Estoy en el baño, en eso escucho que la señora Soledad me está llamando arreglo mi vestido y salgo, dejando que la tanga se me seque un poco más, respiro hondo y le hablo. —Hola, señora Soledad —Ten cariño, estas son tableta de dulce que me trajo una amiga. —Muchas gracias, que amable, ¡¡Mmm! Que ricas. —A mí lo dulce me fascina, y eso que el doctor me lo ha prohibido porque dice que a mi edad es donde resultan las enfermedades, que la diabetes, hipertensión, bueno una infinidad de enfermedades que nos resultan, pero de vez en cuando no hace daño. —Ambas reímos— Nos sentamos, en eso siento una frescura debajo de mí y recuerdo que ando al aire libre mi intimidad, trato de sentarme lo más correcta posible, para que ella no se dé cuenta, me siento muy incómoda, ojalá ella se vaya pronto

