El error de no creerle.

1715 Words
Al irse su jefa de guardaespaldas, Eros miró aquella lonchera traída por la chica, chasqueó la lengua en señal de molestia, se dijo para sí, "que se cree" traerme esa porquería, de pronto sintió que el estómago le hablaba, no habia cenado, y esta.mañana no había tomado el desayuno. Tomó la lonchera y lo abrió, tan pronto como hiciera eso, un olor sabroso emergió de ella, él probó la primera cucharadita del caldo levanta muertos, sin darse cuenta hizo un gesto de "Umm" y se dió su segunda y tercera cucharada de sopita, hasta que se dió cuenta que lo había acabado, "por Dios" pensó algo apenado y molesto consigo mísmo. ««He comido en los mejores restaurantes del mundo, ¿que tiene de especial esta sopa?»» "¿Cuál será la receta?" Se dijo Eros, estaba en ese dilema cuando llegó Zuleyka, la mujer que siempre se le pegaba como garrapata. —¡Buenos días! ¿Que es lo que tienes amor? —dijo la fémina muy dislocada, pero de la mente. —Zuleyka, ya te he dicho, no me llames mi amor, no lo soy. —Eros era muy bueno para usar las oportunidades cuando eran de su beneficio, él dijo lo siguiente: —Recuerda que estoy comprometido, y mi boda esta cerca de realizarse. —¡Pero Eros! ¿Porque dices eso? —la chica se le arrimó casi cerca de su cuello, Eros sintió el perfume exorbitante de olor fuerte, odiaba eso de ella. Se apartó de ella, y dijo : —¡Vete por favor! —la chica hizo un puchero demostrando que no quería irse, de pronto se dió cuenta de que estaba en una habitación de clase humilde y ella dijo a Eros. —¡Eros!, ¿que haces en una habitación de hospital tan mediocre? —hasta ese momento, Eros no se acordaba que para hacer creer a su prometida había fingido ser un hombre pobre. Él solo dijo: —Soy pobre ahora —sus palabras dejaron algo pensativa a Zuleyka, pero no le dió tanto crédito a sus palabras. Entre la insistencia del médico y su jefa de guardaespaldas quienes convencieron a Zuleyka de marcharse, Zuleyka había logrado convencer a Eros de llevarla a una cena, solo así abandonó el hospital. Por la tarde, Eros quedó en el hospital, siempre en la habitación decente, quedó en espera de Gwen, pero ella no llegó, la chica había ido a visitar a su abuelo, ella quería pedirle la parte de su herencia para ayudar con ese dinero a su futuro esposo. Según Gwen, si ese esposo de ella no caminaba, no podía trabajar y ser feliz, así que ella prefería dar su posesión. El abuelo en un primer momento se negó a dárselo, le dijo: —¿Porque lo quieres? —Ese dinero es para tu futuro, si alguna vez te va mal, usarás ese dinero, pero no puedes regalarlo. —Podré trabajar Abuelo, mira que siempre lo he hecho —dijo la chica sonriendo, con solo reírse un poco a su abuelo, ella lo tenía ganado, así que el anciano aceptó su petición, hizo un cheque por dos millones de dólares americanos, y le dijo: —Espero no te vayas a equivocar con esa acción, y debo decirte que aún te restan tres millones de saldo para cuando quieras usarlo. —Gracias Abuelo, ¿has oído hablar de que quien da, recibe y multiplicado? No es que sea eso lo que espere, pero es una promesa de Dios —dijo Gwen, su abuelo quedó perplejo de sus pensamientos y de como funcionaba la mente de su nieta, agradeció al cielo por tener una nieta generosa. El abuelo también sabía que esa era la misma cantidad que su hijo Ralph necesitaba para sacar adelante la fábrica de zapatos, pero él en lo personal no quiso darle más dinero para ayudarlo, por que esa acción de irse a la bancarrota era repetitiva, venía ocurriendo desde hacía ya mucho. Al irse su nieta, Rafael Maena solo se rió de la vida, hacia ya 21 años atrás que naciera su nieta, la madre de esta lo había llamado para decirle. —"Ya nació tu nieta, se llamará Gwen" —habia dicho. —"¡Que hermoso nombre!" —le había dicho en aquel momento, ese día, María le había entregado una suma cuantiosa de dinero, de su propio dinero, había pedido a su suegro, guárdalo, comprar acciones en la bolsa de valores, para que cuando Gwen creciera, tuviera su propia capital para invertir. Sabiendo eso, el señor Rafael lo había invertido de poco a poco y en estos veinte años había rendido frutos ese dinero. Gwen iba a ir a la universidad, tenía unas tres clases todavía antes de graduarse, así que este semestre era decisivo. «No podré ir a visitar a mi supuesto novio, que por cierto no me ha visto en persona» se dijo Gwen. Saliendo de clases, Gwen había corrido al mercado de verduras, luego a casa a preparar un caldo de sustancias hecha con especias y nutrientes, llevaba sus verduras, después de eso, fue al hospital, al entrar ya Nancy estaba sentada a un lado, unos minutos antes Nancy y Eros habían tenido la carrera de sus vidas correteando de un lado a otro. —Hola —dijo Gwen —, saludó a la mujer a quien creía era la tía de su futuro marido. —Hola —le respondió Nancy con algo de quietud, porque solo ella pudo ver el gran esfuerzo que hiciera su petulante jefe, y no es que fuera tan solo petulante, sino que era exigente con lo que tocaba o usaba. La Chica traía otra lonchera de vuelta, entregó a Nancy y dijo: —Puede alimentarse más tarde, está muy caliente —dijo Gwen. —¿Lo acabas de preparar? —Si, saliendo de la universidad, pasé por el mercado a comprar los ingredientes para un caldo que ayuda al enfermo a mejorar. —¡Oh! —dijo Nancy con aparente sorpresa y alegría. —¿Sigue inconciente? —preguntó la Chica. —Si, un poco mejor, pero sigue dormido. —Es bueno que duerma —dijo Gwen —, repone sus fuerzas —Nancy solo la escuchó con calma sabiendo que su jefe estaba con las antenas levantadas. Cómo se hiciera un silencio incómodo, Gwen dijo: —Traje dinero para el tratamiento del joven —enseguida, la mente de Eros explotó, él sabía que la familia de su novia tenía crisis económica y que si no recibía cierta cantidad de dinero, perdería todo, entonces, ¿porque la chica lo quería ayudar a él y no a su propia familia? Nancy la miró con asombro y dijo: —Es tu patrimonio, ¿porque haces esto? —Él lo necesita ahora, yo ahora mismo no lo necesito —dijo Gwen —, además, mi abuelo Rafael dijo que tengo un saldo positivo todavía, así que si llegara a necesitar, puedo con eso. Nancy pudo ver en la vestimenta de Gwen que no era de marca, o totalmente nueva. Ella pensó "Chica tonta" si con esto podrías empezar tu vida en cualquier parte. Gwen se sentó en la silla al lado de la cama, tan pronto Eros hizo el gesto de despertar, tenía los ojos rojos, Gwen se puso algo nerviosa al verlo abrír sus ojos, la mirada de él se posó en ella directamente y con intensidad. De manera áspera, Eros ordenó. —Enfermera, dame de comer —enseguida Gwen tomó la lonchera y lo abrió, se sintió el rico olor de la comida, enseguida Gwen sacó la cuchara y empezó a darle en la boca, el hombre comía relajado, mientras Nancy miraba discretamente a los dos. Nancy estaba perpleja de ver a su quisquilloso jefe comer la comida simple de la muchacha. Terminado de comer, no había mas en el fondo del barril, Nancy dijo: —Aprovecho que estas acompañando a mi sobrino, señorita Maena, voy a hacer unos pendientes y hablar con el médico, todo era mentira, Nancy no estaba tan de acuerdo en estar engañando a Gwen de esta manera. —Descuida yo también ya debo irme —dijo Gwen, ante eso, Eros se sintió disgustado. —¿Porque debes ir tan pronto? —Eros no quería que ella se fuera todavía, le seguía mirando intensamente a Gwen. —Es que, debo ir a trabajar —habia respondido Gwen, y el silencio se había hecho presente, se sentía que el aire se había puesto espeso. —¿Porque trabajas, acaso tu familia no suple tus gastos? —Lo hago por que me gusta —dijo Gwen, también sabía que su familia estaba a punto de perderlo todo. —O es porque tienen problemas económicos —cuestionó Eros. —Mi padre tiene algunas dificultades, está trabajando en ello —respondió Gwen. —¿En ello? —preguntó con curiosidad. —Si, lo está solucionando —explicó Gwen. —Estoy en las mismas con los negocios —dijo Eros, era solo para ver qué respondía la chica. —Si, algo de ello escuché —respondió ella. —Y ¿qué piensas al respecto? —preguntó Eros. —¿Que debería pensar? —dijo Gwen levantando la mirada y viendo a Eros directo. —Sobre si te casarías conmigo aún cuando puedo perderlo todo. —Estoy aquí —dijo Gwen. —Si, eso veo, pero no es lo mismo a escuchar un rumor que oírlo de mi boca que estoy perdiendo todo. —musitó él. —En todo caso, lo más importante es tener salud, por eso traje suficiente dinero para ayudarte en tu salud, cuando ya estés sano, y apto, trabajaremos bien duro —la ingenuidad de la chica le dió risa a Eros, no sabía que en verdad ella hablaba desde la sinceridad de su corazón. Eros no había alcanzado a creerle en su totalidad a su "novia" le parecía demasiado bueno para ser verdad. —Aún estás a tiempo de romper con el compromiso —dijo Eros a Gwen para ver si ella tomaba esa decisión. —Las grandes cosas surgen de la nada, estamos muy jóvenes y pueda que el futuro lo labremos juntos tu y yo. —fueron las palabras expresas de la mujer que dejara asombrado a Eros.
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