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EVANNIA

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Blurb

Dolor, adicción, dominación, entrega y sumisión serán la combinación perfecta para este cóctel de sastifaccion s****l que experimentara nuestra protagonista el cual acompañado de tragedia, perversiones y locura la harán dudar de que si lo que siente es un amor que podrá ser su salvación o su perdición.

Una historia llena de trasfondos ocultos inimaginables...

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1. El Inicio
******************** "Una fuerte estocada podría convertir una gran adicción en una sobredosis inevitable" ******************** Evannia Walsh es una joven inglesa descendiente de padres irlandeses los cuales decidieron emigrar a Londres por mejores oportunidades de vida. Desde muy corta edad empezaron a tomar decisiones por ella, una de estas se trataba de su futuro ya que notaban la marcada dedicación que posee para los estudios a diferencia de sus hermanos, por ello deciden que al terminar la preparatoria se aliste para estudiar medicina. Debido a su notable inteligencia le otorgan una beca, beneficio que le servirá para poder forjarse sin ningún inconveniente. Como toda en la vida de Evannia es seleccionado por sus padres sin dejar que tome sus propias decisiones deberá pensar que hacer, dado que si rechaza la idea no solo los desobedecería, sino que tendrá que permanecer en Brixton, lugar donde ha vivido desde que nació. A parte de ello tendría que dedicarse al trabajo del comercio como sus padres, oficio que tampoco quería para su vida. Todo esta situación la envuelve en un caos mental debido a que nunca les ha llevado la contra ni tampoco ha sido una chica rebelde, al contrario siempre ha sido una persona totalmente introvertida, obediente e insegura consigo misma, hasta el punto de no saber exactamente qué hacer con su vida, ni que profesión estudiar, por ello para evitar el disgusto de sus padres a pesar de todo el temor que la propuesta le produce decide aceptarla. Ellos en vista de su respuesta y a través de una suma de dinero que mantenían especialmente para ella ya que desde su apreciación sería la única que podría sacarlos de la pobreza, deciden usarlo para rentarle un pequeño departamento en el centro de Londres, de esa manera se le haría más cómodo llegar a la universidad. Los primeros años debido a la destacada inteligencia de Evannia se le hicieron un poco fáciles algunas materias, pero a medida que avanzaba se daba cuenta que el oficio de ser médico no era lo suyo, no sentía esa pasión ni nada que se le asemejara. Solo recordaba que lo hacía por sus padres y que con ello debía ayudarlos a salir de la pobreza. Por esto al cumplir los diecinueve años, estando en la etapa final de la carrera, solo faltando dos años para culminarla seguía viendo esta como algo tedioso y que para ella solo era un sacrificio, uno del cual sufría cada día, haciendo que las inseguridades se apoderaran cada vez mas de su espíritu. En ocasiones cuando debía dar algunas presentaciones en el hospital Portland, sitio que le fue asignado para que hiciera las prácticas correspondientes, con anticipación se veía en el espejo de su pequeña habitación, observando los innumerables defectos que según ella eran muchos. Uno de ellos era su físico, consideraba que no era para nada atractivo, por ello sus vestimentas eran muy largas, inclusive amoldaba a este estilo el respectivo uniforme que debía portar. A pesar de que las usara holgadas siempre terminaban quedando entalladas en su figura, detalle que aludía como un signo de gordura. A pesar de todo esto, la soledad y la tristeza de su corazón se apaciguo cuando llegaron dos estudiantes de intercambio al mismo hospital que ella asistía. Uno de ellos era Karen Martínez, estudiante de origen latino, el otro se trataba de Brandon Goot, un chico estadounidense, el cual desde que llego llamo de tal manera su atención que quedó prendada de él, enamorándose como nunca lo había hecho antes. Lo que Evannia nunca imaginaria es que los sucesos que vendrían después cambiarían completamente su rutina y su estresada vida, misma que consideraba que era gris y aburrida como ella. La compañía de Karen, quien se convirtió en su mejor amiga desde un principio, con el pasar del tiempo comenzó a sentarle favorablemente bien... Esa mañana luego de hacer mi acostumbrada trenza escuchaba que tocaban a la puerta del departamento que rentaba, vi la hora en mi reloj de muñeca y note que era momento de marcharme, debía apresurarme o llegaría tarde al hospital, por ello no me preocupe en alimentarme y fui hasta la puerta. Al abrir supe que era Karen, la cual como siempre lucia radiante, ella es tan hermosa que con cualquier atuendo se ve muy bien. —Hola Karen, ¿Qué haces aquí? —preguntaba mientras ella accedía mirándome con extrañeza. —¿Como que hago aquí? te dije que vendría hoy para irnos juntas ¿estas lista? —inquiría y a la vez detallaba como siempre la vestidura que portaba. —Pues sí, terminaba con mi trenza y ya me iba. —Entonces tuve suerte que vine antes ¿te iras asi? —enfatizaba en señalar lo que traía puesto. —Sí, es lo que seleccione para usar hoy. —¡Ahhh, Evannia! Eres una chica hermosa ¿porque te vistes asi? —No digas eso Karen, no soy hermosa, solo soy lista y por eso estoy aquí. En vista de que Karen se había convertido en mi mejor amiga, tenía mucha confianza con ella, por esa razón sabia cosas de mi que nisiquiera mis padres tenían conocimiento. Una de ellas era el hecho de que estudió Medicina por ellos y no por un gusto personal, también sabia de mis inseguridades y de mi gusto por Brandon, apreciación que le resulto fácil descubrir debido a mis evidentes reacciones hacia él. —Si sigues con esa actitud nunca le gustaras a Brandon ni a nadie. —Karen, me parece que estas siendo cruel conmigo. —No soy cruel, soy realista, mírame a mí—refería mientras yo le admiraba, pero no veía nada malo en ella, solo lo evidente, era perfecta—. ¿Que ves Evannia? —Lo que veo siempre, eres hermosa, mejor vámonos. —No, aun no hasta que te des cuenta de la realidad. Evannia, soy una chica de tez morena, provengo de un país latinoamericano, desde que llegue aquí tú has sido la única que me trata bien, el resto solo me ve como si fuera un insecto solo porque soy morena, pero eso no me importa porque estoy bien conmigo misma, me acepto como soy y tú debes empezar a hacerlo. Ven hagamos algo—tomo mi mano llevándome de esa manera hasta el espejo que tenía ubicado en un extremo del departamento—. ¿Que aprecias en él? —preguntaba mientras observaba mi reflejo —Veo lo mismo de siempre, una chica para nada agraciada y muy asustada por lo que le depara el futuro —No Evannia, estas equivocada, eres hermosa ¡Mírate de nuevo!—debido a que me negaba a hacerlo ella daba su opinión por mi—. Entonces lo haré yo, daré la opinión sincera de cómo eres realmente. Para empezar tiene una buena altura, posees un cuerpo con lindas curvas —indicaba a la vez que entallaba la ropa que usaba para de esa manera señalarlas. —El problema es que las cubres con esta ropa que no es para ti. Ahora observa tu rostro, es hermoso, destacando tus encantadores ojos grises y tus cejas que sin maquillarlas ya tienen un color formidable al igual que los labios. Evannia, tus encantos son maravillosos, pero si no los ves ni te amas a ti misma nunca serás feliz. Yo me arreglo, coloco ropa que va de acuerdo con mi cuerpo y me quiero tal como soy, tú debes hacerlo. —Mejor vámonos, Karen, eso que señalas no lo veo, lo siento —proferí para buscar el bolso donde suelo llevar todos mis apuntes y lo necesario para el hospital. —De acuerdo, vámonos —respondía desilusionada ya que nuevamente no había logrado nada en mí. Más tarde mientras íbamos en el autobús, observaba como algunos hombres miraban a Karen de una forma coqueta mientras ella iba concentrada en su teléfono. Habiendo llegado al hospital mi amiga mencionaba que había encontrado algo perfecto para mí. —¿De qué hablas, Karen? —Creo que conseguí el oficio para lo que si eres buena. —Karen, debo continuar los estudios, de lo contrario no seré un orgullo para mis padres y los desilusionare. —Pero de qué sirve si no eres feliz, solo lo haces por ellos. —Por eso lo seguiré haciendo —conteste para despedirme ya que teníamos labores en diferentes áreas. Ella al igual que yo sabía que este oficio no era para mí, aun así me aferraba en continuar y terminarlo. Estando en planta baja decidí esperar el ascensor, el cual al llegar y abrirse me sorprendió ver quién se encontraba allí, ya que para mi sorpresa se trataba de Brandon. Al verlo me produjo esa sensación de nerviosismo que suelo tener ante su presencia, por ello accedí y me ubique lo más alejada de él, no quería que viera la reacción infantil que tenía en ese momento. Como suelo ser una persona muy introvertida me abstengo de tener contacto con algunas personas, especialmente con hombres, por esto nunca había mantenido ningún tipo de noviazgo, razón que repercutía en mi de manera negativa haciendo que reaccionara de esa forma con Brandon, mismo que me atraía mucho. Ante todo esto esto no me llenaba de valor en decírselo ni siquiera en hablarle, por esto permanecí allí guardando silencio hasta llegar a mi piso. De pronto me percataba que se acercaba hacia mí para luego situarse en frente, generando con ello que levantara la mirada y lo contemplara con más cercanía de lo que acostumbro hacer. Ante esa proximidad lo visualizaba con énfasis, notando con ello que era muy apuesto, de mi misma altura, destacando unos cautivadores ojos en color ámbar y una cabellera negra como la noche. —Hola, te llamas Evannia ¿cierto? —Sssiii… así me llamo —respondí, tartamudeando un poco ya que su presencia me ponía tan nerviosa que hasta ese punto me llevaba a reaccionar. —He escuchado que eres una de las mejores estudiantes del curso, quisiera saber si me podrías ayudar con una falla que tengo. —¡Ah, ya veo! ¿qué será? —me aferraba a mi bolso ya que ante ese acercamiento sentía heladas las manos. —Quisiera aprender a realizar los diferentes nudos que se necesita manejar en cirugía. —Comprendo, son fáciles, si deseas hoy en la hora del almuerzo podría ayudarte con eso. —¡Esta perfecto! ¿Te parece si le pido a mi novia que me acompañe? De esa forma sino aprendo ella podrá hacerlo y ayudarme luego. Escuchar que dijera que tiene novia me hizo comprender que para él no soy nadie significativo, solo una chica lista, realidad que me partía el corazón en dos, pero aun sintiéndome de esa manera fingí una sonrisa para no llorar en su presencia y poder responderle. —Por supuesto, no hay problema en que tu nnnovia te acompañe—de nuevo tartamudeaba, sobre todo al pronunciar la palabra novia, algo que no me esperaba, pero que sabía que podría ocurrir siendo alguien muy atractivo. Luego de esa breve interacción entre los dos llegue a mi piso, tras haber salido él se despidió de mí enfatizándome que nos veríamos en el almuerzo como habíamos quedado, seguido de ello él elevador se cerró para seguir su curso. "Tiene novia— me dije, sintiéndome desilusionada de que me fuera tan mal en el amor así como en la vida" Como nunca había tenido a nadie que cumpliera el rol de novio ni nada que se le asemejara, a mis diecinueve años aún permanecía casta y por lo que veía lo seria así toda mi vida. Con todo ese desanimo que me embargaba comencé con mi rutina diaria, la cual era hacer revisión periódica de los pacientes que tenía asignados a mi cargo. Lo peor de estudiar medicina desde mi punto de vista era ver la sangre o las reacciones violentas de algunos pacientes, tipo de situaciones que todavía no logro manejar y mucho menos superarlas, conllevando a sentirme vulnerable. Sin embargo, a pesar de todo eso daba mi mayor esfuerzo para continuar...

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