4. Mi vida esta lejos de ser perfecta.

1599 Words
JESS Lionel Baxter me toma la mano. Lionel Baxter…el chico indiscutiblemente más atractivo de la escuela elige pasar tiempo conmigo en lugar de complacer a una de las muchas chicas aquí esta noche que estoy segura están ansiosas por calentar su cama. De repente siento que estoy viviendo en una realidad alternativa. Lionel me lleva por un largo sendero boscoso que después de varios metros se abre para revelar una impresionante vista al lago. La vista de la luna llena brillando en el agua es hermosa y, por primera vez desde que Lionel abrió la boca y dio a conocer su presencia en el balcón, siento que empiezo a relajarme. Decir que salir sola con un chico que tiene una reputación como la de Lionel esta fuera de lugar para mi seria quedarme corta, pero algo en la forma en que esos ojos color avellana me miran me ha vuelto mi resolución inexistente. —Lionel, esto es increíble— me encuentro diciendo sin siquiera quererlo. No puedo evitarlo. No cuando nos acercamos a un largo muelle que se adentra en el agua, con dos tumbonas colocadas al final. Esta lugar es como un sueño. Todo esta tan tranquilo y pacífico, el ruido de la casa es un recuerdo lejano. —Este es probablemente mi lugar favorito— Me lanza una sonrisa de reojo y su mano no suelta la mía hasta que llegamos a las sillas. —Puedo ver que— admito, tomando el asiento que me indica, levantando mis piernas frente a mi mientras lo veo reclamar el asiento a mi lado. —A veces el mundo se vuelve demasiado caótico—Se recostó en su asiento, con los pies estirados frete a él y los brazos detrás de la cabeza mientras contemplaba el cielo lleno de estrellas. —Este es el único lugar que me hace sentir normal— admite, y la vulnerabilidad de su tono me tomo por sorpresa. —Y aquí te tenía catalogado como un tipo bueno que tenía todo lo que siempre quiso— bromeo, reflejando su acción mientras me recuesto en mi propia silla y enfoco mi mirada hacia arriba. —Créeme Jessica: mi vida está lejos de ser perfecta— El uso de mi nombre completo me hace algo inexplicable. Suena tan diferente saliendo de sus labios. Pero tampoco puedo negar la chispa de ira que enciende de mi estómago. Algunas personas simplemente no tienen idea de lo fácil que lo tienen. —Entonces ilumíname. ¿Qué más podrías querer? — pregunto, señalando a mi alrededor. —Tienes dinero y todos los beneficios que conlleva. Eres un atleta increíble y sin duda podrás jugar para cualquier universidad que quieras. Todo chico quiere ser tu. Todas las chicas quieren estar contigo. Perdóname por decir esto, pero si no ves lo increíblemente fácil que lo tienes, tal vez deberías buscar un poco más— —¿Qué dijiste antes acerca de que la gente no siempre es tan blanca y negra? — vuelve su mirada hacia mí. Puedo sentir sus ojos ardiendo en un lado de mi cara, pero mantengo mis ojos enfocados en el cielo. —Creo que te sorprendería saber que probablemente estoy más lejos de la persona que crees que soy— —Me parece un montón de charla— me encojo de hombros. —¿Y cómo sabrías esto? — La alegría en su voz atrae mi mirada hacia él. Respiro con dificultad cuando lo veo mirándome con una mirada que no puedo describir del todo, como si pudiera ver a través de mi fachada a la chica débil y asustada que hay debajo. —Acción, señor Baxter. Acción — Sonrió cuando sus ojos se abren, con un atisbo de picardía en ellos. —Las palabras son fáciles, no tienen sentido. Pero la acción. La acción es lo que te hace quién eres— —¿Y qué te muestran mis acciones? — Se pone de lado y sus ojos ahora están fijos únicamente en mí. —Que eres engreído y arrogante. Que no tienes que preguntarte si eres lo suficientemente bueno, dentro o fuera del campo de futbol, ya sabes que lo eres. Que devalúas a las chicas a nada más que lo que son y lo que te pueden dar en la cama. Que tienes el mundo a tus pies y aun así no lo aprecias. Caminas como si fueras el dueño del mundo, Lionel. Eso no me parece alguien que no crea que lo tiene todo— Espero que mis palabras lo ofendan, incluso lo enojen, así que cuando una lenta sonrisa se dibuja en su rostro, me quedo preguntándome una vez mas si lo he juzgado completamente mal. —Me gustas— finalmente habla después de varios largos momentos. —Hum, ¿Gracias? — lo digo más como una pregunta que como una declaración. —Lo digo enserio, Jess. ¿Tienes idea de cuánto tiempo ha pasado desde que alguien me dijo exactamente lo que piensa de mí? Es jodidamente refrescante— su sonrisa se ensancha. —Sigue adelante, continúa — —¿Seguir adelante? — lo miro como si tuviera cinco cabezas. —Me gusta este juego— pasa una mano por su perfecto cabello castaño, sus ojos color avellana nunca abandonan los míos. —¿Estamos jugando un juego? — cuestiono, de repente más nerviosa que nunca. —Dímelo tu— desafía, con esa maldita sonrisa todavía grabada en su perfecto rostro. Lo miro durante varios largos momentos, el silencio se extiende entre nosotros. No estoy segura de que decir a eso. Nunca había tenido a alguien que me hiciera sentir tan retorcido por dentro, y tengo que admitir que, aunque odio que sea Lionel el que me haga sentir así, también se siente bien simplemente sentir algo. —¿Puedo preguntarte algo? — pregunta extiendo la mano entre nuestras sillas para recuperar la botella de whisky que trajo consigo. —Adelante— me estiro y las mariposas nadan salvajemente en mi estómago. —¿Es cierto lo que Brian dijo sobre ti? — su pregunta es como una bofetada a la realidad, pero trato de mantener la compostura y no dejar que vea lo afectado que estoy por ello. —Tendrás que ser más específico. La última vez que revisé tenía bastantes cosas que decir— dije. —¿Realmente nunca te has acostado con nadie antes? — pregunta, su pregunta es un poco impactante pero sorprendentemente no inesperada. —¿En serio me estás preguntando si soy virgen en este momento? — levanto una ceja sin estar segura a que se refiere. —A un chico le gusta saber esas cosas— Claramente encuentra humor en mi reacción. —¿Por qué?, para que puedas mejorar en tu juego y tratar de ser. Tu quién me robe mi virtud— Agarro la botella de whisky de sus manos antes de que pueda llevársela a sus labios. Tomando un trago largo, ignoro el calor que recorre mi cuerpo mientras le pongo la botella en su mano. —Yo no robo la virtud— Él se ríe. —Me la dan— —Bueno, si crees que te la daré, estás ladrando al árbol equivocado— cruzo los brazos sobre mi pecho y miro hacia el cielo. —Entonces ¿es verdad? — puedo escuchar la sonrisa en su voz. —Oh, Dios mío. Si, es verdad. ¿Estás feliz ahora? — levanto mis manos en el aire mientras me pongo en posición vertical, mi mirada una vez más se dirige al hombre guapo pero exasperante a mi lado. —Típico— Sacudo la cabeza, reflejando su acción mientras me recuesto. —A pesar de lo que puedas creer, Jess, no soy tan malo como crees. No tengo como misión simplemente follar con chicas. No puedo evitar que se arrojen sobre mí. Y ¿Quién soy yo par discriminar? Una chica me quiere y sabe lo que le ofrezco, entonces eso depende de ella. No miento y no pierdo el tiempo cortejando a una chica a la que solo me interesa follar. Si voy a hacer el esfuerzo, será por alguien que valga más que eso— Giro la cabeza hacia un lado y observo su expresión sincera mientras mira las estrellas. —Entonces, ¿eres tú quien me corteja? — Bromeo, solo tratando de aligerar el ambiente. Nunca tuve la intención de que fuera tan pensado, pero recientemente esa parece ser mi especialidad. Tal vez debería escuchar a Caroline y Brooke cuando me dicen que necesito relajarme un poco. —Tal vez— Se encoge de hombros y me da un sonrisa que hace que mi corazón de vuelta dentro de mi pecho. —¿Cómo va hasta ahora? — —Te doy un tres sobre diez— bromeo. —Maldita sea, parece que necesito mejorar mi juego— La sonrisa se convierte una sonrisa completa, mostrando sus dientes blancos perfectamente rectos. Dios, juro que podía pasar una eternidad mirando esa sonrisa. He pasado dos años un enamoramiento secreto por este chico y ahora que está aquí a mi lado, sorprendiéndome de maneras que nunca creí posibles, lo deseo aún más. Creo que eso me asusta más que nada. Por qué con un tipo como Lionel Baxter nada está garantizado. —Supongo que si— No puedo evitar seguirle el juego. ¿Qué puedo decir? no soy tan inmune a Lionel como pretendo serlo. Creo que incluso la chica más fuerte se doblegaría bajo esos hermosos ojos y esa sonrisa perfecta. —Entonces, Jessica, dime, ¿Qué se necesita para conquistarte? —
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