El dormitorio estaba sumido en un profundo silencio. Tras el enfrentamiento con Lucien, no había salido de mi habitación. Ni siquiera había asistido a la segunda clase. Mis pensamientos no dejaban de dar vueltas, repasando cada palabra que me había dicho. «No tienes lo que se necesita para ganar». «No te metas en mi camino». La luz del atardecer se filtraba débilmente por la ventana, tiñendo todo de tonos anaranjados. Estaba sentada en el borde de la cama, con los codos apoyados en las rodillas y las manos entrelazadas. Un golpe a la puerta me sacó de mis pensamientos en espiral. “¿Novato?” La voz de Axel sonaba seria, algo inusual en él. Me levanté lentamente y abrí la puerta. Axel y Cassian estaban allí, con expresiones tan serias que me hicieron fruncir el ceño. “¿Qué quieres?” dij

