Capitulo 26

1438 Words
Punto de vista de Aleron El murmullo excitado de las chicas y los destellos de las luces de neón llenaban el aire alrededor de la mesa con una tensión vibrante. Nicole Fanning, con su ajustado vestido plateado que reflejaba cada rayo de luz, sostenía los dados entre sus dedos perfectamente cuidados. Su sonrisa era aguda, la clase de sonrisa que te dice que está acostumbrada a ganar, a tener el control. En ese momento, parecía un depredador saboreando a su presa antes de asestar el golpe final. Yo, por el contrario, me sentí como un conejo atrapado en los faros de un camión. —¿Te arrepientes de haber aceptado mi reto, Aleron? —preguntó Nicole con voz dulce pero con un toque de burla. Intenté mantener la compostura. «No... en absoluto», respondí, aunque el nudo en la garganta hizo que mis palabras sonaran menos firmes de lo que pretendía. Silvy, sentada a mi lado, parecía tan tensa como yo. Tenía los brazos cruzados, la mirada fija en los dados y se mordía el labio inferior, señal inequívoca de que estaba igual de nerviosa que yo. De repente, levantó la mano con decisión. "¡Para!" exclamó, haciendo que Nicole levantara una ceja y casi me cayera de la silla del susto. —¿Qué pasa? —preguntó Nicole, divertida pero con un dejo de fastidio. "¡Aleron no puede perder así como así!", dijo Silvy con una determinación inesperada. "¡Quiero subir la apuesta!" Me volví hacia ella, con los ojos abiertos como platos. «Silvy, ¿qué haces?», susurré, sintiendo que el alma me abandonaba. Nicole, por otro lado, parecía intrigada. "¿Subir la apuesta? ¡Vamos!", dijo, inclinándose ligeramente hacia adelante. —Si Aleron gana —dijo Silvy sonriendo como si tuviera un as bajo la manga—, Nicole tendrá que bailar con él. Un baile completo. El murmullo de los espectadores se convirtió en una explosión de entusiasmo. Nicole arqueó una ceja, ladeando la cabeza como si considerara la propuesta. —Interesante... ¿y si gano? —preguntó Nicole, con la mirada penetrante en Silvy. —Si ganas, puedes pedirle a Aleron lo que quieras —respondió Silvy sin dudarlo. Nicole esbozó una amplia sonrisa y sus ojos brillaron con algo que no pude identificar: curiosidad, desafío o quizás una mezcla de ambos. "Trato hecho", dijo finalmente, mientras los ojos de la multitud se volvían hacia mí, esperando mi reacción. —¡Silvy! —susurré desesperada—. ¿Qué has hecho? —Te acabo de dar una oportunidad de oro, Aleron. No la desperdicies —respondió ella, manteniendo una sonrisa segura, aunque la tensión en su mandíbula era inconfundible. Nicole tiró los dados primero. Los cubos pequeños rodaron por la mesa, haciendo un ruido agudo con cada giro. Finalmente se detuvieron, mostrando un seis y un cinco. Once puntos. "Buena suerte, Aleron", dijo Nicole, cruzando los brazos y mirándome con ojos que parecían leer cada uno de mis movimientos. El peso de cada mirada recaía sobre mí, y el aire se sentía denso, como si no pudiera llenar mis pulmones. Incluso desde la mesa VIP, sentí una mirada que reconocí al instante: la de Lucien. Fría, intensa, como un cuchillo en la espalda. Recogí los dados con manos temblorosas. Luna, mi lobo interior, me susurró con una mezcla de urgencia y apoyo: «Concéntrate, Aleya. Hazlo por ti». Respiré hondo y tiré los dados. Cada turno parecía eterno, como si el tiempo se hubiera ralentizado. Finalmente, se detuvieron. Un seis y un seis. Doce puntos. Por un instante, reinó el silencio. Entonces, una explosión de vítores y gritos resonó por la mesa. Silvy saltó de su asiento, levantando los brazos como si hubiera ganado. —¡Sí! ¡Lo lograste! —gritó con voz triunfal. Nicole miró los dados con incredulidad, aunque rápidamente recuperó la compostura. Su sonrisa regresó, pero el destello de frustración en sus ojos no pasó desapercibido. "Parece que he perdido", dijo con una calma que me hizo dudar de si estaba realmente molesta. "Bueno, Aleron. Trato hecho, trato hecho". Se levantó con la gracia de una reina y me extendió la mano. "A bailar, ganador". Sentí como si mis piernas fueran de gelatina al ponerme de pie. Silvy me dio un ligero empujón. —¡Vete! ¡Y no te avergüences! —susurró, aunque su tono tenía un dejo de burla. La multitud se apartó mientras Nicole me guiaba hacia el centro de la pista. Las luces giraban como remolinos sobre nuestras cabezas, y la música cambió a un ritmo suave pero sensual. —¿Sabes bailar, Aleron? —preguntó Nicole con una sonrisa burlona y segura. "Eh... en realidad no", admití, tragando saliva con dificultad. —No te preocupes. Yo iré —dijo, poniendo sus manos sobre mis hombros. El mundo se desvaneció cuando ella empezó a moverse. Sus caderas se mecían con una fluidez hipnótica, sus ojos clavados en los míos. Podía oler su perfume, un aroma suave pero embriagador, y mis manos temblaban mientras intentaba seguir sus movimientos. La música vibraba a mi alrededor, cada nota resonando en mi pecho mientras las luces parpadeaban en la pista de baile. Nicole Fanning me guió con confianza al centro del club, donde los reflejos de la bola de discoteca y el humo artificial creaban una atmósfera irreal. Mi corazón latía tan fuerte que lo oía en mis oídos. Nicole no se molestó en ocultar su seguridad. Caminaba con una elegancia depredadora que atraía todas las miradas hacia ella... y, por extensión, hacia mí. "¿Estás nervioso, Aleron?" dijo con una sonrisa pícara mientras se detenía en el centro de la pista. —No… —respondí, pero mi voz sonó débil incluso para mí. "Eso pensaba", dijo, poniéndome las manos en los hombros. "No te preocupes, yo me encargo de todo". La canción que empezó a sonar era sensual, con un ritmo intenso y envolvente. Nicole empezó a moverse con una fluidez hipnótica, contoneándose de lado a lado con una precisión casi peligrosa. —Simplemente… sigue el ritmo —susurró. Mis manos se posaron torpemente en su cintura. Intenté imitar sus movimientos, pero era evidente que no era tan fluido ni natural como ella. Nicole soltó una risita, y sus labios rojos se curvaron en una sonrisa divertida. Tranquilo, Aleron. No te vas a morir por esto... a menos que me pises los zapatos. Tragué saliva con fuerza y asentí, intentando dejarme guiar por la música. Pero entonces, lo vi. Lucien. Allí estaba, en su mesa VIP, con una bebida en la mano. Sus ojos grises nos miraban con una intensidad escalofriante. Sus labios formaban una línea tensa y su mandíbula estaba visiblemente apretada. Nicole también lo notó. Su sonrisa se acentuó ligeramente, volviéndose más aguda, casi depredadora. Era como si disfrutara de toda su atención. De repente, Nicole se dio la vuelta, dándome la espalda, y empezó a acercarse aún más. Su cuerpo se arqueaba con cada movimiento, su cabello dorado me rozaba el pecho, y su perfume floral y dulce me envolvió por completo. —Lucien nos está observando —murmuró Nicole, con voz apenas audible—. ¿Crees que debería darle un espectáculo? "¿Qué? ¡No!", respondí torpemente, sintiendo que me calentaba la cara. Nicole soltó una suave carcajada y, con un movimiento rápido, se giró para mirarme de nuevo. Esta vez, sus manos se deslizaron hasta mi cuello, acercándome más a ella. "Tranquilo, Aleron. Es solo un baile." La multitud que nos rodeaba empezó a murmurar, con la mirada fija en nosotros; algunos llenos de envidia, otros de sorpresa. Pero ninguna de esas miradas era tan pesada como la de Lucien Reinhardt. El ritmo de la canción bajó y Nicole se apartó de mí con elegancia. Sus ojos azules brillaron con un destello de diversión mientras ladeaba ligeramente la cabeza. —Me sorprendes, Aleron. Quizás más de lo que pareces. Antes de que pudiera responder, ella se inclinó cerca de mi oído. "Te ganaste tu baile, pero no te acomodes demasiado. Este mundo no perdona a los débiles". Se enderezó y, con un giro de su vestido plateado, desapareció entre la multitud. —¡Aleron! —escuché la voz de Silvy a lo lejos. Antes de que pudiera reaccionar, Axel y Cassian aparecieron a mi lado, sonriendo como dos hienas satisfechas. "¡Eso fue épico!" dijo Cassian, dándome una palmadita en la espalda. —¡Sí, novato! No sabía que tenías esos movimientos escondidos —añadió Axel, sonriendo de oreja a oreja. —No fue nada… —Intenté protestar, pero ya me estaban llevando hacia su mesa VIP.
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