El Rey La Doncella y El Herrero.

Habían pasado meses de la marcha de Chris, Eve no habia vuelto a ser la misma desde lo ocurrido, habia estado bien con Ivar, pero se notaba que el sentía que ella no estaba bien, ya no reían como antes, no hacían a penas cosas juntos, se habían limitado a refugiarse en los quehaceres del reino, dejando su matrimonio aun lado, cometiendo el mismo error. Ivar habia intentado innumerables veces hablar con ella sobre el tema, pero tenía miedo de que ella se arrepintiera de estar con él y se marchara a buscarlo, habia tenido la esperanza de que ella lo olvidara con el tiempo, pero eso sabia a ciencia cierta que no habia ocurrido, su tristeza habia aumentado mucho más. Después de un día duro intentando que todo el reino saliera a flote se dirigió a sus aposentos, abrió la puerta y se encontró con Eve, está miraba por la ventana el atardecer, Eve pensaba en Ivar ahora, en lo injusto que era todo esto para el pero no podía evitarlo, necesitaba a Chris, Ivar comenzó a desvestirse, intentando que no le afectara de nuevo la actitud de su mujer cosa que casi nunca lo conseguía, Eve se dio la vuelta para encararlo después de días sin verse, ella llevaba un vestido rojo de tela fina adornado con bordados dorados, su cabello trenzado la hacía ver más joven, Ivar la miro con amor, amaba a esa mujer más de lo que nunca podía a ver imaginado, le rompía el corazón no poder hacerla feliz, se estaba cansando de todo, de no poder hacer una vida normal con su propia esposa, de ser infeliz por un ser que se marchó dejándolo todo destruido. — A veces, he deseado ser el, para que así me trates de alguna manera … — Ivar se sentó en el borde de la gran cama, pensando en lo que diría, quizá hoy se decidirían muchas cosas en su matrimonio. —Para que me mirases a la cara, o te acostases conmigo. — Eve reacciono a eso, tenía ganas de llorar, se imaginaba que esta conversación no acabaría bien. — Ivar … - Solo pudo pronunciar su nombre y ponerse a llorar. —¿Qué Eve? Habla conmigo al menos una vez …. llevo esperando meses y cada mes que pasa es peor, no aguanto más. — Ivar cogió ropa del gran armario y se dispuso a marcharse a medio vestir, el pánico recorrió el cuerpo de Eve y se abalanzo sobre él. —¡No me toques! No seguiré aquí, viendo cómo te marchitas por un hombre que ni siquiera está aquí. — Ivar, no porfavor, no me dejes, no te vayas … puedo … — Eve lo agarro del brazo con todas sus fuerzas, reteniéndolo con dificultad, el tenía mucha más fuerza que ella, Eve nunca lo habia visto así con ella y estaba aterrada, lo quería, lo amaba, pero no podía quitarse a Chris de la cabeza, el que hubiera pasado. — ¿Puedes …? ¿Ahora? no me hagas reír Eve, has podido hacerlo hace mucho, ¿Por qué ibas a hacerlo ahora? —Los dos sabían muy bien porque, miedo, era la palabra, Ivar pensaba que tenía miedo a perder todo lo material y su vida aquí, cosa que le dio nauseas, Eve tenía miedo a perderlo a él. — No me quedare aquí sabiendo que piensas en él, no hare nada contigo mientras lo tengas presente, no seré tu juguete. - Ivar no pienses eso, eso no es así, déjame explicarte, yo te quiero … — Ivar la miro con suma tristeza, habia querido escuchar esas palabras de su boca durante mucho tiempo, sus ojos se aguaron, rompiendo el corazón de Eve que comenzaba a reaccionar, le estaba haciendo mucho daño y por su egoísmo no lo habia visto... Lo agarro con más fuerza e intento abrazarlo, pero Ivar la apartaba con fuerza, pero llevando cuidado de no hacerle daño. Eve casi consiguió abrazarlo con desesperación, pero Ivar se liberó de ella, alejándose de ella, dejándola en el suelo. —Duerme un poco, lo necesitas. —Eve miraba a su esposo con dolor, se odiaba, habia retrasado tanto esto que estaba a punto de perderlo, el, la habia esperado con paciencia y ella solo se alejaba de el aún más, comenzó a llorar sin consuelo cuando Ivar salió de la habitación cerrando la puerta y apoyándose en ella, las lágrimas corrían por sus mejillas con dolor, tenía claro que esta noche no dormiría así que busco a su mejor amigo para desahogarse, necesitaba sacar lo que llevaba dentro. Entro en el cuartel y todos sus soldados se sorprendieron al verlo, no lo esperaban, estos sin decir palabra le hicieron un hueco en la mesa, la mayoría de ellos sabían que no pasaba un buen momento con la reina, así que lo acogían sin preguntar, el general se sentó a su lado y le puso la mano en su hombro lo conocía mejor que nadie y sabía que esta noche habia sido la peor de todas, así que le sirvió una jarra de cerveza y le repartieron cartas, era una noche para divertirse. Después de varias partidas y con la madrugada, la mayoría se fue a dormir quedando ellos solos en la calle, mirando la gran luna que iluminaba la noche.   —Deberías hacerme caso por una vez …  Prueba con otra mujer, quizá así la olvides y puedas seguir adelante. - Sabes que la quiero y no puedo hacer eso … — Eres un rey, necesitas paz y ella dejo de ser tu mujer hace mucho Ivar, caerás enfermo si sigues así, eres vulnerable. —Lo sé, sé que no puedo seguir así y por eso esta noche ella sabe mis intenciones, está llena de miedo … — Pienso que esta confundida pero ya era hora de que revelaras tu dolor, ella debía de saberlo y darse cuenta Ivar, no puedes evitar lo que está por venir, debes hablar con ella todo lo que te duele y que decida, no mereces esto. — El general lo dejo ahí, dándole una palmada en la espalda, sabía que llevaba razón y barajaba todas las opciones. ¿Podría el acostarse con otra mujer?