Siempre como hoy, veo a Mara y Matías besarse y desesperarse en hacerlo que me da ganas de también besar a alguien. No alguien sin importancia o algún desconocido, alguien a quien quiera y pueda llamar amor. "—amor me das un beso" "—amor te amo" Nunca tuve un novio real, alguien a quien le presente a mi madre, alguien que me presente a la suya, alguien a quien le importe si llegué muy tarde de práctica, alguien que se desesperé si un día no me ve, que se asuste si estoy enojada. Alguien me amé, y que amé también.
—¿Deseas eso?—Jeff se sienta a mi lado y pone su mano en mi rodilla. Creo que realmente me veo tonta mirándolos. Soy un desastre.
—¿Qué cosa? ¿Un beso?—pregunto haciéndome la inocente.
Asiente—Si—sonrío quien no desearía estar en su lugar y amarse de esa manera tan tierna, aunque no sé si me besaría así en público, sí cuando estemos solos—¡Vamos! dime a quien no le gustaría, viéndolos tan tierno. Tan enamorados.
—No me parece tierno—dice y su mano va subiendo—Me parece una pérdida de tiempo. Y algo vergonzoso también.
—La palabra tierno no está en tu diccionario—me quejo. Siento como va subiendo la mano y mi cuerpo comienza a sentirse extraño.
—La palabra amor no está en mi diccionario—dice con una risita. Muerdo mi labio por esa nueva sensación que crece en mí y su mano sube hasta que queda cerca de mi entrepierna, respiro hondo comienzo a sentirme incómoda y parece notar mi incomodidad—¿Qué pasa?—me pregunta.
—Nada—digo—¿No crees en el amor?—pregunto para no pensar en su mano y me pregunto a mí misma ¿Por qué mierda no quitas su mano? Nunca me dejé tocar por nadie, pero no quiero que su mano se quite.
—No—dice subiendo un poco más hasta que lo siento en mi entrepierna, agarro su mano y la bajo—¿Qué pasa?
—No, hagas, eso—digo entrecortado y suspiro—¿Por qué no crees?
—¿Por qué no quieres que te toque?—pregunta.
—¿Te has enamorado?—pregunto curiosa, capaz que le hayan roto el corazón tiene algo que ver con esa opinión del amor.
—¿Te molesta que te toque?
—¿Te han lastimado?—digo, yendo directo al punto.
—¿Podría subir mi mano?— En qué momento esto se convirtió en una guerra de preguntas.
—¿Tuviste novia?—sigo con su juego de «haré preguntas para evitar las de Mia.»
—¿Eres virgen?—me quedo mirándolo ¿Acaso él no lo sabe? No recuerdo habérselo dicho, pero como él es parte de mi grupo de amigos pensé que se lo habían dicho o escuchado. Pensé que sabía que sí, que si lo soy.
—Oh—digo tragando saliva, él me mira arrepentido sacando su mano y me agarra de la mano entrelazando nuestros dedos—Yo...sí.
—Eso está bien—sonríe a media mirándome con ternura o compasión, nunca podría saberlo—No dejes que eso te avergüence. ¿Por qué me iba a avergonzar?
—Jeff—dice alguien desde la escalera y él suelta mi mano enseguida.
—Eres una estúpida—me dice guiñándome un ojo.
—Y tú un idiota—respondo poniéndome de pie caminando hasta la cocina en busca de agua porqué de repente sentía la garganta seca. Siempre que estoy en lo que yo consideró situaciones límites el agua me calma por completo los nervios.
Saco la jarra con agua y busco un vaso como soy baja, demasiado baja y los vasos están arriba hago punta de pie para alcanzar. No llego ni en puntas de pie, busco algo a mi alrededor algo para subirme.
—Déjame ayudarte, inútil—dice Jeff entrando en la cocina, muero del susto al verlo y mi corazón se desespera. Él baja el vaso y me lo da con una sonrisa burlona.
—Gracias—digo agarrando y sirviendo el agua. Mientras bebo de mi agua él me mira fijo a los ojos—¿Qué?—pregunto.
—Fea—dice y me agarra de la cintura pegándome a su cuerpo, largo un gemido por la sorpresa y la sensación de estar pegada a su cuerpo.
Él sonríe y chita—Sh, no hagas ruido—me saca el vaso y lo deja en la mesa—¿Querías un beso? bueno te lo daré—me agarra del mentón y me besa lento, muerdo su labio para tratar de profundizar el beso. Él se aleja negando con la cabeza—No me gusta que me muerdan—dice serio y se acerca para besarme, pero cuando yo me acerco a sus labios se aleja, eso me deja con ganas de más con mucho más deseo de besarle que antes—¿Me deseas?—besa mi cuello suave y sí, si lo deseo, deseo que me bese, que siga con esto que hace—Dime si me deseas, bajita—cierro los ojos y él me acerca más a su cuerpo.—Si, Jeff.
—¿Quieres que te bese?—pregunta acariciando con su mano mi mejilla ¿Acaso no es obvio?
—Si—susurro mirándolo a los ojos.
—Más fuerte.
—Si—digo elevando la voz y él me besa ahora más rápido con deseo un beso que estuve ansiado mucho, pero no más como lo estoy deseando a él. Abro los ojos y veo los de él, tiene los ojos abierto me está mirando entonces cierro los ojos de nuevo.
—Fea—dice cuando se aleja y yo vuelvo a abrir los ojos.
—Y tú... un...un—no encuentro las palabras para decir, otra vez tengo la garganta seca.
—Sh, nada de lo que digas cambiará las palabras anteriores—ríe y sube el vaso de nuevo a su lugar—Bájalo tú ahora, bajita—levanta una ceja.
—Eres un...—ríe y sale de la cocina—Un imbécil—grito y me pongo de punta de pie nuevamente para bajar el vaso. Es un maldito ¿Cómo pude dejar que me tocará? ¿Cómo pude dejar que me besara? ¿Por qué dije eso? Por lo menos lo dejo un estante más abajo para que pueda alcanzarlo, tomo el agua y vuelvo a la sala para agarrar mi bolso e irme.
—¿Dónde vas?—dice Mara cuando guardo mi celular en mi bolso.
—A casa, Mara, tengo que platicar mis pasos. El muestreo será dentro de un mes. Sin embargo, cuando menos lo piense estaré bailando para un gran público.
—¿Podemos ir a verte?—pregunta Matías.
—Es que iremos a verla, cariño—dice Mara y se miran tierno. ¡Qué envidia!
—Justo que traigo para beber tienes que irte—se queja Enzo. Deja las botellas de cerveza en la mesa y se cruza de brazos.
—Si—sonrió tierno en forma de disculpa.
—No te vayas, tuti—dice Isaac. Haciéndome puchero.
—Titi...—hago lo mismo y él se rinde con un gran suspiro.
—No creo que un poco de alcohol en tu organismo te haga mal por un mes—añade Gastón y me río.
—Traes los vasos—dice Jeff levantando su ceja, tiene una obsesión con hacer eso—Si los alcanzas—me guiña el ojo y siento ira por dejar que hiciera lo de hace un rato o peor por sentir que estaba bien en ese momento.
—No puedo quedarme—digo y agarro mi bolso—Igual que se diviertan—agarrando el picaporte de la puerta, escucho que me grita.
—Mía, eres muy amargada—dice Jeff detrás mío, los chicos se ríen y cierro los ojos un momento retomando fuerzas para responder a su ataque.
—Yo me divierto de otra forma, mirando a los chicos en calzas apretadas—digo girando para mirarlos, todos se ríen y hacen bromas sobre eso. Él me mira fijo con el rostro serio y enseguida me pongo roja—Chau—digo saliendo de la casa de Mara.
¿Cómo es posible que alguien como él me ponga de esa manera? Nerviosa, tímida, furiosa y con deseo también. Hace unos días era mi amigo, y ahora solo quiero tenerlo lo más lejos posible. No quiero que Jeff sepa, nunca lo que está causando en mí.
+++
Estoy sentada en la terraza de mi casa, pensando que pasaría si me tiro ¿La vida de quien cambiaría? ¿A quién le importaría? No es que me odie y quiera morir, simplemente a veces me siento demasiado vacía, incompleta.
—Mía, bebé—dice mi mamá—Vamos que llegas tarde al Instituto.
Me levantoby camino hasta mi departamento, es acogedor, no es como la casa en la que vivía cuando mis padres aún estaban juntos, pero es sin duda un buen hogar para dos mujeres solas y unidas.
Camino al instituto hablamos muchas cosas, sobre la materia sobre alguno que otro chico, cosas que solemos hablar siempre. Nos contamos todo, pero ¿Le cuento lo de Jeff? Merece él que le cuente a mi madre, además que le voy a contar ¿Qué nos besamos y luego peleamos o viceversa? No, él no vale la pena.
—Chau, ma—bajo del auto y cierro la puerta.—¿Paso por ti o te vas con amigos?
—Te aviso que haré—le digo y entró al Instituto.
Entró al salón de clases y lo veo sentado en mi silla, me pongo en modo defiende tus derechos del hombre te-beso-luego-no-existes.
—¿Cuántas veces voy a decirte que no te sientes en mi lugar?—le digo tirando mi mochila arriba de la mesa.
—Puedes decirlo mil veces, queda en mí hacerte caso—levanta una ceja, es tan común en él hacerlo que comienza a irritarme—De todos modos, sólo estaba sentado un minuto—se pone de pie y camina hasta su lugar.
—Las conversaciones empiezan con un hola—dice Enzo—¿O acaso el beso los dejo más idiotas de lo que estaban?—me dio una de sus miradas que me indica que sabía que había más detrás de ese beso.
—Bueno...fueron más de un beso—sonrío ¿Por qué sonrió?
—Lo sé, él se lo dijo a Gastón después que te fuiste.
—¿Qué dijo?—me siento y lo miro atenta. Había ciertas cosas que dije, que no debí.
—Que en la cocina se besaron y por eso quisiste irte—pongo los ojos en blanco—Mira si él te está molestando sólo avísame que le voy a partir la cara—hace sonar sus dedos y yo sólo río.
—Gracias—lo abrazo y me vuelvo a acomodar en mi lugar—Pero por ahora, puedo con él.
—Genial—entra quejándose Isaac—Uno no puede decir nada que lo toman mal—tira su mochila en el escritorio junto al mío.
—¿Qué sucedió?—lo miro extrañada por su gesto de agresión.
—Le hice una pequeña broma a un amigo y ahora anda diciendo que tuve sexo con su novia y que no deberían confiar en mí—se sienta y se cruza de brazos, lo miro sería porque sé cómo es Isaac y sus bromas son de mal gusto—¿Qué?
—¿Qué le dijiste?
—No exactamente con estas palabras, pero básicamente le dije que su novia sabía de sexo gracias a mí—abro la boca en sorpresa—No fue la broma en si lo que le molestó...fue que se lo dije frente a todos sus amigos—le golpeo despacio en la nuca.
—¿Cuándo vas a entender que no todos entiendes tu manera de bromear como yo?—digo, aun a pesar de que está vez no la entiendo y no me da risa.
—Por eso me alegra saber que eres mi mejor amiga Tuti, pero me molesta lo que andan diciendo de mí—me mira triste y juega con el llavero en forma de calavera que tiene en su mochila—Yo sé que jamás haría eso, que sólo fue una broma porque me conozco y respeto a las novias de mis amigos, pero él me hace quedar como si eso no fuera verdad.
—Tú te lo buscaste, deberías hablar con él y pedirle disculpa—él pone los ojos en blanco y asiente.
—Eres un idiota, Isaac—dice Enzo le despeina el cabello a Isaac—Pero admito que fue muy buena broma—ríen y Jeff se une a nosotros.
—¿Qué pasó?
—Isaac le dijo a un amigo que gracias a él su novia sabía mucho de sexo.
—Oh...—ríen los tres—¿Eso es verdad? ¿Lo hace bien?
—Claro que no—ríe Isaac y yo los miro indignada. Ni siquiera era graciosa la broma ¿dónde estaba el chiste?
—¿Qué sucede, bajita?—dice Jeff yo sólo evitó su mirada.
—Me molesta que hablen así de las mujeres. ¡Dios! Son mujeres, nosotras no andamos hablando o nos quejamos de sus tamaños—me quejo indignada. Puede que sí se quejen pero no frente a ellos.
—Las mujeres de hoy en día se buscan eso. Sino no harían las cosas que hacen, como sacarse fotos desnudas—dice Enzo y Jeff hace una seña con la mano dándole la razón a Enzo.
—Ellas no se respetan ¿Como podríamos hacerlo nosotros?—pregunta Isaac y me levanto.
Me resigno porque ellos no se rendirán, no quiero decir nada, siempre busca la forma de que lo que diga se convierta en algo gracioso, y no quiero fingir que me rio de un chiste en donde soy la broma. Y además no entenderían lo que dijera porque tienen el cerebro del tamaño de un maní.
—Ok—pongo los ojos en blanco y camino dos pasos cuando siento sus manos agarrarme—Jeff, suelta—digo sin mirarlo.
—Era sólo una broma Mía, no te enojes, tú no eres como ellas—dice Enzo. Él me jala más el brazo para que lo mirará. A veces quiero matarlo o solo molerlos a golpe por los idiotas que son los hombres.
—Mia, es una broma—dice Isaac.
—Mía—dice Mara entrando al salón—¿Qué sucede?
—Estos idiotas están hablando como si las mujeres fuéramos objetos—me quejo y suelto con fuerza mi brazo de su agarre
—¡Que idiotas!—se queja y se acerca a mí—Igual no te enojes por una estupidez—se encoge de hombros—Cuando tengas sexo lo sabrás—susurra en mi oído. Ni siquiera sabía de qué estaban hablando y hace parecer como si todo lo que me enojara fuera porque no tuve sexo nunca.
—¿Qué? No tiene nada que ver que sea virgen para que me moleste—le digo fuerte para que todos escuchen—Que idiotas tengo como amigos, no pensé que también eras tan hueca Mara.
Me voy rápido y enojada, no sé qué hacer para cambiar la mente de mis amigos, que vean que no porque nos saquemos fotos desnudas, porque hayamos dormido con muchos o no hayamos dormido con nadie, significa que somos objetos; que nos buscamos sus bromas o sus acosos, que hablen mal de nosotras o que no nos respeten. Por otro lado, lo que más me molesta, es que, Mara piense eso de mí. ¿ser virgen es un problema? Jeff corre detrás de mí, me molesta que me siga, en realidad me molesta su presencia, me molesta todo a él.
Me agarra del brazo y me giro a mirarlo.—¿Qué?—le grito enojada y lo empujo—Basta de seguirme, déjame en paz.
—¿Te molesta que te recuerden que eres virgen?—susurra.
Lo miro y luego a la gente que hay en el pasillo para saber si alguien nos había escuchado. Es verdad, me molesta que me lo recuerden, tal vez porque tengo casi diecinueve años y jamás experimenté algo similar al sexo o hacer el amor, porque a veces incluso me siento fuera de lugar. Sin embargo, no me molesta la idea de esperar alguien que me respete y me quiera. Y por otra lado ¿Qué carajo tiene que ver una cosa con la otra?
Asiento—Tengo una propuesta—Él tiene una media sonrisa acercándose a mí, me vuelve a susurrar—Hazlo conmigo.