10- Paz temporal

2298 Words
LIA La cama es celestial y duermo bien, a pesar de todo. Cuando me despierto, la luz del sol entra a raudales por las cortinas y puedo decir que es tarde en la mañana. El apartamento está en silencio, por lo que puedo ver, pero tal vez es tan grande que amortigua el sonido. De cualquier manera, no tengo ni idea de que hacer ahora. Por algún milagro, y gracias a mi desesperada y rápida reacción de anoche, he logrado negociar algún tipo de paz temporal con Nero. Pero ya sé que estoy contra reloj para demostrar mi utilidad y darle acceso a Ian McComark. ¿Por dónde empiezo? Limpiando, para empezar. Me levanto de la cama a regañadientes y me dirijo al baño, lo que inmediatamente me pone de mejor humor. Después de tantos años de apartamentos de mierda con problemas de moho, olvide que los baños podía ser bonitos. Son las pequeñas cosas las que das por sentado hasta que desaparecen. No solo hay una ducha épica aquí, sino tambien hay un jacuzzi. Me prometo que encontrare la oportunidad de usarlo en algún momento. Echo de menos las relajantes y cálidas burbujas que alivian mis músculos doloridos mientras me quedaba dormida en una nube de vapor. Tengo que admitirme a mí misma que es agradable volver a este tipo de entorno. Todo es brillante, nuevo y lujoso. Y si eso me hace superficial… Bueno, prefiero llamarlo ver el lado positivo de mi cautiverio. Hablando de eso… Después de ducharme y vestirme con un lujoso vestido camisero de seda, me aventuro a salir del dormitorio, preguntándome que encontrare. Una parte de mi espera encontrar un guardia allí, pero no hay nadie alrededor. Técnicamente, podría salir directamente por la puerta si quisiera, pero sé que Nero hablaba en serio anoche. No me va a dejar ir dos veces. Siento un escalofrió al recordar la promesa mortal en su mirada. Dios, todavía es difícil reconciliar al hombre peligroso que me rodea ahora con el chico por el que estaba perdidamente enamorada. Nero solía traerme rosas, pequeños y dulces regalos solo para hacerme sonreír. Incluso habló de que nos casaríamos algún día, y aunque incluso entonces sabía que eran las ensoñaciones de un chico criado en un mundo diferente, me encantaba como me sentía con él. A salvo. Apreciada. Como el premio más preciado de todos. Bueno, ahora estoy a salvo, pero de una manera muy diferente. Atrapada y atada por una deuda de sangre que solo tengo una pequeña posibilidad de pagar. Niego con la cabeza. La única manera de salir de esto es mirando hacia adelante, no hacia atrás, así que, apartando esos recuerdos que me distraen, paso por la puerta de salida y entro en la sala. Mi estomago ruge y me doy cuenta de que no puedo recordar la última vez que comí. Probablemente sirvieron una cena deliciosa en la gala de anoche, y me la perdí. Saco un poco de jugo de naranja del refrigerador y tuesto un bagel, observando mi entorno a la luz del día. El loft principal es un espacio impresionante, todos muebles masculinos de cuero con un toque industrial y vintage, pero hay algo extraño en el: falta ese toque personal. Sin fotos sin recuerdos…Supongo que fue decorado profesionalmente por alguien que no conocía muy bien a Nero. Pero eso no es una sorpresa: no es un hombre fácil de conocer. Y ahora que dirige la organización Morelli…Supongo que cualquier indicio de su vida personal podría ser una debilidad. Darles a sus enemigos algo a lo que aferrarse. Acabo de terminar mi desayuno cuando oigo un golpe sordo que viene de algún lugar del desván. Le sigue un gruñido varonil y el sonido de alguien forcejeando. Me deslizo del taburete y miro a mi alrededor. No pensé que hubiera nadie aquí, pero sigo el sonido hasta una escalera que baja un nivel. Al abrir la puerta, encuentro un enorme gimnasio. Hay todo tipo de equipo de ejercicio que se me ocurren, y en medio de la habitación, hay un ring de lucha improvisado, donde Nero está entrenando con un tipo alto de aspecto nórdico. —Mantén el peso atrás— le grita a Nero, dando vueltas. —Ahora, otra vez— Nero se lanza contra él, atrapándolo en una completa llave de cabeza, y ambos forcejean, gruñendo y jadeando por el esfuerzo. Observo fascinada. El estilo de lucha en complejo, y los movimientos que ambos hombres hace son realmente impresionantes. Es casi como bailar, y admiro la fluidez y la gracia que se muestran. Y eso no es todo lo que se exhibe. Nero esta sin camisa una vez más, y me embriago al verlo: esos tatuajes oscuros desnudos y sudorosos, sus músculos flexionándose con cada movimiento. Me acalora la sangre al observar cómo sujeta brutalmente a su entrenador, inmovilizándolo contra la lona hasta que se rinde, jadeando. Me estremezco. Nero en acción es innegablemente poderoso, derribando la montaña de su entrenador con sus propias manos de esa manera. Se que debería sentir repulsión por la violencia exhibida, pero en cambio, la encuentro embriagadora. Sexy. No puedo apartar la mirada. Es entonces cuando Nero levanta la vista y me ve allí de pie. Quiero darme la vuelta y correr, pero me obligo a caminar hacia adelante en su lugar, me uní a él en el borde de la colchoneta mientras bebe de una botella de agua y estrecha la mano de su entrenador. —¿La semana que viene? — pregunta. Nero asiente. —Te diré a qué hora— El entrenador me mira con curiosidad, luego agarra sus cosas y se va. Nero comienza a apilar el equipo de entrenamiento, asegurándose de no hablarme, hasta que finalmente pongo los ojos en blanco y suspiro. —Si vamos a trabajar juntos, al menos puedes reconocer mi existencia— —¿Era eso lo que hacías husmeando aquí abajo? — pregunta. —Existiendo— Controlo mi temperamento. —¿Qué clase de pelea es esa? Nunca lo había visto antes— —Se llama Krav Maga— responde bruscamente, —Es un sistema de lucha israelí— Me pregunto si practicarla es la forma en que se puso tan musculoso. Ahora tiene el cuerpo de un luchador. No hay nada delgado ni blando en él. me pregunto cómo sería ahora, encima de mí, sujetándome bruscamente, empujándome… —Tenemos que hablar— digo, cambiando de tema por el bien de mi propia cordura. —Hablar es lo último que necesitas— Nero me lanza una mirada llena de oscuros pensamientos, y maldita sea, se me pone la piel de gallina ante el tono autoritario de su voz. Se da la vuelta y regresa a las escaleras. Me apresuro a seguirlo. —Si voy a ayudar, necesito saber más sobre lo que está pasando con McComark— le digo, siguiéndolo escaleras arriba hasta el desván. —¿Qué necesitas del? — —Esos son asuntos de familia— Se lo que eso significa. Es el código para, “ocúpate de tus propios asuntos” Estos mafiosos no soy muy discretos. —Necesito estar al tanto de esto— insisto. —¿De qué otra manera se supone que voy a acercarte al tipo y ayudarte a cerrar cualquier trato que necesites hacer? — Nero se dirige a la cocina y comienza a programar la costosa cafetera italiana. —Lo digo en serio, Nero— lo intento de nuevo. —No puedo hacer nada si no se el plan de juego. Tenemos que trabajar juntos en esto— Nero finalmente se gira para mirarme. Aprieta la mandíbula por un largo momento, escudriñando mi rostro- —No confió en ti— —Bueno, está bien— respondo. —El sentimiento es mutuo. Aunque no cambia nuestra situación— Nero suspira, —Bien— dice, pero, aun así, me hace esperar mientras sirve una taza de café y se mueve para sentarse en la mesa. Yo tambien tomo asiento. —McComark está en el Ayuntamiento— comienza. —Esta en el comité de planificación, supervisando la zonificación y el desarrollo. Demonios, es el presidente de todo el maldito asunto. Elegido porque es tan honesto y virtuoso— Los labios de Nero se tuercen con una expresión de sombría diversión. —¿Tienes algo que quieres construir? — pregunto. Nero asiente. —Durante los últimos dos años, he estado comprando edificios en el centro de la ciudad, alrededor de la calle Canal, sin hacer mucho ruido. Viejos almacenes, edificios de apartamentos…Ahora tengo toda la manzana cerrada. Pensé, si los mariditos promotores podían vaciar esta ciudad, ¿Por qué no podíamos nosotros tambien obtener una parte de la acción? Bienes raíces de primera en Manhattan, listos para ser demolidos, y reorganizados. Estoy hablando de condominios de lujo, tiendas, edificios de oficinas. Si conseguimos que se apruebe el desarrollo— Mi mente se acelera. —Necesitas el voto de McComark— digo, dándome cuenta de lo mucho que hay en juego en este acuerdo. —Dios mio, si un proyecto como este saliera, ese terreno valdría una fortuna. Cientos de millones— —Tal vez incluso billones— Nero está de acuerdo, encontrando mi mirada con una sonrisa triunfante. Entonces, parece recordarse a sí mismo. La sonrisa se desvanece. —Esto es todo. El grande. Tengo a los equipos de construcción preparados y los planos estan dibujados. Quiero que este proyecto esté en marcha y comience la construcción en los próximos tres meses. Pensamos que podríamos comprar a McComark. Dinero en efectivo en un maletín, igual que el resto de esos cabrones corruptos. Pero este no está cooperando— —Porque quiere más que dinero— coincido, asintiendo. —Quiere poder. Entonces, ¿Cómo lo convencerás si te tengo en la misma habitación que él? — Nero me da una sonrisa peligrosa. —Tu déjamelo a mí, princesa. Tengo mis métodos— Se me hiela la sangre. Estoy segura de que sí. Pero ese no es mi problema. Todo lo que importa es cumplir mi parte del trato y mantener a mi hermano a salvo. Me pongo de pie. —Mejor me pongo a trabajar entonces. Pero necesito una cosa más de ti— Nero arquea una ceja. —¿Y qué es? — —Tu tarjeta de crédito— Con la American Exprés platino de Nero guardad de forma segura en mi nuevo bolso, dirijo a mi conductor a Marche Salón. Si, ahora tengo un conductor, uno de los pesos pesados de Nero equipado con un Mercedes G-Wagon y el ceño fruncido. No me hago ilusiones, es un guardia de prisión diseñado para vigilarme, pero mientras conduzco por la ciudad con estilo, trato de no dejar que me afecte. Ahora tengo una misión. Llegar a Ian McComark. ¿Y mi forma número 1 de hacerlo? llegar a su esposa. Fiorella mencionó que se había peinado en este salón cuando la escuche en la gala, así que entro bailando vals y pestañeo a la chica de recepción, rogándole que me dé una cita. —Mis puntas piden a gritos un corte— Susurro, interpretando a la princesa mimada de Park Avenue. —Aceptare lo que sea. ¿Por favor? — Revisa los libros. —Acabo de tener una cancelación de última hora, ¿puedo hacerte un hueco con Freddy? — —¡Eres un ángel! — sonrió radiante y deslizo un billete de veinte por el escritorio. —Te lo agradezco mucho— Me llevan de vuelta para que me den un largo champú y masaje en el cuero cabelludo, lo cual es maravilloso que casi me olvido de mi misión secreta aquí. Casi. Cuando me siento en la silla del salón con mi estilista, Freddy, vuelvo a ponerme seria y hablo de lo mismo de siempre: problemas con chicos, vacaciones, obras de caridad, una vida super feliz. Ni una palabra es real, pero lo mantengo vago. —Eres un salvavidas— le digo, mientras me corta un par de centímetros de las puntas abiertas de mi cabello. —Fiorella dijo que este era el lugar para venir en busca de milagros. ¿Fiorella McComark? — añado. Freddy se ilumina. —Oh, ¿verdad que es una monada? Te la perdiste por poco— —¡Qué lástima! Dijo que prácticamente vive aquí, con todos los eventos políticos a los que asisten ella e Ian— Freddy asiente, —Me gusta bromear diciendo que es mi mejor clienta. Pero esta noche no es un evento político. Va al ballet. Ian la sorprendió con entradas para su cumpleaños la semana pasada. ¿No es el más dulce? — —De verdad que lo es— coincido con una sonrisa. Y Freddy tambien, dándome la información privilegiada que necesito. Terminamos de peinarme y pago con una buena propina. En cuanto vuelvo al coche, abro internet en mi teléfono y encuentro funciones de ballet esta noche. Bingo. El Ballet de la Ciudad de Nueva York va a presentar un evento benéfico especial de Don Quijote, en ayuda de un refugio para niños. Debe ser este. Le envió un mensaje de texto a Nero. Lia: McComark estará en el ballet esta noche. Le envío un enlace a la información de la función y su respuesta llega en menos de un minuto después. Una palabra corta. Nero: Bien. Eso es todo. Ni un gracias ni Dios no permita un pequeño elogio por hacer un buen trabajo. Ya debería saber que no debo esperarlo. Es evidente que Nero todavía está atado al pasado y a la forma en que mi padre traiciono a su familia. Solo espero que las cosas salgan bien esta noche. Cuanto antes consiga este voto, antes podré seguir adelante con mi vida. Y no volver a ver a este hombre nunca más.
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