La noche se había adentrado en un silencio tenso, y la temperatura en la habitación parecía aumentar a medida que Bastian luchaba contra el calor que lo consumía. El ardor en su cuerpo era implacable, y la desesperación de encontrar alivio lo llevó a recurrir nuevamente a Damián, su lobo interior.
—¿Qué puedo hacer, Damián? ¿Dime qué debo hacer? —preguntó Bastian, su voz cargada de angustia.
Damián respondió con una claridad urgente, su tono indicando la gravedad de la situación.
—Llama a mamá y dile que se desnude y se acueste en la cama. Tú también debes hacerlo —ordenó Damián.
Bastian se quedó paralizado por la sorpresa. La idea de lo que Damián le estaba pidiendo era desconcertante y casi surrealista. Sin embargo, la necesidad de alivio era tan intensa que no podía permitirse dudar. Con el corazón acelerado y el cuerpo temblando, se dirigió hacia la habitación de mamá.
Al entrar en la habitación, encontró a mamá revisando algunos remedios que había estado preparando. La preocupación en su rostro se acentuó al ver el estado en el que se encontraba Bastian.
—Mamá, Damián dice que para aliviar el calor, necesitamos desnudarnos y acostarnos juntos en la cama. No sé por qué, pero es lo que me ha indicado —explicó Bastian, tratando de mantener la calma a pesar de su angustia.
Mamá lo miró, sorprendida y preocupada. La idea era completamente nueva para ella, pero al ver el sufrimiento de Bastian, entendió que debía actuar. La determinación de ayudar a su hijo superó su propia incomodidad.
—Está bien, Bastian. Lo haremos. No quiero que sufras más —dijo mamá con una voz firme, aunque su expresión reflejaba la confusión y la preocupación.
Sin perder tiempo, mamá se dirigió a la habitación, se desnudó con una mezcla de resignación y determinación, y se acostó en la cama. Bastian, sintiendo la urgencia de la situación, también se desnudó y se acomodó en la cama a su lado. La atmósfera en la habitación estaba cargada de una tensión palpable, y el silencio era denso con la incertidumbre de lo que estaba por venir.
Al estar desnudos en la cama, mamá se acurrucó al lado de Bastian, tratando de ofrecerle el consuelo y el apoyo que tanto necesitaba. Sin embargo, su falta de conocimiento sobre el proceso dejó a ambos en una situación incierta. La idea de lo que Damián había sugerido parecía desconcertante y lejana.
Bastian, aún atormentado por el calor, volvió a contactar con Damián en busca de más instrucciones.
—Damián, ¿qué hago ahora? No entiendo bien cómo proceder —preguntó Bastian, su voz llena de desesperación.
Damián respondió con calma, aunque la urgencia en su tono era evidente.
—Solo déjate llevar por tu instinto. Tu cuerpo sabrá lo que necesita hacer. No pienses demasiado en ello. La clave es permitirte sentir y seguir tus impulsos —dijo Damián.
Bastian trató de seguir el consejo de Damián. Con el calor todavía abrasador en su cuerpo, se enfocó en la cercanía de mamá y el contacto físico que ofrecía. A medida que la noche avanzaba, comenzó a dejarse llevar por sus instintos, buscando alivio en la proximidad y el calor humano. Aunque la situación era incómoda y desafiante, la necesidad de alivio era primordial.
Mamá, al ver el sufrimiento y la angustia en el rostro de Bastian, intentó ofrecerle el consuelo que necesitaba. Lo abrazó con ternura, tratando de reconfortarlo con su presencia. La cercanía y el contacto físico empezaron a tener un efecto calmante en Bastian, aunque la experiencia era confusa y emocionalmente intensa.
A bastian siempre le habían llamado la atención de los senos de hana así que siguiendo sus instintos este comenzó a tocarlos y a amazarlos a su gusto viendo la expresión de hana que estaba desconcertante.
Bastian: estas bien mama, te sientes incomoda, quieres que pare, a mi me gusta, pero sino te gusta a ti parare.
hana al ver que bastian se había empezado a relajar no quería que volviera a su estado actuar así que procedió a decirle.
Hana: si estoy bien cariño no te preocupes.
Bastian al ver que su mama le decía que estaba bien, siguió amasando los senos de hana como si fueran una harina mientras hacia esto a su mente llego una gran curiosidad a como sabrían los senos de su madre si los chupaba, curioso este sin perder tiempo se subió enésima de hana sin aplastarla, apoyando sus brazos a cada lado de la cama, procediendo luego a inclinar la cabeza y dar el primer lengüetanso.
viendo que esto no era suficiente metió el pezón oscuro en su boca y comenzó a chupar como si se estuviera amamantando.
hana al ver a bastian que se sabia encima de su cuerpo se preguntaba que iba ha hacer, al sentir el lambetaso de bastian sintió algo nuevo en su cuerpo, al no saber lo que era sintió un poco de miedo y dudo en que si debía alejar, pero luego recordó la situación en la que estaba bastian y se dijo a si misma que debía ser fuerte para poder superar la condición en la que estaba bastian.