36- Sé inteligente

1520 Words
LIA Miro a mi alrededor rápidamente. Por suerte, estoy en la trastienda de la tienda, lejos de las ventanas, pero aun así… —¿Fuiste así de descuidado cuando eras el agente de mi padre? — espeto, moviéndome detrás de un estante de copas de coctel. El me sigue. —Se está cerrando la ventana para que hagas un trato con nosotros— dice, —Mi jefa está buscando arrestos— continúa. —Ahora que eres una Morelli, no dudará en derribarte también. La he convencido de que me dé un poco más de tiempo para convertirte en informante, pero necesitas tomar una decisión ahora. Tomar la correcta— Me cruzo de brazos y lo miró fijamente. —Dime esto… ¿Puedes garantizar mi seguridad? — —Haremos todo lo que este en nuestro alcance para…— —Eso no es una garantía— lo interrumpo, —Pierdes testigos todo el tiempo. Nero me encontró en Las Vegas. Claro, tardo diez años, pero sucedió— —¿Y si Nero está en prisión? ¿En algún lugar donde no pueda llegar hasta ti? Solo considéralo— implora el agente George. —Ahora que los dos están casados…Sera aún más difícil para ti escapar de su caída. Podrías ser juzgada como accesorio, como cómplice…— —¡Pero no sé nada! — —¿Eso es realmente cierto? — el agente George me desafía, y me quedo en silencio. Claro, Nero no me ha dicho nada sobre sus negocios, pero eso no significa que yo no lo haya presenciado suficientes cosas incriminatorias en nuestro corto tiempo juntos. La paliza y el probable asesinato de ese violador, su chantaje a un m*****o del Ayuntamiento en funciones. En lo cual, ah, sí, yo participe. —Eso pensaba— El agente George suspira, mirándome con verdadero arrepentimiento en los ojos. —Estoy haciendo lo que puedo por ti, Lia, por tu padre. Pero tienes que ayudarme— —Tengo que planear esta fiesta— lo corrijo, tratando de mantener la voz ligera. —Y también seguir con vida. Avísame cuando puedas garantizar cualquiera de las dos cosas— —Se inteligente— me implora. —Tienes que protegerte. Tu nuevo marido no lo va a hacer— Me deja en paz y vuelvo a las compras, pero no puedo seguir sus palabras que salen de mi cabeza. Se que probablemente solo está tratando de impulsar su propia carrera, de quedar bien frente a su jefa al convertirme, pero eso no hace que sus palabras sean falsas. Siento que estoy caminando sobre una cuerda floja. Nero debe seguir encontrándome útil, especialmente si quiere mantener las apariencias con la elite de Nueva York. Y al casarse conmigo, está tratando de hacer que sea imposible que lo venda a los federales, ¿Pero cuánto tiempo durará esta tregua incómoda? ¿Cuándo cambiará la balanza del valor? ¿De qué lado me quedaré? “Se inteligente” El agente George tiene razón en eso, al menos. Necesito averiguar mi propio camino para salir de este lio, y no lo encontrare llenando mis días con cubiertos de porcelana y tratamientos de spa. Necesito contarle a Nero sobre este pequeño encuentro, antes de que alguien más lo haga por mí. Puede que no me gane su confianza, pero me dará más tiempo para resolver las cosas. Así que termino en la tienda y le pido a mi chofer que me lleve a la oficina de Nero en el club. Kilian me mira a los ojos por el retrovisor. —¿Te está esperando? — —Necesito hablar con mi esposo— digo, despreocupadamente, como si ninguno de los dos supiera que mentira es esa palabra. —Sobre la fiesta— Kilian arranca el motor y se aleja, pero hace una llamada a través de sus auriculares, murmurando en voz baja para que no pueda oír. Es bastante obvio a quien llama. Cuando llegamos al club, paso rápidamente por el bar, fingiendo una confianza que realmente no tengo. Me dirijo por el pasillo hacia la oficina del Nero y luego me detengo. Su puerta está abierta y puedo verlo dentro, detrás del escritorio. Con Amina. Su cabeza esta inclinada cerca de la de él, firmando unos papeles, y él se rie de algo que ella dice, luciendo relajado. A gusto. Siento una sensación desconocida, caliente, en mi pecho. Celos. No conozco bien a Amina. Es hermosa, joven y tiene una relación cercana con él, lo sé, pero no sé con certeza que tan intima es. Pero mientras estoy de pie en el pasillo, no puedo evitar notar la facilidad con la que interactúan entre sí. Están hablando y bromeando. Es demasiado familiar. Hay una facilidad en esta interacción que nosotros dos nunca hemos tenido. No desde que éramos adolescentes. Amina hace otra broma, y Nero pone los ojos en blanco, empujándola juguetonamente. Antes de que pueda pensarlo dos veces, entro directamente en la oficina. —¿Lia? — Amina levanta la vista, sorprendida. —¿Qué estás haciendo aquí? — pregunta Nero, entrecerrando los ojos. No respondo, simplemente me acerco a su escritorio, me inclino, agarrándolo por el cuello y lo beso. Fuerte. Nuestros labios se encuentran, calientes y dulces, y la familiar euforia me invade. Mierda. pero no es para eso que estoy aquí. Me obligo a no caer en sus brazos, en lugar de eso, lo beso lenta y deliberadamente. Marcando mi territorio. Luego me tambaleo hacia atrás, aturdida. ¿Qué demonios acabo de hacer? Amina se aclara la garganta. —Hablamos, Umm, luego— le lanza una sonrisa burlona a Nero y luego nos deja solos, cerrando la puerta tras ella. —Bueno, eso fue una sorpresa— Nero suena presumido. —¿Ya me extrañas? — Me aclaro la garganta, sonrojándome. —Necesito darme a conocer como tu esposa— digo, tratando de sonar gélida. —Solo porque nuestro matrimonio sea una farsa, eso no significa que puedas humillarme andando por ahí delante de todos. Así que, si estas pensando en engañarme, olvídalo— Nero parece aún más satisfecho. —Cuando quieras venir a consumar nuestro matrimonio, princesa, házmelo saber. Pero hasta entonces…— su voz se apaga. Lo fulmino con la mirada. —De acuerdo. Si quieres ir a engañarme con todas las mujeres que veas, entonces tal vez yo haga lo mismo. Buscarme un buen polvo para mantener mi cama caliente— Nero se levanta de su silla antes de que termine de hablar. —No harás eso— dice, rodeando el escritorio hacia mí. Se mueve de modo que quedó atrapada contra él, con las manos agarrando la madera a ambos lados de mí. Mi pulso se acelera. Intento no temblar ante su impotente presencia. —Pruébame— le respondo. —Oh, lo he hecho…— La mirada depredadora de Nero recorre mi cuerpo. Me estremezco, y con mi fino vestido de seda, mis pezones se endurecen. —Te he probado…Te he follado…He probado cada centímetro de este dulce cuerpo. Y por eso sé que no buscarás a otro hombre— Trago saliva, la tensión me aprieta el centro. —¿Por qué no? — susurro. —Porque nadie puede dártelo como yo— Nero se acerca y toma mi mandíbula entre sus dedos. Es solo un toque, pero el calor me invade todo el cuerpo. Me sujeta la cara, obligándome a mirarlo. —Nadie te folla tan fuerte, tan profundamente— gruñe Nero. —¿Creen que eres una princesa con clase? Bueno, a mi princesa le gusta duro, ¿no? inmovilizada contra el colchón, gimiendo, goteando por toda mi polla— Me estremezco, reprimiendo un jadeo. Sonríe, peligroso. Sus ojos fijos en los míos. —Podría ponerte sobre este escritorio ahora mismo, simplemente subirte ese vestido alrededor de la cintura y enterrar cada centímetro en ese dulce coño. Darte el paseo que has estado esperando, dejar la huella de mi mano en todo tu culo— Sus dedos se deslizan desde mi mandíbula, a lo largo de mi garganta, sobre el escote de mi vestido. Me debilito, el fuego corre a lo largo del camino de su toque. —¿Eso te haría feliz, nena? — pregunta, provocando sobre la pendiente de mi pecho. —Marcar tu territorio, arañando mi espalda. Podemos dejar la puerta abierta si quieres, para que todos puedan ver. Demonios, tal vez invite a Amina a unirse a nosotros— añade con una sonrisa burlona. —No hay necesidad de estar celosa, hay mucho que compartir. Puedes montar mi cara mientras le dices exactamente como chuparme la polla—  Me aparto de un jadeo. —Eres asqueroso— maldigo, temblando. Nero se ríe. —Si, pero todavía estás demasiado mojada para estar de pie— Con esa cruda despedida, se va, dejándome jadeando de furia y deseo. Ojalá no lo hubiera besado así. Me delaté y le hice saber que siento algo por él, a pesar de todo. Posesión. Lujuria. Necesidad s****l pura y dura. ¿Y qué va a hacer con esa información ahora? Usarla en mi contra. Mi sangre corre más caliente al pensarlo. Maldita sea.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD