CAPITULO 5

1002 Words
La emoción de una luna de miel en París es el sueño de miles de mujeres, pero no es el de Violeta, ella siempre soñó con las Islas Griegas; sin embargo, el destino que escogió su esposo, sin consultarle, cuando sus abuelos le ofrecieron el viaje de Bodas, fue Francia. La rubia no puede decir que esto no la decepcionó, pues, aunque finalmente el destino siga siendo la Ciudad Luz, le hubiera gustado que le pidiera opinión; pero, eso no importa ante los detalles que ha tenido su esposo, para con su mamá y su hermanito, él se ha asegurado de que no les falte nada en su ausencia, incluido el tratamiento para el padecimiento renal de Ágata. Por los pasillos del aeropuerto Charles de Gaulle de París, transita la pareja de recién casados, mientras él se encarga de recoger el equipaje ella mira todo a su alrededor, su espíritu aventurero la hace disfrutar de cada oportunidad de viajar para descubrir nuevos lugares. A unos pocos metros Rodrigo Amaya está chequeando su salida hacia España, un viaje de negocios lo mantuvo un par de días en Francia y ya es hora de regresar al frente de la empresa, recorre visualmente el lugar mientras espera y su atención se detiene en la rubia que hace cuatro años despertó sus más profundos sentimientos. Su corazón da un vuelco, no le importa perder el vuelo, esta vez está decidido a retenerla, se aleja del mostrador y sólo da un par de pasos cuando ve a Violeta ser abrazada por un hombre que no pudo identificar, debido a que desde su ubicación únicamente pudo verle la espalda. Consciente de que ha perdido su oportunidad en la vida de la chica, gira sobre su eje y se dirige a la sala de abordaje, con un gran sentimiento de pérdida en su pecho... Violeta y Ricardo finalmente llegan al hotel Ritz de París, una suite de luna de miel los espera con vista a La Torre Eiffel; en el lobby del hotel, más de un hombre admira sin disimulo las curvas y facciones latinas de la Rubia, ella no lo ha notado, pero su esposo sí y ante eso se torna el hombre más amoroso del lugar, marcando así su territorio; una vez que se cierran las puertas de la habitación, ella puede sentir el aura de molestia de su marido. —¿Qué te pasó?, ¿por qué estás de esa manera?— pregunta tratando de entender el cambio de humor tan repentino. —¿Cómo quieres que esté?— responde con irritación— usando esa ropa para llamar la atención de todos los hombres— agrega señalando su vestimenta que consta de un jeans ceñido y una blusa de algodón, propia para viajar en verano. Violeta frunce el entrecejo ante lo absurdo que le parece el reclamo de Ricardo. —¿Te has vuelto loco?— cuestiona llevando ambas manos a la cintura —acaso ¿yo tengo la culpa de que me miren?— el joven puede notar la molestia de su mujer y suaviza la actitud. —Amor, es que tú eres demasiado hermosa y me da miedo que alguien te lleve de mi lado— dice mostrándose inseguro a los ojos de la chica. Ella fue a protestar, pero un beso desesperado por parte de él la sorprende y terminan entregándose el uno al otro; está vez sí sintió en el acto amor, ternura y que Ricardo le daba un lugar preponderante en su vida; por su parte él se regocija de su logro, sin darse cuenta Violeta Medina se va doblegando... Pese a no ser su destino ideal de viaje de Bodas, la paraguaya disfruta de las calles, museos y diversión que ofrece París, con uno que otro incidente que cambia drásticamente el humor de su marido y termina en reclamos que comienzan a generarle inseguridad. Algunas veces siente que ella no le brinda la suficiente calma, lo que la hace cuestionarse y al mismo tiempo responderse que él volverá a la actitud de cuando la cortejaba; porque, a su juicio y el de todos, Ricardo es un hombre encantador. Se acerca el momento de regresar a Paraguay, a Violeta apenas le quedan tres (3) días de licencia y debe presentarse al consecionario, pese a la insistencia del chico de que deje de hacerlo; pues, él le ofrece una vida de comodidades y lujos, ella no lo cree justo, los gastos médicos de su madre cada vez son mayores y no se sentiría cómoda endosándoselos a él, por lo pronto, Ricardo acepta y no insiste más... La pareja regresa y sus vidas vuelven a la rutina diaria, la salud de Ágata cada vez empeora más, lo que se traduce a una inmensa tristeza en su hija quien únicamente quiere un abrazo, muchas de esas veces que ha querido esa pequeña demostración de afecto por parte de su esposo, no lo consigue, ¡si tan solo le prestara atención como antes!. Los días transcurren, los pantalones ajustados dejaron de ser para la rubia una opción, comienza a ser más consciente de cómo la miran otros hombres y aunque su esposo no esté presente, siente como si él la observara o tuviera la capacidad de enterarse de algo que pueda dar lugar a malas interpretaciones. Sin darse cuenta y muy sutilmente va dejando de ser ella misma, a veces su espíritu quiere revelarse, pero un detalle romántico de Ricardo o recordar todas las cosas que ha hecho por ella, la hacen cambiar de opinión y ver estas "molestias", como parte del proceso de adaptación como pareja. **************** * Es importante mencionar que la persona narcisista objetiviza y utiliza el cuerpo de sus conquistas como un juguete de placer que puede ser canjeable, sustituible, no existe una relación íntima ni sentimiento puro, además, carece totalmente de empatía, aunque finja muy bien. El narcisista se hace el s*x* a sí mismo, haciendo de eso un fin, para justificar sus medios que es el control y manipulación.
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