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Estoy mirando de mala manera, al idiota que odio; les presento a mi nemesis, o como se diga, la persona que me a hecho la vida imposible durante tantos años que su simple presencia me cae mal. Estoy vestida, muy provocativa, lo se porque mi papa casi no me deja salir de casa. Suspiro, ojalá la vida fuera mas fácil pero no lo es, tengo que convivir a diario con su persona: la cual odio.
Lo miro con rencor, bebiendo mi cerveza, ojalá mi odio, le caiga como un balde de agua fría, o de aceite lo que mejor sea. Pero ¡que le caiga algo!
—¿Otra vez estas odiando en secreto a Diego? –preguntó Camila, mi mejor amiga.
—Si… — murmuré mirándolo de reojo – mira como siempre está rodeado de chicas, es un creido.
—Pues.. ellas le hacen caso –murmura y la miro mal.
—¿Qué insinuas? –pregunto mirándola seriamente, dejando el vaso en la barra.
—N—nada…
—Entonces ¿Por qué te estas poniendo de pie? – pregunto y ella se esta alejando de mi.
¡No puede ser posible!
—¡Te gusta el idiota de DIego! –exclamo, mirando de mala manera a Camila.
—N—no…
—¡Si! – grito y comienzo aperseguirla.
Ella intenta que yo no la alcance, mientras rodeamos muchas personas en nuestra huida y perseguida. Camila, se mezcla entre la multitud, mientras yo intento alcanzarla, aunque es en vano. Ella, es muy pequeña y delgada a diferencia de mi. Soy curvilínea, y el idiota de Diego, se encargó siempre de hacerme sentir asi. Por eso lo detesto con todas mis fuerzas.
“Maldito…”
Me tropiezo con un cuerpo, duro y caliente. Mi corazón late con fuerza, en cuanto levanto la vista. Frunzo las cejas al verlo, frente a mí está Diego. Me observa con su sonrisa socarrona de siempre y su aire de grandeza. Quiero levantar mi puño y golpearlo, pero me contengo, para seguir buscando por debjo de su hombro a mi amiga. Cuando estoy por irme, algo me lo impide, su odiosa mano.
—¡Sueltame! –reclamo y el me mira divertido.
—No.
—No me gusta tenerte cerca ¡Eres insoportable! –medio grité y el me soltó, caí de bruces hacia atrás.