Capítulo 2.

1460 Words
Después de que el general se marchara dejándolo ahí solo ante la luna, pensó mucho lo que le habia dicho y si probaba con otra mujer, ¿Así haría reaccionar a Eve quizá, pero y si la alejaba más...? Habia bebido un poco de más y estaba decidido a darle la última oportunidad a Eve, entró al castillo de nuevo y se dirigió a sus aposentos, entró haciendo un poco de ruido para que se despertase pero Eve ya lo estaba desde que se habia ido, estaba preocupada por él, esta se incorporó en la cama quedando sentada y lo miro, este avanzó hasta la cama sin mirarla y comenzó a quitarse la ropa quedándose solo con unos finos pantalones negros, Eve reconocía que desde que se curó habia estado entrenando mucho y que su cuerpo se habia desarrollado bastante, tenía los músculos muy marcados y era fuerte y grande, su deseo por el no habia cambiado aunque sus ganas habían desaparecido por pensar en Chris y en el que hubiera pasado, lo decepcionado que se fue con ella, recordaba el beso que tuvo con él y las mariposas de su estómago revoloteaban sin poder contenerlas. Ivar se metió en la cama sin mirarla y se sentó también. — Sabes he estado pensando... Debido a toda la información que dispongo, sería conveniente que los dos estuviéramos con otras personas. — Ivar soltó con normalidad, Eve lo miró inmediatamente sin poder creer lo que decía. —Vamos no me mires así, es peor estar pensando en alguien todo el día y no hacer caso al matrimonio ¿No crees? — Eve tragó saliva con tristeza, se puso de rodillas y se encaró a Ivar. —No serás capaz de hacer eso... - Los celos comenzaron a salir a flote, Eve imagino a Ivar con otra mujer y la rabia fluyó por sus venas. — Tú has sido capaz y piensas en él todo el día, esos celos que muestras con tu cara roja y tus amenazas no servirán de nada porque mis lágrimas y sufrimiento a ti no te han servido, así tienes carta blanca para irte con quien roba tus pensamientos, esto te beneficia, no montes un número, es muy tarde. — Ivar tomó el valor que le daba el alcohol para tratarla así, sabía que al siguiente día se arrepentiría, pero no iba a negar que ver a Eve celosa le habia dado esperanzas... — Apestas a alcohol, solo estas diciendo tonterías de borracho, no eres capaz de eso. — Eve intentaba retarlo. — ¿Quieres ponerme a prueba? — Ivar la desafío, Eve lo miro enfadada, esta se dio la vuelta y se acostó lo más lejos de él, este hizo lo mismo y enseguida cayó rendido por el alcohol, pero Eve no pudo dormir en toda la noche. A la mañana siguiente, el Rey esperaba visita, Eve llamó a sus doncellas de confianza para que la ayudaran con el rostro y cabello, tenía muy mal aspecto debido a no dormir el poco alimento y no cuidarse, las doncellas hicieron un gran trabajo, le dejaron el cabello n***o suelto que le llegaba hasta la baja espalda y le hicieron unas trenzas en la parte delantera, colocándole en ellas adornos y aros de plata, estas caían por debajo de sus hombros debido al cabello tan largo que tenía, la hacía ver feroz y una mujer segura de sí, aunque en estos momentos dudaba de todo, le dieron un poco de rubor por su falta de sol estaba pálida y alargaron sus pestañas con un poco de carbón con agua con un pequeño cepillo, maquillaron sus labios con un mejunje de Bayas y frambuesas rojas, estas dejaban un tinte rojizo que se iba a las pocas horas, haciéndolo ver muy natural. Eve eligió un vestido simple blanco y encima se puso un chaleco largo que llegaba hasta los pies dejando ver las mangas blancas y el escote fruncido, este se ataba con cordeles en plata desde debajo del pecho en cuatro cordeles dejando lo demás abierto viéndose el vestido blanco en la abertura, tenía planeado ir a pasear, ahora que habia llegado el invierno a Irlanda y la nieve comenzaba a acumularse en el suelo, eligió un abrigo gris con bordados en blanco en las mangas y en la parte baja de este, las mangas eran amplias y caían en pico, en el borde de esta lo adornaban pelo de lobo  blanco y grisáceo y en el interior de estas, en la parte del cuello también tenía pelo que se ajustaba al cuello de Eve abrigándola, el abrigo se cerraba con unos botones de metal con el sello del castillo real, en la parte superior una pequeña capa que llegaba hasta l aparte del pecho con cierre de botones, está por detrás caía en pico para abrigarla aún más con una pequeñas bolas blancas que caían de este como adorno, una capucha con borde de pelo de lobo que mantendría a salvo su cabeza de la nieve. Las doncellas eligieron para ella unas botas de tacón grises al igual que el abrigo, altas para que le abrigarán y la resguardaran de la nieve. Cuando habia visita siempre debía llevar la corona real, pero ella reusaba así que buscaba alternativas, así que se puso una banda de metal que adornaba parte de su frente con una pequeña perla en el centro que sobresalía de lo demás. Cuando estuvo lista salió de su habitación y se dirigió a la sala principal donde se serviría el desayuno, el rey habia ido a recibir a la visita y ella esperó en el salón, cerca de la chimenea, se Quitó el abrigo y lo dejó en la parte trasera de su silla dejando ver su vestido, se calentó las manos, miraba al fuego, cuando escuchó pasos detrás de ella y se giró, primero entraron dos guardias reales y el general, estos le hicieron una reverencia a la reina y se colocaron en los laterales, después entró el general, este se sorprendió al verla y verla tan acicalada, este se acercó hasta ella y le hizo una reverencia y cogió su mano y la beso, eran o habían sido buenos amigos antes de que todo se viniera abajo, Eve le sonrió. - El rey se sorprenderá al verla aquí, Majestad. - No me llames así, por favor. - Estos se sonrieron ante la risueña mirada  del Rey Ivar, este se le borró la sonrisa que traía con la atención de su invitada al ver la escena, el general ocupó su lugar en la mesa, Ivar se quedó perplejo al ver avanzar a Eve hacia él, hacia mucho que no la veía así, estaba realmente preciosa, cualquier hombre quedaría prendido de aquella mujer, entendía a Chris, la invitada hizo una reverencia a la Reina que esta acepto con gusto, aquella niña no habia soltado aun el brazo de su marido, así que Eve miró a su marido y al brazo de la niña que no era tan niña, Ivar carraspeo y la soltó. —Reina Eve, te presento a Gunilda, fue amiga y compañera mía cuando nos enseñaban a reinar, ha vuelto de su viaje por las islas del norte, viene a presentar sus respetos. - Si, majestad, quería conocer a la reina y esposa de mi mejor amigo, solo quiero lo mejor para él. — ¿Estas poniendo en duda si soy buena para él? —Gunilda palideció. - No… no majestad esa no ha sido mi intención, me he expresado mal. - Eve no dijo nada más, Ivar la miro con gracia, le hizo el gesto a Gunilda para que se sentara y esta obedeció sentándose en el lado derecho junto al rey, Eve arqueo una ceja mirándola a ella y a su esposo. — No seas tan dura con ella... — Ivar le dijo esas palabras por lo bajo pero la verdad que le gustaba verla así, marcando lo que era suyo. — Al parecer no te enseñaron mucho cuando estudiaste para ser reina, ¿Sabes que la reina siempre se sienta en la derecha del rey? —Eve se sentó mientras decía esas palabras en la silla a la izquierda del rey, Gunilda se quedó sin respiración. - Lo siento majestad, ahora mismo me...- Eve la interrumpió. - No pasa nada, serás reina por un día, quizá tu seas mejor para el ¿no crees? - Eve estaba dispuesta a decir lo que pensaba, al verla y notar su actitud un escalofrío recorrió su espalda, no le daba buena espina esa niña y no le comería terreno. Gunilda no dijo nada, pero en ese momento le hervía la sangre, pero tenía que mostrarse inocente ante el rey si quería desbancar a esa pueblerina.
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