Las semanas estaban pasando lentamente y apenas la había visto en esos días. Bea se decidió encerrarse en ese mundo dentro de su habitación y rechazo varias veces las invitaciones de su prima para salir con nosotros hasta que el huracán Leah Cooper toco su puerta.
Mi pequeña y tonta hermana fue la única que la hizo salir de ese encierro de dos semanas. Al principio, confieso me sorprendió verla en mi habitación con una hermosa sonrisa en su rostro y vestida con un ridículo gorro de gato rosa cuyos ojos grandes y azules me provocaban nauseas.
-¿Qué rayos?-pregunto mientras lanzo la colilla de cigarro al suelo.
-Verdad que es lindo-su voz fue risueña e infantil-Bea me lo regalo para usarlo el día de hoy-ambos quedamos en unos segundos de silencio hasta que arruga su rostro observando el desorden de mi habitación-Esto es una porquería de habitación- soltó dando pequeños pasos hacia adentro-¿eso es una ropa interior? ¡asco! -chillo pateándola con su zapato-no entiendo pueden revolcarse contigo teniendo este desorden.
-Esta es mi habitación, Leah y si quisiera que me regañaras por dejar mi ropa tirada en el suelo viviera con ustedes-me cruzo de brazos y me apoyo en la pared-¿qué diablos haces aquí?
-Bea me dijo que me acompañaría a un evento Cosplay, habrá de todo e incluso mostrarán un par de nuevos videojuegos ¿por qué?
-no creo que vaya, ella no se siente muy bien-rasco mi cabeza a medida que voy caminando a buscar una franela negra de tela suave y sencilla.
-yo la vi perfectamente cuando entré a su habitación hace minutos, me dijo que la esperara-lanzo al suelo mi sudadera y se sentó en mi cama.
-Eso es imposible-salgo rápidamente y con mucha curiosidad, quería saber si era verdad. Sin pensarlos dos veces abro la puerta y la veo semi desnuda, tan solo un bra n***o con lunares rosas cubría sus deliciosos pechos y unos pantaloncillos cortos y rotos que casi enseñaban su trasero curvo.
Tuve ese extraño sentimiento de poder tocarla nuevamente, pero me concentre en lo que veía.
-¿no conoces que se debe tocar antes de entrar?-me grito cubriéndose con una franela negra que tenía una guerrera samurái de cabello rosa-¡lárgate!-me ordeno.
-lo siento-cierro sintiéndome avergonzado, no sabía en que estaba pensando y me detengo asustado-¡que mierda! Yo no soy así-abro de nuevo y cierro la puerta detrás de mí.
-te dije que te fueras-arrugo su frente e inflo sus mejillas como de costumbre.
-no tienes que tener pudor cuando ya te he visto hasta el alma-trato de buscar alguna señal de dolor o tristeza en ella, pero solo estaba aquella frialdad inocente que tenía.
De nuevo se había cubierto con una coraza muy dura pareciendo casi impenetrable nada con la Bea frágil que había estado en mis brazos hace días.
-pero hay gente en la casa y está tu hermana esperándome-se da vuelta y busca un gorro de búho para ponérselo.
Siento de pronto una necesidad de ir hacia ella y meter mi lengua hasta lo más hondo de su garganta. Confieso que extraño el sabor de su piel cremosa y satinada. Siento como tengo una presión en mis pantalones. Trato de calmarme, solo era Bea vestida con sus ridículas ropas.
-¿sigues ahí?-dijo al darse vuelta.
-¡si! ¡sigo aquí! Y sé que Leah es una molestia, no tienes que llevarla a ningún lado si no te sientes bien, no te sientas obligada.
-Aquí el que molesta eres tu-dijo acomodando su gorro frente al espejo-no me siento obligada, esto no tiene nada que ver con lo que paso el otro dia-toma un pequeño bolso n***o y camina hacia la puerta, pero la detengo.
-en serio, no es necesario-y agarro su mano tibia para apretarla
-yo quiero ir, Neil-casi me suplico- lo necesito-y aquella voz firme se quebró un poco, entonces si había fragmentos de esa Bea que necesitaba ser protegida.
-entonces las llevare-y antes de que se negara me fui a buscar las llaves y esperarlas afuera.
A Leah no le gustó mucho aquella idea de que las llevara a su estúpido evento infantil.
-¡No es justo! tu solo espantaras a los chicos-se cruzo de hombros y observo hacia la ventana.
-eso es muy bueno, hermanita. No quiero que ninguno de esos bastardos se acerquen a ti-y reí fuerte cuando soltó un grito de impotencia- deberías alegrarte que pase tiempo de calidad contigo.
-tu también eres uno de ellos-dijo con su voz ridícula.
-¡Exacto! Porque sé cómo son te cuido tanto-me defiendo a la vez que acaricio su tonto gorro-¿por qué no pones música? aunque si te atreves a colocar una mierda en Japonés te voy a dejar en medio de la nada-miro el retrovisor y veo a Bea pensativa mirando las calles. Estaba tan sumergida en otra realidad que no pude evitar preguntarme en que pensaba, tenía un profundo deseo de leer sus pensamientos y saber si tenían que ver conmigo.
Cuando llego a ese lugar siento que estoy en el mundo de idiotalandia. Habia un montón de gente adulta disfrazada de personajes ridículos con pelucas fosforescentes y con espadas estrambóticas que apenas si podían sostener.
-¿Qué Diablos?-pregunte al ver a un gordo con vestido rosa y un enorme tutu.
-Es una chica mágica-explico Bea ensanchado sus labios en una risa burlona.
-¡vamos!-me quejo-si querían ver un montón de hombres disfrazados de mujeres nos fuera llevados a un bar de Dracqueen. Al menos tienen buena música y bebidas.
-Cierra la boca y adáptate-interviene mi hermana-Esto es arte. Ellos no solo se visten como un personaje, ellos tratan de llevar a la realidad todas sus similitudes.
-no seré experto, pero creo que una chica mágica al menos de afeita sus piernas.
Mis ojos de pronto se van en las chicas.
-Puedo acostumbrarme a ello-les digo a Bea y Leah al ver a muchas de ellas pasearse en botas largas de tacones largos y diminutos trajes de baños platinados que brillaban con los reflectores.
-me da vergüenza que seas mi hermano-Leah me dice.
-Eres un cerdo Bastardo-Soltó Bea arrugando su cara.
-¿Qué?-me encojo de hombros.
-voy a tomarme unas fotos-dice mi hermana corriendo donde los demás chicos disfrazados de samuráis y extrañas criaturas con colmillos enormes y espadas.
-¿esto es lo que te gusta?-pregunto a Bea que estaba revisando uno montón de extraños animales de peluches-Todo parece cosas de niños.
-Tus letras me parece cosas de chico-dijo ella sin observarme.
-¿Qué tiene de mal mis letras? A las chicas les fascina.
-a ellas les fascina la fantasía que le vendes-sus dedos acarician la suavidad de un unicornio con cabello de arcoíris y patas de tortuga-les resulta excitante ser las dueñas de tu pensamientos aunque sea solo una vez.
-¿en serio?-pregunte un poco sorprendido-¿segura que no es solo por el buen sexo?-bromeo acercándome para inhalar su dulce perfume.
-El buen sexo puede que tenga mucho que ver-asegura comprando al extraño animal horrendo-solo digo que tus letras les hace falta algo, por eso digo. Son de niños. No importa que la música la componga Dante o que Sam las interprete con todo su ser. Si tu no le pones almas solo sonaran vacías.
-¿ahora eres experta en letras?-pregunte alzando mi ceja.
-para nada. Solo las escucho como los demás. Pero a diferencia de tu fanaticada yo se que todos esos sentimientos que describes so plásticos y vacíos.
-¿en serio lo crees?
-quizás me equivoque-ella se encoje de hombros-no siempre tengo la razón.
-pero jamás mientes-acepto su violenta sinceridad.
Mi hermana toma del brazo a Bea y la lleva a mezclarse con todos los ñoños que ella conocía. Por mi parte me separo de ese par y voy por una cerveza y unos cigarrillos. Justo ahora me hacía faltaba algo que me permitiera robar la atención de Bea.
Dentro de mi surgía una necesidad de estar detrás de ella, quería solo tomarla del brazo y llevarla muy lejos de todo el bullicio y tenerla para mí solo.
Mantente lejos de ella.
No la necesitaba.
Me quedo solo desde un punto donde puedo vigilarlas. Leah parece una niña que brinca y salta de emoción cada vez que ve a un chico a una chica con un traje estrambótico. Ella corre hacia alguien delgado y desgarbado y toma su larga espada para fotografiarse haciendo una pose algo seria y dramática. Bea apenas interactúa con ellos al menos que alguien le pregunte algo.
De pronto las dos son interceptadas por un par de idiotas cubierto de alas negras y grandes cadenas pesadas como si fueran unos góticos maricones con su rostro maquillado con polvos blancos y lápiz labial n***o. Ambos se inclinan a besar a mi hermana en la mejilla.
Me quedo tenso. Intento no intervenir, pero era difícil al ver como ella les sonreía como una tarada y les presentaba a Bea. Todos ríen por algo que dice mi hermana mientras toma la mano de uno de ellos de forma algo melosa.
Detente.
Quiero darle su espacio a Leah, aunque ella no lo hacía fácil y Bea tampoco. Ellas solo conversaban y reían como si aquellos imbéciles fuesen sus amigos mientras le enseñan algo de su teléfono.
- ¿qué hacen chicas? -trato de que mi tono sea muy relajado y alegre-¿que están viendo?-y empujo al gótico para meterme en medio y separarlos.
Leah me mira con desaprobación, pero luego me presenta a ellos-Neil, ellos son Donald y Sek.
-que tal hermano-agito mi cabeza en forma de saludo y les dedico una mirada completamente asesina.
-ho…la-ellos tartamudean.
-bien, Neil-Leah interrumpe el saludo incomodo-puedes irte, los chicos nos darán un aventón hasta la casa luego de que Sek nos muestre su nuevo video juego.
-¿porque no se los muestran ahora y así y las llevo yo?-sabía que algo andaba mal.
-bien, está en mi casa-dice uno de ellos muy nervioso.
-oh, eso es perfecto-suelto con el fugo que enciende mis venas-¿pretendes llevarte a mi hermanita a tu casa para mostrarle tu juego nuevo o tu pene?-grito molesto. ambos chicos retrocedieron cuando los fulmine con la mirada, Leah solo se enrojeció y Bea alzo la ceja de la sorpresa.
-no, yo solo le en..señarle ...el ...videojuego-tartamudea el chico con miedo.
-no seas un imbécil, Neil. ¡los estas asustando! ¡ignórenlo! el solo tiene mal genio.
-¡Si! ¡mal genio! Y no me gusta que tipos maricas que se disfrazan como si tuvieran ocho años se lleven a mi hermana a su casa ¿lo entienden?
-si señor. lo siento-el gótico dice antes de irse huyendo mientras casi mojaban sus pantalones.
-eres un completo imbécil, Neil. Ellos son mis compañeros de mi club de japonés, ahora no sé con qué cara verlos-golpea mi pecho y sale corriendo con lágrimas de los ojos como si fuera una niña.
-Leah-Bea pronuncia su nombre y la sigue y yo sigo sus pasos muy atrás hasta que veo que Leah se detiene y entra a los baños. me detengo pr que se que esta en ele de mujeres y armaria un escandal si entro con ellas, ahora esta vez dejaría todo en manos de Bea pero creo que ella no era la persona correcta para hablar con mi hermanita, yo debería ser quien le diga algo, no me disculparía pero podría hacerla entrar en razón y explicarle que no está bien ir a casa de hombres por ninguna circunstancias y más si esta sola y no tiene a nadie que la cuide. largos minutos después Leah solo gimotea un poco mientras sigue enrollada en los brazos de Bea comportándose como una hermana mayor y haciendo un mejor trabajo que yo.
- ¿ya, mejor?-le pregunto pero Leah me ignora y sigue de largo-los espero en el auto, ya no quiero estar aquí-y solo se aleja.
-¿cuál es su problema? yo solo la protegía-le pregunto a Bea.
-el problema es que eres un idiota, Neil-
-¿por qué? solo la protejo-
-creo que había muchas maneras diferentes y menos violentas de protegerla-
- ¿que? ahora estas de parte de ella. no iba a permitir que se fuera con ellos a su casa, ambos solo querían coger con ustedes ¿y por qué aceptaste de todos modos?
-porque Leah acepto, no la dejaría irse sola y tampoco permitirá que le hicieran algo y te iba a pedir que nos acompañaras antes de que ella la cagara. ella admite que cometió un error, pero tu simplemente sobrepasaste los limites.
-¿la ibas a cuidar?-eso fue lo que había escuchado.
-si. aunque deberías confiar en tu hermana, solo porque crees que las mujeres andan de putas todo el día no quiere decir que ella también lo hará, es una chica dulce y buena-asegura.
mientras ella seguía hablando no deje de mirar sus labios fijamente por un largo rato, podría haberme estado insultando y no me hubiese importado.
Mi impulso es acorralarla contra la pared. Sus ojos brillan de excitación como los míos. Bea no hace ninguna mueca, solo se queda esperando a lo siguiente y me atrapa introduciendo mi lengua hasta su garganta haciendo movimientos llenos de desesperación mis instintos básicos son solo querer follarla ahora mismo.
-¿pero que haces?-pregunto agitada intentando retirarse.
-quiero tenerte ahora Bea-y luego solo vi que decía estupideces, estaba cometiendo un error, ella apenas estaba tratando de olvidar un trauma atroz y yo solo le decía que quería cogerla-yo lo sien...-tapa mi boca con su mano y me mira directamente a los ojos con un fuego centellante en ellos, su piel se erizo por la excitación y mirando a ambos lados me mete dentro del baño hasta llevarme a uno de los separadores y besarme intensamente.
Me quita la camisa y lame mis pezones hábilmente lo que hace que mi polla palpite de nuevo y con mucha sangre golpeándola hasta dolerme. como toda una experta desabrocha mis pantalones para bajarlos hasta la mitad de mis piernas y acariciar mi erección suavemente de adentro hacia fuera haciéndome gruñir por la presión.
El olor a desinfectante de chicle se volvía erótico prontamente para mi. Nuestros movimientos eran limitados, sus dedos presionan duramente mi dureza y gruño por ello.
-¿te gusta Neil?-pregunta mirándome traviesamente y casi sabiendo sus pretensiones.
-no tienes que hacerlo si no quieres, Bea-le digo mientras me contengo sus manos acariciándome eran tan jodidamente sexy, gruño por la sensación y aprieto mis ojos con fuerza, ella estaba a punto de acabar conmigo.
¡maldita bruja!
-¿pero tú quieres?-su voz es ronca y sensual mientras se acerca más y más hasta mi m*****o-puedo sentir ese tibio aliento cerca de mi punta, sus labios se abren y veo aquella punta diminuta de su despiadada lengua muy hambrienta de mi.
-¡maldita sea! claro que lo quiero-golpeo la puerta del separador llevándome por la emoción.
Había estado queriendo esto desde el momento en la ducha con ella, desde que estuvimos en el auto y en cada maldita ocasión, me moría de la curiosidad por saber como lo haría Bea.
cierro mis ojos y entonces sus labios rodearon mi glande con mucho cuidado mientras le daba lametones y succionaban grandiosamente como si ya fuera una experta.
mis manos van directamente hasta su cabello. Me deshago del gorro estúpido y la guio a introducir más hondo dentro de su boca mi pene.
-¿lo estoy haciendo bien Neil?.-preguntas con inocencia fingida lo que me encendía mucho mas.
-eres muy buena en esto, Bea ¡me gusta!-digo jadeando y mirándola de nuevo, sus ojos y los míos se encontraron haciendo una conexión demasiado fuere y brutal mientras me venía poco a poco-estoy apunto-le advertí pero sin embargo no se detiene, ella solo sigue meneándose de atrás adelante y cada vez as agresiva hasta que ya no pude mas y revente inundando su pequeña boca con mi semen.
-eres una diosa, Bea-la traigo hacia y la beso sabiendo que aun tenía mi esperma caliente dentro de ella, pero envuelta en su saliva parecía dulce y placentera.
La pegue contra la pared y acaricio cada curva de su cuerpo con mis manos mientras intento calmarme hasta que unos golpes fuertes nos interrumpen.
-señores, será mejor que salgan ahora mismo-dijo un hombre y maldije.
Bea tenia gotas de sudor recorriendo su frente y sus mejillas se incendiaron mientras salía de ese baño y viera al policía que nos estaba esperando junto a un par de señoras que nos daban miradas molestas por nuestra indecoro.
-creo que tendrán que acompañarnos-el dice a medida que me abotono el pantalón-la conducta impropia no estás permitido en zonas públicas.
Aprieto la mano de Bea con fuerza y solo grito-¡corre!-a la vez que envisto aquel policía gordo de gran mostacho y me uno a ella tan rápido como puedo.
En el sitio se escucharon algunos gritos pero necesitaba salir de ahí, no iba a permitir ir a la delegación por aquello y menos teniendo a mi hermana menor en mi auto esperándome.
En mi camino ambos derribamos a muchas personas, incluso creo que deje a un niño en el suelo. Mi corazón se aceleraba por la adrenalina, apreté con mucha fuerza la mano de Bea quien parecía mas que asustada muy divertida por lo que estábamos haciendo.
giro un segundo y dos guardias más dos persiguen. solo quedaba pocos metros para el estacionamiento, afortunadamente mi Auto estaba en un buen lugar cerca de la salida así que solo entre y arranque a toda prisa escuchando como las ruedas chirriaban contra el pavimento.
No había tiempo de charlas ni de ningún estúpido cinturón de seguridad. Los dos nos sacudimos a medida que doblaba como alma que lleva el diablo por las calles hasta estar seguro.
-que está pasando-pregunto asustada y molesta mi hermana, pero trate de no escucharla.
aquello que había pasado era genial y divertido, y al mirar a Bea estallar de la risa de nuevo solo hizo que dentro de mí una fuerza me estremeciera al escuchar ese sonido horrendo de su carcajada.
-¿que es lo divertido?-siguió exigiendo Leah confundida-es enserio-pero solo fue ignorada.