No pude dormir en toda la noche. Le había roto el corazón a mi hermana, la mujer que amaba. La perdería para siempre si no me perdonaba, y me di cuenta de que estaba dispuesto a comprometerme con ella, a estar con ella, lo cual me desconcertó, pues había tomado esa decisión esa misma noche, en el calor del momento. Le escribí mensajes toda la noche, quizá cincuenta veces, diciéndole cuánto la quería, cuánto lo sentía... no me respondió ni una sola vez. Al día siguiente estaba tan deprimido que empecé a beber en cuanto me levanté; sin embargo, estaba más motivado que nunca para recuperarla. Seguí enviando mensajes de texto a Brooke al mediodía cuando un mensaje de Verónica me interrumpió: "¿Estás sola? ¿Podemos hablar?" "Hola", contestó ella. "Hola." "Supongo que escuchaste lo que pasó

