Capítulo 3

1621 Words
Punto de vista Roxie Durante las últimas horas, mi habitación empieza a tomar forma. Empaco todo lo que ya no deseo. Se siente bien deshacerme de las cosas viejas, especialmente mi ropa, pero una cosa es segura, necesito ropa nueva. Mi padre seguía vigilándome, pero siendo justos, creo que solo se aseguraba de que siguiera en mi habitación. Suspiro mientras colocaba la bolsa negra en la esquina de la habitación. Miro a mi alrededor, sé que necesito redecorar con un toque de pintura, pero podría hacerlo otro día. Pero mi habitación poco a poco estaba tomando forma. Tomo mi bolso del suelo y lo coloco en la cama. Desempaco todo lo que he traído conmigo. No encuentro mucho, siempre llevo pocas cosas para los viajes, ya que nunca sabía si quería quedarme en un lugar o no. La manada de mi tío fue el lugar que llamé hogar durante los últimos seis años, viajé con miembros de la manda para ayudar en situaciones e incluso visité algunos lugares hermosos. Bex se revuelve en mi cama y mira través de mis ojos, "¿Estás bien?" pregunta Suspiro. "Sí, supongo", digo mientras tomo un vestido para usar en la cena que mi padre ha planeado para esta noche. "Ya sabes que podríamos salir a correr", dice ella con una sonrisa. Ríe  ligeramente. "Me encantaría, pero vamos a tener una comida familiar con papá y Jason", digo "Además, vamos a conocer a Sofía". Bex asiente. "Espero que sea agradable", dice. "No querría arrancarle la garganta a alguien". La miro fijamente, "En serio". Bex sonríe de manera arrogante, "Deberías ponerte el vestido azul marino", dice. Gruño. "Ya hablamos de esto", digo mientras entraba al baño. "Lo sé, pero creo que deberías lucir sexy", dice. "Nunca se sabe, ella podría superarte". Me detengo en seco y hago una mueca. "En serio, ella es la compañera de mi hermano", digo mientras encendía la ducha. Bex se dice. "Eres muy fácil de molestar", dice, sacudiendo la cabeza. Gruño y me meto en la ducha. Me ducho rápidamente y me lavo el cabello. Una vez que termino, salgo y me envuelvo una toalla alrededor. Regreso a mi habitación y me seco. Me pongo un vestido azul marino, lo que hace que Bex sonría. La ignoro. Me siento frente al espejo y seco mi cabello. No hago mucho ya que solo es familia. Me maquillo un poco y estoy lista. Me levanto de la silla y me pongo mis zapatos planos. Miro hacia arriba y veo una figura en el umbral de la puerta. —Bueno, te ves bien —dice Jason, apoyado en el marco de la puerta. Salto y le sonrío, —¡Jason! —grito y corro hacia sus brazos abiertos mientras él se aleja del marco de la puerta. Me levanta y me da vueltas, —¡Mini! —dice mientras apoya su cabeza en mi cuello. Envuelvo mis brazos alrededor de su cuello. Me separo y frunzo el ceño. —Desearía que dejaras de llamarme así —le digo mientras me baja. Jason sonríe de forma arrogante, —No es mi culpa que seas bajita —dice. Mi padre y mi hermano miden más de seis pies de altura, pero parece que a mí me dieron el gen de la baja estatura, mido cinco pies cuatro. Mi mamá también era alta, así que no sé de quién heredé mi altura. —Bueno, puedo ser bajita pero te haré daño —Sonrío con arrogancia. Jason se ríe. —Me encantaría verte intentarlo, mini —dice. Lo miro fijamente con una sonrisa arrogante; si tan solo supiera lo que puedo hacer. Bex sonríe de forma arrogante. Jason me mira. —Bueno, quiero que conozcas a Sofía — dice con una sonrisa cursi. Nunca había visto a mi hermano tan feliz en su vida, excepto cuando pensó que le habíamos conseguido entradas para su equipo de fútbol favorito, el Chelsea. Sonrío. —¿Es justo decir que mi hermano mayor está enamorado? —le pregunto. Jason me mira y sus mejillas se enrojecen ligeramente. Por favor, que no haya hecho sentir avergonzado a mi hermano. No digo nada. Lo abrazo y salimos de mi habitación, directamente hacia las escaleras. Jason baja las escaleras primero y yo lo sigo. No puedo evitar mirar a mi alrededor hasta que mis ojos se posan en una chica delgada parada junto a mi padre. Ella me mira y sonríe. —Debe ser Roxie —dice mientras me acerco a ellos. Sonrío. Sofía me extiende la mano y estoy feliz de tomarla. —Lo soy, y tú debes ser la que ha hecho de mi hermano un hombre honesto —le digo. Sofia sonríe, pero puedo notar un ligero rubor en sus mejillas. Miro a mi hermano, que parece estar mirando a su pareja como un cachorro enamorado. Él envuelve sus brazos alrededor de su cintura. Sonrío. Bex mira a través de mis ojos y mira a Sofía. "Lo hizo bien", dice. Se sienta en sus patas traseras. —Entonces, ¿cómo te sientes al estar de vuelta en casa? —pregunta Sofía, quien me distrae de la conversación de mi lobo. Sonrío. —Muy bien, pero extraño a la vez — digo, mientras me acerco al sofá. Sofía se aleja de Jason y me sigue. Se sienta a mi lado y sonríe —. Nada ha cambiado desde que me fui. Sofía sonríe, pero miro a mi padre y a Jason, que están juntos en un rincón. Jason me mira. —Papá y yo nos aseguraremos de que la comida esté lista —dice mientras ambos entran a la cocina. Nada extraño; están planeando algo. —No les hagas caso —dice Sofía. La miro y sonrío. —Así que, ¿cómo conociste a mi hermano? —le pregunto. Jason me lo contó en un correo electrónico, pero me gustaría escucharlo desde su punto de vista, ya que a veces los hombres tienden a exagerar las cosas, especialmente cuando se trata de mujeres. Sofía sonrió. —Vine aquí a visitar la manada, ya que quería encontrar a mi pareja. Mi alfa permitió que algunas mujeres fueran a diferentes manadas para encontrar a sus parejas, ya que muchas estaban envejeciendo. Así que fui elegida para ir. Recuerdo venir aquí, y organizaron una fiesta de barbacoa para nosotros. Lo vi parado junto a la parrilla sirviéndose comida. Levantó la vista y nos enganchamos. No es exactamente lo que él dijo, pero supuse que estaría junto a la comida, ya que le encanta comer tanto. Sofía y yo hablamos un poco más. Debo admitir que me cae bien. Es buena para Jason. —La comida está lista —llamó Jason cuando entró en el salón. Lo miro y sonrío. —Papá se esmeró con la comida, hizo todos tus platos favoritos —dice él. —Bueno, tengo mucha hambre —dice Sofía levantándose del sofá. Sonrío para mí misma y me levanto del sofá también. Observo como Sofía pone su mano en la mano de Jason. No puedo evitar sonreír. Los sigo hasta la cocina, donde mi padre está detrás de la estufa, sirviendo lo que parece ser sopa en platos. Me mira y sonríe. —Toma asiento, Rox —dice, señalando hacia la mesa del comedor. Asiento y me acerco a la mesa para ocupar mi lugar habitual. Sacudo la silla y me siento. Pero observo la mesa y me doy cuenta de que hay otros dos lugares preparados. Miro a mi padre, pero él evita mi mirada. Jason se sienta en un lugar junto a mí, dejando el espacio frente a mí libre. Hay dos asientos en cada extremo de la mesa, que eran para mi padre, pero no tengo idea para quién es el otro. Sofía está sentada a mi lado. Estoy a punto de decir algo, pero el timbre de la puerta suena. —Yo te atiendo —dice mi padre y sale de la cocina. Miro a Jason. —¿Quién es? —le pregunté. Jason me mira pero sonríe, pero no dice nada. Momentos después, mi padre vuelve con el Alpha Frank siguiéndolo de cerca. Debería haberlo sabido, pero antes de que pueda decir algo, un olor golpea mis sentidos como una ola y casi me hace caer de la silla. Bex comienza a ponerse inquieta en mi cabeza y se agita. Quien sea, tiene a mi lobo volviéndose loco. —¡Mate! —grita Bex de repente en mi cabeza —¡Está aquí! Ella me mira fijamente a través de mis ojos. Alpha Frank se queda allí y me mira, pero alguien está detrás de él, y sus ojos se posan en mí. Mi estómago se revuelve. Reconozco esos ojos en cualquier lugar. Es ese idiota. Mantengo mi expresión en blanco mientras lo observo. Una sonrisa aparece en su boca mientras sus ojos nunca se apartan de los míos. —Bienvenida a casa, pareja —dice. Bex me mira de vuelta, y su boca tiene saliva que se escurre por los lados mientras lo mira. Pero me mira a mí y gira la cabeza hacia un lado y lo mira. "Eso es..." dice, pero se detiene. La miro. Pero no me dice nada. Espero a que se dé cuenta de quién es él. Miro de nuevo al hombre que lastimó mis sentimientos hace seis años. Puede que parezca un dios del sexo, pero esta mujer no va a caer por él. Debo haber estado en silencio demasiado tiempo porque alguien carraspea la garganta. Veo a Alexander sonriendo y todos nos miran a ambos, tratando de no arruinar el momento o algo así. —Bueno, hola Alexander, ¡ha pasado mucho tiempo! —digo con voz tranquila.
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