Era viernes en la tarde, estaba a punto de cerrar, tenía que recoger a Bea en la universidad para luego llevarla a casa.
Esa idea sonaba descabellada. Nunca antes nadie había ido para allá, solo Dante y Sam un par de veces, pero la idea de traer a un extraño aquel hogar era totalmente raro y más siendo una chica. Se suponía que era como papá y debía solo usar a las mujeres, pero tener que llevar a Bea era totalmente distinto.
Claro que me molestaba el hecho de que tenía que ver a Violet de nuevo. Pero me angustiaba que pensara mi viejo sobre todo esto. Durante años había crecido bajo su propia regla. Los Cooper no nos enamorábamos, solo tomábamos lo que queríamos de ellas y listo.
Me despido de Sam que se quedó haciendo unas cuentas y salgo de prisa hasta mi auto. Puedo ver aquella dama bruja y madre de Bea esperándome con los brazos cruzados, ella de verdad lucia regia y tenía un cierto aire a Carrie la hermana mayor.
Ambas eran rubias y de ojos claros, sus labios tenían una forma de corazón, pero esta señora tenía el cutis estirado y casi inexpresivo por tantos Botox.
Junto mis cejas con desaprobación mientras recuerdo como trato de llevársela aquella vez o como no la apoyó cuando aquel maldito trato de violarla.
-¿qué quiere señora?-digo con desdén.
-vengo hablar contigo. quiero que dejes a mi hija en paz. Sé que estas saliendo con ella.
-¿eso es todo?-sonrió maliciosamente para alterarla.
-no, no es todo. Tú no eres como ella. Beatriz es una chica de clase alta y distinguida que nunca podrá estar con un pobre diablo que perfora la carne de las personas. Te conozco muy bien Neil Cooper, eres un mujeriego muerto de hambre que apenas consiguió terminar la secundaria. No tienes nada que ofrecerle.
-veo que hizo muy bien su trabajo para investigarme, la felicito por ello-aplaudo-Pero le faltó que le dijeran cuantas veces voy al baño o las otras que me acuesto con su hija.
Ella suelta un grito ahogado mientras coloca la mano en su pecho de forma sorprendida-Que vulgar-deja salir ofendida por mi comentario-No entiendo que ve ella en ti.
-Podría mostrárselo si quiere-bromee mientras sujetaba mi bragueta y sus ojos salieron de sus orbitas. Era divertido molestar a esa señora.
-Sin duda llevaras a mi hija a la ruina.
-Y eso a usted que le importa. Porque no se va por ahí hacer que le quiten ese relleno horrible de sus labios.
-Eres un bruto-gruño furiosa-Mi hija está cayendo muy bajo y aunque tiene aptitudes impropias no voy a permitir que salga con un muerto de hambre que tiene que perforar la carne humana para poder vivir. Eres un pobre diablo. Mi hija no te merece.
-oh, no-téngalo por seguro de que su hija está bien conmigo. Al menos es feliz y usted debería estar feliz de tener un yerno como, suegrita-aquello ultimo lo dije lente y sonreí por mi triunfo. De verdad que esta señora era muy divertida.
-le harás daño-ella advirtió.
-No más daño de lo que usted y su marido le han hecho señora ¿o se le olvidó todo lo que le han hecho?
-ese no es tu asunto-su nariz se respingo y su cuerpo se puso tenso ante mis palabras, obviamente ella estaba avergonzada.
-Lo es cuando habla de mi novia. Yo Amo a Bea ¿lo entiende?
-ya entiendo-en su rostro se dibujo lo que pensé era una idea descabellada. Sus manos lentamente hurgaron su bolso diminuto hasta sacar una especie de chequera- ¿quieres dinero? dime cuanto es tu precio, te puedo dar todo lo que quieres, solo di la cantidad de ceros que necesitas-y de pronto entre sus dedos salió un brillante y maligno bolígrafo que buscaba tentarme con su plan.
Respiro profundo. De verdad me estaba contenido y era una lástima que en vez de ser ellas no era el padre de Bea. Con gusto le rompería la cara.
-Con todo respeto, metase en el culo su dinero, no me hace falta, para ello yo trabajo.
-En ese trabajo apenas te alcanza para sobrevivir, Bea esta acostumbrada a grande lujos ¿quieres que sea infeliz en la pobreza?
-¿usted quiere que sea infeliz viendo su cara y la de su marido todo los días? No lo creo. déjela en paz y no vuelva a buscarnos o le mostrare lo que soy capaz-doy un paso adelante furioso y ella solo retrocede asustada con un ratón.
La dejo sola en la acera. No quería tener que seguir estando en su presencia. Hoy no era un buen día solo para hacer estallar un escándalo. Necesitaba como concentrarme en Bea, en mi y en el cumpleaños de Leah
Por Bea a la universidad. Verla caminar hacia mi auto no parecía tranquilizarme. Porque de cierta forma había algo de razón en las palabras de aquella bruja. Quizás solo no podía darle lo que ella se merecía. De camino a cada de mi padre todo esta en silencio. Me encontró en la carretera, en el sonido de las ruedas, en como va y viene las distintas calles coloridas.
-¿estás bien Neil?-reacciono con su pregunta. no sabía que estaba haciendo pero ya había aparcado frente a mi casa, la casa en la cual había crecido junto a Leah.
-Nada.
-Tranquilo, todo saldrá muy bien-me dice y luego me besa rápidamente pero yo la sujeto de los brazos dejo que mi boca se mueva profundamente sobre la de ella. Cierro mis ojos, saboreo la menta de sus labios rosas y sin labial y la recuesto contra el asiento.
-oye, no te desvíes-dice sonriendo.
-Tienes razón. Vamos de una vez.
Bajamos del auto. Pisar el pequeño césped hasta la puerta se me habia hecho algo largo. Me quede mirando por un segundo la puerta gruesa de madera. Saco la llave y solo paso con ella.
Todo seguía igual que siempre. El lugar era sencillo pero acogedor. No puedo evitar preguntarme si a ella le parecerá algo inferior o feo.
El televisor en la sala era de cuando yo apenas tenia tres años. Y ese sofá café aun mucho mas viejo y comprado en una tienda de segunda mano. el tapiz verde agua de las paredes aun seguían como siempre, luciendo como carta de presentación aquellas líneas negras con nuestras edades aun lado marcando cuanto habíamos crecido con el pasar de los años.
Bea camino lentamente. Parecía casi fascinada por lo pequeña que era mi casa. Ni la de Sam que se caía a pedazos era tan diminuta como esta. Sus ojos se pasean con sorpresa por todos lados y se detiene a la mesita de madera cerca del sofá.
¡mierda!
Solte intentado quitar aquel retrato que empañaba mi imagen.
-eras una adorable criatura-Bea sosteniendo aquella foto donde usaba un traje de gato mientras cargaba a mi hermana- ¿qué te paso?-dijo ella mirándome.
me aproxime a ella para tomar aquel recuerdo vergonzoso pero con sus reflejos rápido lo aleja de mi.-tengo que acordarme en botar aquella cosa, daña mi reputación-digo luego
-oh, me parece que eras tierno. Si quieres te presto mi gorro para que recuerdes este momento-su risa era ahogada pero sin embargo se veía completamente hermosa cuando sonreía a pesar de que aquella carcajada podía ser explosiva ,
sus mejillas se inflaron y sonrojaron al mismo tiempo que no paraba de reírse por mi pasado-todo un pequeño gatito que le gustaba repartir amor-continúo diciendo.
-no te hagas la chistosa conmigo, Bea-la acorralo de pronto en la pared logrando que se sorprendiera y le robo un beso, aprieto un poco su costilla para torturarla se que ahí era donde tenia cosquillas y pronto empieza a reirse como una tonta-basta, nos van a escuchar-me regaña.
-entonces deja esa foto y haz como si jamás existiera- y aprieto un poco mas fuerte para demostrarle que no jugaba con ella. Sus ojos brillaron hasta al punto de casi sacarle lágrimas y no deje de pensar que eran las únicas lagrimas que deseaba ver de ellas.
Las lagrimas por estallar de felicidad o diversión eran mucho mas hermosa en su rostro y en todo lo que tenga que ver con Bea. Bajo su gorro de gato hasta taparle la vista y me acercó a su cuello para darle un beso sonoro.
-bien, me rindo-su pecho subía y bajaba agitadamente lo que era bueno pues tenia acceso total a su par de senos- como tu digas, pero basta.
-si, Neil. Deja a la pobre chica en paz-dice mi padre saliendo de la cocina con una coca cola en la mano.
-hola, papá-la suelto en seguida y lo abrazo con fuerza y algo torpe, era la primera vez que traía a una chica a casa, no sabía cómo reaccionaría, si gritaría se burlaría de aquello pero lo que hizo fue acercarse a ella y presentare.
-hola, debes ser Bea. Mi dulce pastel me ha hablado mucho de ti, soy Justin-le da un abrazo rápido. los ojos de ellas se abren rápidamente por lo rápido que había sido.
-mucho gusto Señor Justin, estoy encantada de conocerlo.
-nada de señor Justin, no me hagas sentir viejo.
-lo siento-y baja su mirada avergonzada.
-ya se por qué le caes bien a Leah-dice mi padre viendo aquel gorro de gato-¿no hablara japonés o sí? ella siempre se la pasa diciéndome cosas que no entiendo en ese idioma.
-¿ya llegaron?-Leah dice mientras corre por el pasillo con la energía de una niña-Bea-chilla emocionada-gracias por venir. Eres un sol-me besa la mejilla.
-Ten Leah, espero que te guste-Bea le entrega un regalo.
Recuerdo que yo no le compre ninguno y sabía que estaba metidos en problemas. Enseguida sudo rapado, Leah me echa un vistazo rápido y corre hacia la bolsa de papel con un gran moño estúpido y de color rosa.
-esto es de parte de tu hermano y mia-logra decir muy convencida.
¡mierda! De verdad que amaba a Bea y sus forma de salvarme el trasero. Rápidamente le guiño el Ojo izquierdo como muestra de agradecimiento.
-Nota mental-me digo a mi mismo- a agradecerle con un masaje de pies -y terminando con un orgasmos a mi chica.
-¿en serio?-mi hermana le mira incrédula-¿no lo estarás salvando? sé que es un descuidado de mierda-la boca sucia de mi hermana repudio de nuevo
-Lenguaje-papá y yo decimos al unísono.
-que molestos-se gira algo recelosa y desgarra con desespero aquel paquete para luego gritar como una loca perforando nuestro oídos por completo.
-Te amo, los amos-dice agitando una especie de libro largo y regordete-es una edición del manga que tanto amo, yamato nadeshik shichi no henge-toma aire por lo rapido que dijo aquella mierda que no entendía.
-ojala fuera asi para recordar los quehaceres de la casa-dice mi padre riéndose.
-Bea, te has ganado tu lugar en esta casa, pero pobre de ti que tienes que calarte a este idiota-ella comenta abrazando su regalo.
-ya me acostumbro en ello-dice bromeando-
-por cierto, tienes que ver el nuevo juego que descargue, vente-y la toma del brazo para llevarla a su habitación dejándome a solas con mi padre.
-ella si que es -muy peculiar-dice sentándose en el sofá-pero ve que es buena chica.
-sí, lo es papá-me relajo un poco, mis músculos descansan cuando me siento frente a él y subo los pies a la mesa de café roja que estaba en medio de ambos-Bea es simplemente genial.
-sabes, nunca pensé que te fueras a enamorar y menos de una chica con mirada dulce como ella.
¿mirada dulce? Si ella era dulce, yo era un virgen.
Mordí mi labio para no soltar una risotada delante de mi padre, si algo sabia y adoraba de Bea era que no era una jodida chica dulce. El no parece notarlo y sigue hablando de ella,
-por lo que me ha contado Leah dice que vive en la casa de tus amigos y es muy inteligente y sabe mucho sobre tecnología y lo mejor de todo veo que te hace feliz.
Lo veo por un momento. De verdad era sincero y todo mi cuerpo se relajó en ese momento.
-Me alegro de verdad que no hicieras casos a todas esas estupideces que antes decía y que siguieras tus instintos.
-¿lo dices en serio?
-si-y sonríe mientras alza su bebida-oye. Lo que antes decía solo era por rabia. Estaba molesto con el mundo y con tu madre cuando yo fui el culpable.
-pero ella nos abandonó-le recordé.
-¡oye! Te daré un consejo. Si de verdad quieres a esa chica olvídate todo lo que te enseñe y no cometas todos los errores que yo cometí con tu madre.
-no digas eso, tu...-
-yo fui un idiota, Neil-me interrumpió antes que dijera algo de ella- yo la amaba, pero no supe escucharla, no supe entenderla. sé que le tienes mucho rencor a Violet y yo también lo tenía por mucho tiempo, pero decidí que ya era suficiente. Me di cuenta que con mi actitud solo te envenenaba cada vez más. Ella es tu madre y yo la quiero porque me dio a mis hijos-papá se acerca a mí y me da un abrazo más fuerte y cálido, sus ojos brillan pero no llora yo tampoco hago lo mismo aunque sus palabras penetran mi cerebro, el aceptaba a Bea y eso se lo agradecía mucho.
Escucho un auto aparcarse en la entrada y veo aquella mujer alta de cabellera negra bajar con un hombre alto y de lentes.
-¿qué hace ella con el aquí?-pregunto molesto.
-déjalo hijo-su tono es sereno- dije que basta de rencores. Yo hablé con Violet y le dije que podria traer a Peter, no me molesta-concluyo.
-per...-
-ya no hay rencores-palmea mi hombro para tranquilizarme y va abrirles para darle la bienvenida saludando con un beso en la mejilla a Violet y dándole la mano a su ex amigo.
No puedo soportarlo.
-pasen, pasen, ya estamos todos.
-Gracias, Justin-ella se detiene y me regala una sonrisa-hola, Neil.
-mejor voy por las chicas-dejo aquel retrato de familia moderna y comprensiva a un lado.
Mi casa era de una planta y por es las habitaciones quedaban en un pasillo oscuro por la poca iluminación. La habitación de Leah estaba al fondo. la pantalla de la computadora esta encendida y veo personajes medievales en 3D moviéndose .
-ok. Dejen eso, ya llego Violet-le digo a mi hermana aun en la puerta.
-No seas pesado, Neil. Es tu madre y no la cagues con ella-me apunta con el dedo furiosa-deberías olvidar el pasado y seguir adelante, papá la perdonó y ahora está feliz, tiene un lindo trabajo y una novia nueva que parece ser seria y mamá es feliz con Peter que a pesar de todo es muy buen hombre.
-Primero cuida tu vocabulario y segundo será mejor que te apresures.
-eres tan....-lanza un grito de irritación-Me largo. Puedes unirte solo cuando reflexiones-ella se aparta corriendo y algo disgustada. ahora yo era el grinch de los cumpleaños.
-Neil, solo se amable-Bea dice desde la silla, esta despalda entretenida con el juego-recuerda que es por Leah-
-No sé si pueda hacerlo, solo quiero gritarle, Bea-confieso mientras retenía todo esta rabia de años por ella- ni siquiera se despidió de nosotros, solo se fue y punto, no pensó en llevarse a Leah, mi hermana tenis ocho años ¿cómo le explicar a una niña de 8 años que su madre la abandonado? Lo peor de todo era que ella se culpaba por ellos y nunca voy a olvidar esas lágrimas derramadas por las noches- en mi interior crecía un temblor de emociones. Odio, rabia, abandono. No fue facil para ambos- lo peor era cuando papá desaparecía-trato de controlar mis emociones- me costó mucho encargarme de Leah, era muy pequeña y aunque no me arrepiento de ello porque la quiero fue muy duro- las manos de ellas tomaron las mías para hacerme sentir su calor. Completamente en silencio descansa su frente en mi pecho suavemente, sus brazos rodean mi cintura y me estrechan de forma amena. Yo quedo en silencio y rígido, su estúpido gorro de gato cae en medio de ambos y Huelo su cabello y las flores del champú y su dulce sudor que era tan malditamente atractivo que de verdad empecé a calentarme.
Ella tenía ese poder conmigo. Su voz, su aroma, su toque, todo lo que venía de ella me completaba de muchas maneras.
-es realmente lindo escuchar que hables de ti, Neil.
-¿que dices?- beso su cabello y las estrecho más hacia mi sintiéndola tan confortable como una brisa fresca en medio de la noche.
-simplemente es la primera vez que me dejas saber algo de ti y eso de cierta manera me encanta-su pálido rostro gira lentamente hacia mí y por unos segundos entiendo lo que dice mi padre, Bea puede ser muy dulce en ciertos momentos. Sus labios se enredan a los mio y siento su lengua en mi boca acariciándome de manera amena.
-si vas a seguirme besándome de aquella manera puedo contarte más cosas de mi vida. Soy un libro abierto-susurro mientras presiono mi barbilla contra su cabeza.
-¿ah, si?- pregunta con algo de incertidumbre en ella -¿qué hacías ese día que usaste tu disfraz de gatito?
-eso no-y la beso fuertemente-pídeme lo que quieras, si deseas te puedo dar una listas de las chicas con quien he estado, sé que a ustedes les interesa mucho esas cosas.
-no creo que te acuerdes de cada culo que te has cogido y simplemente no me importa. Eres un cerdo bastardo, no me sorprende tu historial y ese el pasado.
-tu realmente eres extraña- le digo en forma de cumplido.
-oigan. Mi cuarto no es un hotel- Leah se apresura en decirnos.
-ya habrá otra ocasión para aquello, mejor vamos, Leah dijo que habia pastel de carne-su mano acaricia la mejilla.
-Bea-tomo una pausa, ella se gira.
Solo puedo ver sus ojos brillando en la media oscuridad en la que estábamos. -Te amo-en mi surge esa necesidad de decirlo, yo la amaba y no sabría que hacer sin ella, sin su sarcasmo, sin sus locuras que cada vez mas me asombraban de maneras distintas.
-Yo también te amo, Neil-y de nuevo vi solo esa imagen que me mostraba únicamente a mí, la delicada y sonriente Bea.
-yo sigo aquí-exclama mi hermana a punto de un berrinche- ¿no podrían ser menos cariñoso en otra parte, tu habitación queda al frente.
-eres un infierno, enana- desordenó su cabello rápidamente, se que odiaba que frotara mis dedos en su cabeza y luego la abrazara con fuerza y la levantara para darle vueltas en el aire pues eso le recordaba su pequeño tamaño y si había algo que la pusiera de mal humor era eso pero esta vez no lo hizo, solo golpeo mi brazo con una diminuta fuerza, exclamo una grosería y se adelantó al recibidor.
El maldito pastel de carne, su especialidad, estaba listo y no pude evitar sentir que mi boca se derritiera. Mi apetito ese incremento un momento hasta que aquella mujer me miro.
También estaba el otro traidor luciendo calvo y gordo, los años habían maltratado con arrugas. Quise imaginarme lo mal que les iba en sus vidas, aunque su maldito rostro lucia feliz.
La mano de Bea me aprieta fuerte y me lleva con ella hacia la gran mesa.
-Esto se ve tan bien. Mi Dulce pastel, creo que esta vez te has botado, por ahora, tengo que asegurarme que no hayas heredado mis dotes culinarias-papá dice en broma a su lado.
-oye-exclama señalando con el tenedor-eso no es muy amable-yo si se cocinar malditamente bien a diferencia de ti y tu vástago-vocifera.
-cariño, cuida tu vocabulario-Violet la corrige como si tuviera derecho-eso no es lindo en una chica, todas debemos ser delicadas ¿O no Bea? Por cierto, soy la madre de Neil-extiende su mano y con una sonrisa amable la estrecha.
-oh, eso es imposible mamá, ¿como se te ocurre preguntarle una barbaridad así a Bea, ella es realmente una fuente que emana malas palabras-suelta mi hermana divertida.
-Leah, no seas grosera.
-no se preocupe señores, ella tiene razón, a veces no puedo evitarlo.
-oh. Pero no pareces, te ves tan dulce y buena.
Ahora mi hermana y yo retenemos mala risa con aquellas palabras. Siento una patada en mi rodilla, me estremezco por el dolor, el golpe palpitaba caliente, ella sabia dar sin duda muy buenos golpes. Bea le dedica una mala mirada a Leah lo cual fue suficiente para cerrarle la boca.
-si, eso mismo le dije yo a Neil-papá interviene sin dejar de cortar su porción.
-¿y desde cuando se conocen? Quiero saber todo sobre ti cariño, si no es mucha molestia, claro? -Violet interviene.
Quiero gritarle. Ella no tenía derecho de preguntarle nada a Bea. Yo no formaba parte de su vida y ella jamás formaría parte de la mía.
-bueno, no hay mucho que saber, me mude hace unos meses a la ciudad, estudio ingeniería en programación y apenas tenemos poco tiempo saliendo.
-oh, ya veo-Violet empezó a cortar los trozos del pastel de carne para ponerlo de manera delicada en los platos de todos- ¿y tus padres? ¿los conoceremos algun días?-se llevo su rubio y falso cabello detrás del hombro.
Casi logro decir algo pero la mano de ella me apretó con fuerza para quedarme callado y me trague mis palabras.
-me encantaría, pero no se para cuando, ellos solo...viajan demasiado estos días y es difícil contactarlos- sin inmutarse solo tomo un vaso con refresco y siguió mirando a mi madre.
- ¿viajan? ¿A que se dedican? -ahora papá preguntaba cómo sino fuera suficiente bochorno. Pensé en un momento y casi me alegré de que Bea no se llevara bien con sus padres o esas serian exactamente las malditas preguntas que me dijeran a mi.
-papá es socio de un par de empresas y atiende un bufete.
-¿un bufete? ¿cual? - ahora pregunta Kevin como si no fuera suficiente.
¿Por qué se empeñaban en meterse donde no los llamaban?
-NewCastle y asociados- su forma a decirlo fue rápida como si fuera insignificante, me imagino que cuando toda tu vida formas parte de algo tan grande no te das cuenta pero por la cara de todos menos la de Leah y la mía pareciera que ella dijo algo impactante pues sus rostros eran lívidos por la impresión.
Incluso Kevin empezó a tener un tic nervioso en sus ojos que lo hacía ver más feo que el jorobado. ¡bien por ti mama!
-¡un momento! ¿eres una NewCastel?-y cuasimodo abrió su boca tan grande que estaba tentado a lanzar una bolita de carne para depositarla en esa enorme bocota.
-si, señor.
- ¿y qué? ¿acaso son mafiosos? -dijo mi hermana intrigada.
-no digas sandeces, Leah- papá la regaña levemente.
-¿que solo preguntaba? Todos se han quedado como si fuera malo ese apellido-
-Disculpa a mi hija, Bea. A veces suele ser algo...
-tiene una boca tan grande que no sabe cerrar-papá agrega en tono de broma.
-oigan, sigo aquí y soy la cumpleañera, deberían tenerme más respeto, tengo 18 años-demando mientras se cruzaba de brazos como una niñita torpe- y ni si quieran me dejan decir mala palabras.
-sobre mi cadáver pastelito.
Luego de eso y para mi paz mental no se dijo mas nada que no sea Leah y era un alivio, no quería que ella y su marido supieran cosas sobre Bea, no la lleve para que ellos la conocieran. Ninguno me importaba, solo mi padre y ni hermana eran el motivo de estar ahí y nada mas.