CAPITULO 4

2162 Words
—¿Estás listo? —Arturo camino junto a Fernando, se había asegurado esta vez que se trataba de la mujer correcta, trabajaba en el local desde hace un mes según su investigador. Cristina Suspiró había terminado de limpiar, tenía el ánimo por los suelos, estaba totalmente agotada pero aun pasaría por la panadería para ayudar a don Luis. El sonido de la campanilla de la puerta al abrirse le hizo arrugar la frente, el letrero decía claramente ¡cerrado! —Buenas noches señores, lamento informarles que no podemos atenderles estamos cerrando. Con mucho gusto les atenderemos si vienen a una hora adecuada —Sonrió con amabilidad hasta que sus ojos se fijaron en el hombre alto, de cabello canoso —¿Cristina Sáenz? — Cris, levantó la mirada reconociendo al hombre con quien había chocado dos veces, la primera en la clínica privada el muy cretino no había tenido ni la amabilidad de ayudarla mucho menos de disculparse. —¿Qué es lo que quiere? —dijo molesta. Si se fijaba bien el hombre era guapo, no de una hermosura perfecta, pero pasable, movió su cabeza de un lado a otro, esos pensamientos estaban fuera de lugar. —¿Es o no es Cristina Sáenz? —el otro tipo con cara de estreñido preguntó con desdén, pudo notar la molestia en su tono de voz y la mirada fría de sus ojos. Quería negarse a responder, pero su lógica le hizo darse cuenta que si estaban parados frente a ella es porque estaban seguros de quien era. —Lo soy ¿Qué es lo que quiere? —desafió —Solo quiero saber si ¿estás embarazada? —el color abandono el rostro de Cristina, giró su cabeza hacía la oficina de Rubí rogando porque estuviera concentrada hablando por teléfono y que esta pregunta no llegara a sus oídos. —¿Qué pregunta la suya señor? —levantó la cubeta donde tenía el trapo de limpieza, no iba  a perder el tiempo con esos hombres, que a diferencia de ella, no tenían nada que  hacer. —Espera, te hice una pregunta ¿podrías responder? —El hombre al parecer no tenía modales, por muy fino que se miraba —No tengo porque responder, si me disculpa estamos cerrando — camino dos pasos para alejarse —Es mejor que respondas a menos que desees que tu jefa se entere de que existe la posibilidad de que estés embarazada, la he investigado y es famosa por despedir mujeres en estado. —Si lo estoy o no ¿en qué le afecta señor? Sería mi problema así que por favor retírese. —Me incumbe más de lo que puedas imaginarte, es fácil si lo estás o no bastará una prueba de sangre —Arrogante, ni siquiera lo conozco, si no fuera porque he tenido la desdicha de chocar con usted dos veces, no sabría que existía —apretó los dientes, mirando cada dos segundo hacía la puerta de la oficina. —¿Sólo responda y ahórrame tiempo? —observo a la posible madre de su hijo, era pasable nada del otro mundo rubia ojos celestes o ¿eran grises? Con un genio… —¿Quién rayos se cree que es? —preguntó ya mucho más molesta —El padre del niño —agrando los ojos antes de echarse a reír —¿Usted está loco? Usted y yo nunca hemos —fue cortada rápidamente por Fernando, quien había perdido oficialmente la paciencia  —¡Por supuesto que no! Nunca te he visto antes —Cristina achicó los ojos —Dos veces señor y en ambas ocasiones fue desagradable, como persona deja mucho que desear además nadie queda embarazada por chocar ¿verdad? —empezaba a dudarlo, ella estaba embarazada y había sido únicamente con este loco con quien le había sucedido. —Sólo limítate a responder la pregunta —la voz del otro hombre interrumpió su batalla de miradas —Es mejor que se marchen, no tengo nada que hablar con ustedes —trato de relajarse en todo esto ella era la única que podía perder. —Te diré que es mejor hablar ahora y dejar las cosas claras, llevo más de un mes buscándote y  no voy a perderte de vista hasta que este seguro de si estas o no embarazada de mi hijo —trato de serenarse, no iba a conseguir nada si continuaba alterando a la mujer, al menos había algo bueno en todo esto, ¡no era una prostituta! —Sigo sin entender, salgo en diez minutos —no espero a saber si se quedaron dentro o aceptaron la invitación a salir, termino de limpiar, recogió sus cosas y salió. Si era inteligente y los escuchaba quizá entendería como había llegado el pequeño a su vientre. Se había demorado más de diez minutos con la esperanza de que los tipos terminaran por cansarse y largase, pero no había sucedido. Apenas la vieron salir se acercaron, por un momento se vio intimidada sin la seguridad del local, fuera ellos podían hacerle lo que quisieran no había cámaras ni nada, se reprendió por su tontera. —Puede decirme lo que tenga que decir y márchese por favor —no quería problemas, con su vida complicada era suficiente.  —¿Eres bipolar? —Fernando remarcó el cambio de su actitud —No tengo su dinero, dependo de dos empleos y lo único que deseo al final del día es poder poner mi cabeza sobre la almohada y descansar, obviamente están interfiriendo en mis deseos — pisó el pavimento con fuerza, se cruzó de brazos —Es simple Cristina, estas o embarazada —permaneció callada durante un largo tiempo, no podía negarlo ella en verdad estaba embarazada y no tenía una explicación para ello, por otro lado él decía ser el padre del bebe. —Lo estoy, lo he confirmado con un análisis de sangre ¿complacido? —se giró e intento salir corriendo, abrazar a su hija y olvidarse de esta conversación sin sentido. —Esto lo cambia todo —estaba serio, su rostro no mostraba emoción alguna, pero su corazón rebozaba de felicidad, por fin podría cumplir su deseo de ser padre. — Acompáñame, el doctor te explicará lo que ha sucedido y el motivo por el cual has resultado embarazada de mi hijo —abrió la puerta del auto esperando a que Cristina obedeciera —¿Esta loco? No lo conozco y con más de las siete de la noche, tengo que volver a casa —quería saber lo que había ocurrido, pero no iba a arriesgarse, las noticias estaban llenas de chicas muertas por aceptar verse con desconocidos y  ella no deseaba ser una más en la estadística. —Soy un hombre muy ocupado muchacha, así que sube al maldito auto ¡ahora! —estaba agotado, frustrado, habían sido semanas de estrés y angustia sin saber el paradero de la mujer. —¡He dicho que no!, volveré a casa si está realmente interesado podemos hacer esto mañana, a la luz del día — emprendió sus paso para buscar la parada de buses, no iría a la panadería tenía miedo que ellos la siguieran. Sin embargo su avance se vio interrumpido por el fuerte agarre en su brazo. —Lo siento, me exalte —acepto a raja dientes, pero era lógico no se conocían así que termino aceptado su propuesta. —Te llevaré a tu casa y mañana sin falta quiero que asistas a la clínica donde todo empezó, te lo advierto no trates de escapar de mí —Está bien estaré allí alrededor de la una es mi horario de comida, si no está presente no vuelva a molestarme. En cuanto a su ofrecimiento muchas gracias pero no puedo aceptar, usted sigue siendo un completo extraño para mí — se apartó y continuo su camino hacia la parada de buses, era lo más seguro que conocía. ⧓⧓ —¿Estás seguro que vendrá? era mejor que me dejarás hablar con ella —se había dado cuenta de la actitud de la mujer —Espero que sí —estaba nervioso, la chica llevaba cinco minutos de retraso y los nervios estaban a flor de piel, al menos esta vez tenía su dirección de domicilio iría con todo por su hijo. —Doctor la señora Sáenz esta en recepción —anunció la enfermera —Perfecto hágala pasar y dígale al doctor Menes que la paciente se encuentra aquí —la enfermera salió a cumplir la orden —¿Cristina Sáenz? —ella rodó los ojos ante la pregunta, no estaría ahí si no fuera ella. —No dispongo de mucho tiempo —dijo seria —Primero quiero disculparme por las molestias ocasionada a hacía su persona de parte de nuestra clínica y del señor Lavalle —era un hipócrita, había escuchado claramente su insulto el día que había terminado en el piso por culpa del señor Lavalle presente, pero no dijo nada. —Lo que diga, quiero entender lo que ha sucedido por favor podría explicarlo, tengo poco tiempo —volvió a insistir tomó asiento cuando el médico se lo indico —Lamentó la demora —un hombre con bata entró asimilo que era otro médico —Dr. Menes, por favor podría explicarle a la señora —el asintió —Hace dos meses nuestro equipo médico cometió un error, debido a que la secretaría confundió sus documentos con los de otra paciente —asintió tratando de prestar atención —Usted fue inseminada de manera artificial por los espermatozoides del señor Lavalle —no entendía nada —La inseminación artificial consiste en todo método de reproducción asistida, quizá no entienda muy bien el tema, el acaso señora Sáenz. Es que debido a esta equivocación se le realizo un depósito de espermatozoides en el útero con el fin de lograr un embarazo asistido, un embarazo no tradicional —resumió el doctor, aunque dudaba mucho que la chica entendiera, se sintió mal había sido un error con el cual ella debía cargar, no había óvulos ajenos, el niño era suyo. —Gracias Dr. Voy a molestarlo en caso de llegar a ser necesario por el momento e todo —Arturo despidió a su colega, para volver a quedar únicamente los tres en la habitación. —Entonces eso quiere decir ¿Qué usted es el padre del bebe? —Fernando confirmo con un movimiento de cabeza. —Creo que debemos hacer algo respecto señora Sáenz, ha sido un error del cuerpo médico de esta clínica, por lo tanto usted puede sentirse libre si no desea hacerse cargo del bebe —levantó la mirada hacia el médico —No voy a perderlo, no importa las circunstancias en las que llego a mi vida, está creciendo en mi vientre, no voy a abortarlo —Cristina llevo la mano a su vientre de manera protectora, había sido difícil digerir la noticia, pero ya lo amaba. —Nadie ha mencionado nada sobre abortar, menos cuando los casos de inseminación tienen pocas probabilidades de éxitos en el primer intento —Arturo se levantó de su silla —Necesitamos confirmar su embarazo, por favor —le paso una bata, bajo la atenta mirada de Fernando, quien no había hecho comentario alguno. El Dr. Le extrajo sangre para realizar un examen de rutina, para luego pedirle que se recueste sobre la camilla. Cristina tembló cuando el frió gel, toco su vientre, estaba nerviosa, tanto que llego a creer que vomitaría en la camilla, pero se controló, era lo mejor que podía hacer. Fernando permaneció callado su vista estaba fija en la imagen del monitor, escucho la explicación de su amigo, él ya estaba enamorado. Era una mancha pequeñita Cristina dudo realmente que eso fuera un niño, pero el médico se lo confirmo explicando que los latidos del bebe se podrían escuchar a partir de la semana doce mediante la tecnología doppler. Asintió, quería llorar y gritar, no sabía si de alegría o de miedo, su bebe se hizo mucho más real ahora que podía ver la mancha en la pantalla. —Puedes cambiarte —incapaz de decir algo, regreso al vestidor —¿Qué piensas hacer Fernando? Está confirmado que la mujer está embarazada, todo marcha perfectamente hasta ahora con el feto, sin embargo sus resultados son un poco preocupantes, la anemia leve que presente podría complicarse a lo largo del embarazo, sabes los riesgos, pueda que el niño no sobreviva —¿Qué sugieres entonces? —Intenta negociar con ella —Fernando no podía creer que su amigo le dijera eso —¿Qué voy a negociar?, no existe un acuerdo firmado entre nosotros, esto complica cualquier cosa que intente decir o hacer. —¿No la has visto?, la mujer es pobre, no tiene nada que ofrecerle a tu hijo, tiene a cuestas una hija de cinco años, ¿sabes su edad? Apenas tiene veintidós, no tenía ni dieciocho cuando dio a luz, ofrece algo que no pueda rechazar…
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