquello. —Bueno, es hora de volver, espero que esta clase sea más emocionante  —Dice Alonso. Todos asentimos, para luego despedirnos e irnos a nuestras clases. Esta vez no me cuesta demasiado encontrar mi sala, ya que en la mañana prácticamente recorrí todo el edificio, a diferencia de la mañana, ahora estaba llena así que subí a los últimos asientos para sentarme, porque la verdad nunca me ha gustado sentarme de las primeras. Tomo asiento, y saco un cuaderno que traje para anotar la fecha de las evaluaciones, y otras cosas importantes que puedan mencionar, y mi celular para enviarle un mensaje a Alonso. Para Alonso: ¿Cómo va todo por allá?, cariño.        De Alonso: La profesora ya estaba aquí cuando llegamos, y no ha parado de hablar desde entonces, me marea. Y, ¿tú nena? Para Alonso: No ha llegado aún y espero que no sea como la tuya jaja. De Alonso: Espero que no, nena. —¿Está ocupado? —pregunta alguien provocando que quite la vista de mi celular, es un chico, muy alto que me mira con unos tremendos ojos verdes, muevo la cabeza. —No —digo, él me sonríe y yo le devuelvo la sonrisa, para luego volver a mi celular, cuando estoy escribiendo un mensaje para Alonso, el chico vuelve a hablar. —Soy Thomas, ¿tú eres? —pregunta, me remuevo incómoda. —Tamara —respondo. —Mucho gusto, Tamara —dice alargando la mano hacia, se la tomo incómoda, y pensando en cambiarme de puesto pero justo en ese momento llega el profesor. —Hora de poner atención —digo alejándome un poco del chico, esperando que entendiera la indirecta. Para Alonso: Acaba de sentarse un chico al lado mío, ha invadido mi espacio. De Alonso: Por dios, es de la clase de hombres que tienes que alejarte bebé, espérame allá, cuando salga me voy rápido a buscarte. Para Alonso: ¿Intentas marcar territorio? De Alonso: ¿Debería?    Para Alonso: Definitivamente no, aquí te espero.    Guardo mi teléfono y miro hacia la pizarra donde el profesor está haciendo un esquema, así que rápidamente comienzo a copiarlo. 《《《《《《》》》》》》》》》》》》》 Cuando la clase termina salgo rápidamente, porque el chico intenta hablarme, no quiero ser maleducada pero sé a dónde quiere llegar y no me interesa. —¿Cómo estuvo tu clase? —me pregunta Alonso dejando un pequeño beso en mis labios. Yo me encojo de hombros. —Literal el profesor dijo que sería un perro con nosotros y nuestras notas, pero aparte de eso todo bien —digo, alonso se ríe. —Creo que fue una buena empezada de año —dice, me acerco más y lo abrazo. —¿Cómo te fue a ti? Corazón de melón — —Mucho mejor que a ti, ella no nos amenazó por lo menos —dice riendo. —Me alegro,  porque ahora no quiero venir más a esta clase digo riéndome. —Y, ¿que tal el chico que te hablo? —pregunto, como quien no quiere la cosa, yo sonreí.  —La verdad no tiene relevancia —digo—. Que te parece si vamos a mi cuarto un rato a descansar —digo sonriendo de forma pícara, Alonso me mira y sonríe, sabe perfectamente lo que significa descansar. —Me parece muy bien — Cuando llegamos a mi cuarto no me sorprendo de ver que mi compañera de cuarto no ha llegado, es raro teniendo en cuenta que las clases ya empezaron. Cierro la puerta con llave,  no quiero que nadie nos moleste. —¡Tranquila leona! —dice Alonso cuando lo tiro a la cama y comienzo a desabrochar los botones de su camisa. —Nada de tranquila, hace rato que estoy deseando esto —dicho esto ataco sus labios con pasión y Alonso me responde de la misma forma comenzando a tocarme.  Sus caricias me producen una electricidad inigualable, lo único que quiero es que la ropa esté en el suelo y su cuerpo sobre el mío,  o yo sobre él.  —¡Quítate la ropa! —le digo de forma demandante, alonso se pasa la lengua por los labios y asiente.
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