LIONEL
He estado escondido en este balcón durante casi treinta minutos, tratando de escapar del caos que siempre parece rodearme. A veces siento que no puedo respirar.
Lo hago bien, lo se. no estoy en el negocio de quejarme o jugar la carta de ay de mí. Se que casi todos los imbéciles de la escuela desearían poder ser yo. Pero ser yo no es tan bueno como todos parecen pensar.
Estoy tan perdido en mis pensamientos que me toma varios momentos registrar la pequeña cosa que aparece en mi santuario completamente inconsciente de mi presencia. Mi instinto es decirle que se vaya a la mierda. Pero por alguna razón no digo una palabra. La observo cruzar el balcón agarrándose de la barandilla mientras contempla los bosques que rodean alrededor del noventa por ciento de la propiedad. Sus delgados hombros se inclinan hacia adentro mientras respira profundamente y exhala lentamente.
No puedo dejar que mis ojos vaguen a lo largo de ella. Es bastante delgada, de eso no hay duda. Pero también hay algo realmente sexy en ella, la forma en que su largo cabello rubio roza su espalda baja. La forma en que sus jeans ajustados se ajustan perfectamente a su trasero. La forma en que su camiseta sin mangas de color morado le falta trozos de tela a los costados, revelando pequeñas astillas de perfecta piel color marfil. Mi ingle se tensa con solo mirarla.
—¿Disfrutando la fiesta? — No sé cuánto tiempo me lleva encontrar mi voz, pero tan pronto como lo hago, todo su cuerpo se pone rígido. Se gira, con los ojos muy abiertos por la sorpresa cuando finalmente me ve sentado en un rincón, con mis piernas cruzadas frente a mí y una botella de Jack colgando de mis dedos.
—Dios, me asustaste— Ella pone una mano sobre su pecho. Mierda, ella es incluso más bonita de lo que pensaba. Estoy seguro de que la he visto antes, pero no puedo precisar como la conozco. Por otra parte, mantener a las chicas rectas nunca ha sido uno de mis profundos fuertes.
—Mis disculpas— inclino la barbilla y tomo un largo trago de whiskiy, sin dejar de mirarla a los ojos.
—No me di cuenta de que estabas aquí— dice, con un ligero temblor en su voz. —No quise entrometerme— Ella tartamudea sobre sus palabras. —Simplemente me iré— Antes de que ella de un paso, mi voz suena de nuevo.
—No— Mi declaración no solo me sorprende, sin que también parece tomarla con la guardia baja.
—¿Estás seguro? — puedo decir que cada parte de ella está ansiosa por despegar y esto me tiene más que un poco jodidamente intrigado. Definitivamente es la reacción que estoy acostumbrado a tener.
Si ella fuera como la mayoría de las chicas que están aquí esta noche, ya estaría en mi regazo con la esperanza de pasar una noche con el capitán del equipo de futbol para poder presumir de ello ante todos sus amigos. Y dicen que soy yo el mujeriego…
No es mi culpa de que las chicas se me acerquen constantemente. Incluso sabiendo lo que saben sobre mí, sobre mi regla de no tener relaciones serias, siguen saliendo de la nada para tratar de ser quienes me cambien.
Buena puta suerte.
Algunas cosas siempre no se pueden arreglar.
—Estoy seguro— respondo finalmente después de un largo momento de silencio.
—Ten— deslizo mi pierna alrededor de la silla a mi lado y la saco, haciéndole un gesto para que tome asiento. Lentamente camina hacia mí, con los ojos llenos de vacilación cuando finalmente toma asiento a mi lado. inmediatamente junta sus manos en su regazo y sus ojos miran a cualquier parte menos a mí. No creo que pudiera parecer más incomoda si lo intentara. No sé por qué, pero este conocimiento solo me incita más.
—¿Bebes? — levanto la botella de Jack y se la ofrezco.
—No gracias— Ella niega con la cabeza y sus ojos azules finalmente se encuentran con los míos.
—¿No te gusta el whisky? — Le arqueo una ceja.
—Simplemente no soy una gran bebedora— Ella se encoje de hombros.
—Ya veo. Entonces, ¿vienes a una fiesta sin intención de beber y luego terminas escondiéndote arriba donde crees que nadie te encontrara? — cuestiono, solo tratando de entender a esta chica.
—Tome una cerveza apenas unos minutos— Ella parece ofendida por mi declaración.
—No quise ofender. Solo parece que tal vez esta no sea tu escena— observo.
—Bueno, no te equivocas en eso. Pero no porque sea una chica buena o como lo quieran llamar— agrega rápidamente. —Simplemente no entiendo toda la atmosfera de fiesta. Porque alguien quiere emborracharse tanto que terminan saliendo con alguien que ni siquiera les agrada o pasan la mitad de la noche vomitando entre los arbustos, no lo entiendo—
—¿Qué fue eso que dijiste acerca de que eres una chica buena? — Bromeo, solo queriendo que siga adelante.
Estoy hipnotizado por su boca, esos labios bien formados y carnosos que no puedo evitar imaginar alrededor de mi…
Me aclaro la garganta, tratando de deshacerme del pensamiento.
—Eres tan gracioso— dice sarcásticamente, poniendo los ojos en blanco segundos antes de quitarme la botella de Jack de las manos. —Apuesto a que esta pequeña rutina funciona con todas las mujeres— escupe, llevándose la botella a los labios y tomando un largo trago.
Estoy bastante impresionado cuando ella se lo traga como una campeona y ni siquiera hace una mueca después del hecho. Bien, ahora estoy realmente intrigado.
—Créeme— sonrió cuando me devuelve el whisky. —Si estuviera tratando de excitarte, lo sabrías— le digo, entrecerrando los ojos hacia ella.
—¿Oh, ¿sí? — Ella arquea una ceja.
—No me malinterpretes, eres linda y todo eso, pero normalmente prefiero chicas con más…— pienso en mis palabras por un momento antes de agregar. —Experiencia—
A decir verdad, ella lo está haciendo totalmente por mi ahora mismo. Pero puedo decir que ella necesita ser desafiada, y precisamente voy a hacer eso.
—Así que quieres una puta que no lo piense dos veces antes de dejarte meter tu cosa dentro de ella— Su elección de palabras me hacen luchar contra la risa.
—¿Mi cosa? — Me río y sacudo la cabeza.
—Cállate— una vez más me quita la botella de Jack de las manos y toma dos tragos largos antes de devolvérmela. —La cosa suena mejor que la polla o el pene— ella arruga la nariz y es la cosa más linda que he visto en mi vida.
Mi cosa, como ella tan elocuentemente la llamó, cobra vida instantáneamente.
—Eres toda una contradicción, te das cuenta de esto ¿verdad? — me siento hacia adelante, apoyando los codos en las rodillas.
—¿Por que lo dices? —
—No te gustan las fiestas y, sin embargo, aquí estas. No te gusta beber y, sin embargo, te he visto golpear esta botella como una profesional llamas cosa a mi parte masculina y luego escupes palabras como polla y p***s sin siquiera sonrojarte. Solo estoy tratando de mantenerme aquí—
—No todo el mundo es tan blanco y n***o— Ella me lanza una mirada de reojo.
—En mi mundo lo son— Dejo escapar un suspiro y miro a lo lejos.
—Bueno, tal vez deberías explorar gente fuera de tu mundo porque parece que te lo estás perdiendo— Afirma con total naturalidad, sus ojos azules me atraviesan.
—¿Cómo es que nunca te había conocido antes? — pregunto, no del todo seguro de no haberlo hecho.
—Creo que es más recordarme que conocerme— confirma mis sospechas. —Brian Thompson— El nombre deja todo muy claro al instante.
—Eres Jessie— digo, ya poniéndolo todo junto.
—Wow. Todo lo que tengo que hacer es decir su nombre y sabrás al instante quien soy. Parece que realmente me puso en el mapa— dice, agarrando la botella de whisky una vez más.
—Sabes, para alguien que no bebe, seguro que te vas a ir a borrachilandia con esa botella— me rio.
—¿Qué te importa? Apuesto a que te encanta cuando las chicas se emborrachan y se lanzan sobre ti— muerde, con dolor e ira en su voz mientras toma otro trago.
—¿Eso significa que vas a lanzarte sobre mi más tarde?— Arqueo una ceja, mi declaración trae una pequeña sonrisa a sus labios.
—Quisieras— bromea, tomando otro trago antes de devolverme la botella. Instantáneamente tomo otro trago largo antes de responder.
—¿Y que si lo hago? — pregunto, mi pregunta parece confundirla.
—¿Y si haces qué? — me pregunta finalmente cuando no intento dar más detalles.
—Que te arrojes sobre mi— Su cabeza cae instantáneamente hacia atrás y juro por Dios que el sonido más dulce que jamás haya escuchado fluye de su boca. Mierda, incluso su risa me pone duro.
—En caso de que no hayas oído los rumores, soy una perra mojigata que no se lo da a cualquiera— añade rápidamente, mirándose las manos que nuevamente están anudadas en su regazo.
—Eso solo hace que la victoria se mucho más dulce. Habría sido una lástima que se la hubieras dado a gente como Brian Thompson. Maldito imbécil. Para empezar, me cuesta creer que hayas salido con un tipo así—
—Bueno, él no era un imbécil conmigo al menos no al principio. Supongo que no soy el mejor juez de carácter. Si lo fuera, probablemente no estaría todavía sentada contigo—
—Hey— planto mi mano sobre mi corazón. —¿Qué se supone que significa eso? —
—Eres Lionel Baxter. El mariscal de campo estrella y capitán del equipo de futbol. Eres rico y hermoso y literalmente puedes tener a quien quieras— Ella traga saliva. —Se que pasas por chicas como si estuvieras corriendo un maratón, sin salir nunca con ninguna. Y se con total certeza que la pequeña sonrisa que estás mostrando en este momento es probablemente uno de tus sellos de trato, pero créeme cuando te digo que puedes ahorrártelo. No soy como las chicas de las que te rodeas habitualmente—
—Me estoy dando cuenta de eso— observo, sin quitarle los ojos de encima. —Pero cometiste un error fatal en esa pequeña perorata tuya— Me inclino hacia delante y mi pierna roza la de ella.
—¿y es? — No extraño la forma en que su voz se entrecorta o como se tensa ante mi cercanía. Ella puede jugar como si fuera inmune a mi encanto, pero su cuerpo dice algo completamente diferente.
—Dijiste que literalmente puedo tener a cualquier chica que quiera— le recuerdo, dándole una mirada de complicidad.
— Dios… Eres bueno— ella sonríe como si me estuviera descubriendo, y mentiría si dijera que no fue una bofetada a mi ego.
— Gracias— sonrió din dejarle de ver el efecto que sus palabras tienen en mí.
— En realidad, eso no fue un cumplido— dice. Juro que podría estar yendo y viniendo con esta chica toda la noche.
— ¿Quieres salir de aquí? — pregunto, poniéndome de pie abruptamente.
— ¿Qué? — Mi acción inesperada claramente la pilla con la guardia baja.
— Salgamos de aquí— repito, extendiendo mi mano hacia ella. Ella mira de un lado a otro entre mi mano y mi cara varias veces antes de finalmente responder.
— ¿Quieres dejar tu propia fiesta? —
— Créeme cuando digo que este es el último puto lugar en el que quiero estar— sonrió, mi mano todavía está esperando a que ella la tome. —Vamos—
Puedo ver la vacilación, la batalla interna que se desarrolla detrás de esos inocentes ojos azules.
—No sé si es tan buena idea— responde finalmente, poniéndose de pie por su propia voluntad. Deje caer mi mano a mi costado, con una sonrisa jugando en las comisuras de mi boca.
—¿Siempre haces eso? —
—¿Hacer qué? — ella me mira con curiosidad.
—Cuestionar todo. Ha puesto a que nunca has hecho nada espontáneo en un solo día de tu vida— me río. —Dices que no incluso antes de saber lo que te ofrecen—
—Bien, Entonces, ¿Qué es lo que ofreces? — Se cruza de brazos delante de sí misma.
Me encojo de hombros. —¿Qué tal si vemos a donde nos lleva la noche? —
—¿Eso es todo lo que tienes? — Ella sacude la cabeza riéndose.
—¿Ver a dónde nos lleva la noche? ¿Cuántas chicas realmente caen en eso? —
—No lo sé— respondo con sinceridad. —No es una línea que pueda decir que haya usado regularmente—
—¿En serio? — Ella me devuelve la mirada, su mirada fija.
—Si— Agarro el whisky y meto la botella medio vacía debajo del brazo. —Normalmente se lo que sucederá cuando me escabullo a algún lugar con una chica. Pero contigo, no lo sé, me gusta no saberlo—
—Porque no soy lo suficientemente atractiva como para seguir adelante, ¿no es así? —
—Ahora, yo no dije eso— Dejé que mis ojos recorrieran su pequeño cuerpo de cinco pies.
—Simplemente no se de ti— admite, claramente todavía vacilante. No puedo decir que la culpo. Conozco la reputación que me he ganado. No me sorprendería que me dijera que me fuera a la mierda.
—Prometo comportarme lo mejor posible— Cruzo una X sobre mi corazón con mi dedo índice. —Vamos— cierro mis dedos alrededor de su mano, sin perderme la forma en que sus ojos se abren ante el contacto. —solo da un paseo conmigo—
—Bien— Ella finalmente acepta. —Pero si intentas hacer alguna cosa divertida…— advierte.
—Tienes mi palabra— sonrió y la llevo al interior. Cuando llegamos la final de la escalera que se abre al piso principal, reajusto nuestras manos entrelazando mis dedos con los de ella.
Ella me mira inquisitivamente, pero solo le guiño un ojo y la tiro a mi lado, saludando con la cabeza a algunas personas que dicen mi nombre mientras cruzamos la sala familiar y las salimos por las puertas traseras que conducen a la piscina. Puedo sentirla tensa a mi lado en el momento en que salimos, y no me lleva mucho tiempo descubrir por qué. Veo a Brian unos segundos antes de que él nos vea. Tiene a Demi extendida sobre su regazo en uno de los sillones, su boca abandona su cuello en el momento en que registra nuestra presencia.
No le presto absolutamente ninguna atención, y aunque me cuesta todo lo posible no hacer girar a Jess y darle un beso en la boca justo delante de él, me abstengo, sabiendo que eso probablemente no le caería muy bien. Sinceramente, me sorprende un poco cuando se detiene y aprieta mi mano con más fuerza mientras le habla a la chica que actualmente tiene las pelotas de Rich.
—Vamos a salir a caminar— le dice a la morena de ojos oscuros que parece más que un poco entusiasmada con esta noticia.
—Ustedes dos diviértanse— responde inmediatamente, ganándose que Jess ponga los ojos en blanco.
—¿Amiga tuya? — pregunto mientras comenzamos a alejarnos.
—Ella es la única razón por la que estoy aquí esta noche— Ella me mira a través de sus espesas pestañas.
Mierda, acabo de conocer a esta chica y ya sé que estoy en un maldito problema.
—Recuérdame darle las gracias más tarde— Bromeo, acelerando mis pasos.