El eco de la sonrisa que jamás vi pero que mi hijo describía me atormentaba, dejándome más confundida que nunca. Y en ese instante, comprendí que la batalla que se avecinaba no era solo contra Reina y los clanes que la respaldaban. También era contra los fantasmas del pasado, contra las dudas que Hiroshi había dejado atrás… y contra el peligro de que mi hijo creciera demasiado rápido bajo el peso de un legado que quizá ni yo misma entendía del todo. (RYU ) Las noches eran cada vez más largas sin verla. Habían pasado días desde la última vez que tuve a Aiko frente a mí, y aunque mis hombres me mantenían informado de cada movimiento suyo, eso no era suficiente. Fotos, reportes, notas. Todo eso era frío, distante. No era su voz, no eran sus ojos, no era el calor de su piel. El silencio

