—¿Así qué tú paseando aquí? ¿Incluso comprando ropa para niños, eh? —¿Y yo que, dime? —protestó Eros, Gwen iba a decirlo en ese momento justo que ellos eran padres, pero entonces Camila dijo a Eros. —Cariño vámonos, no tienes que enfadarte así con la mujer, mira que ya has mejorado mucho, no tienes que decaer de nuevo. —Camila dijo todo esto a propósito, porque quería que Gwen y Eros no siguieran hablando. —No digas lo que debo hacer, mujer —dijo Eros con voz imperativo, casi miraba a Camila con ojos de desesperado. Eros tomó a Gwen del hombro y la sacudió, lo hizo de tan manera que Gwen nunca había conocido el lado enojado y grosero de su marido. De repente le corrieron gruesas gotas de lágrimas buscando caer por sus tiernas mejillas, los ojos de Eros poco a poco fueron apagándose de

