Asentí obedientemente y recogí mi camisa del suelo mientras Pooja Didi bajaba apresuradamente las escaleras. La seguí unos minutos después, ya con los pantalones puestos. Me senté en la sala mientras Pooja Didi se acomodaba el sari por última vez y abría la puerta.
—Hola, Ravi —lo saludó con una sonrisa cuando él entró en la casa—. ¡Mira quién ha venido a visitarme hoy! —añadió emocionada.
Ravi arqueó las cejas sorprendido al verme sentado en el sofá.
—¿Qué hace aquí el "hijo favorito"? ¿También lo echaron de casa? —bromeó sarcásticamente mientras cerraba la puerta tras él.
Apreté los puños con rabia ante su comentario, pero Pooja Didi me miró para que me calmara.
—Bueno, vino a ver cómo estaba su hermana —le sonrió dulcemente.
—Sí, sí, lo que sea... —puso los ojos en blanco y se gir
