Entre Luces Y Penumbra

1192 Words
Salí al jardín a jugar con los gemelos y Niccoló, que había ganado una amistad con ambos. Ella lo adoraba, sin dudarlo, y se enfadaba cuando Amel acaparaba su atención, y hacía berrinche. ¡Berrinche! Algo que me encantaba que hiciera, porque eso significaba que ella estaba regresando a su inocencia, a su pureza, a su infantilismo natural que poseen los niños de su edad. ¡Hermana!- chillo Fanny en tonillo acusador, salí de mis pensamientos por ello. Voltee a verle. ¿Sí, nena?- pregunté, apenada de no haberle estado prestando atención si es que me estuvo hablando desde hace ya varios momentos. ¡Amel no quiere dar a Niccoló!- se quejó de forma fluida, habia notado que hablaba de forma fluida solo cuando estaba enfadada o reclamando algo, tuve que morder el interior de mi mejía para controlar la risa de felicidad que quería brotar desde lo más profundo de mi estómago. Santo cielo, que complicado...- murmuré en tono agobiado, mirándole atentamente, ella asintió rápidamente tomando mi mano, la seguí. Note como Amel estaba sobre él regazo de Niccoló rodeando su cintura con sus manitas para evitar que lo soltara. Ñooou, déjalo un latito- se quejó Amel sin separarse de él. ¡Es mío!- se quejó Fanny, volteo a mí con su pequeñas cejas sumamente unidas ante su ceño fruncido. ¿Tuyo?- no pude evitar cuestionar. ¡Sí, mío!- se quejó ella, decidida, arquee una ceja a Niccoló mirándole de forma acusadora.- es mío, el protegerme, ¡dámelo!- se quejaba Fanny, sus palabras eran inocentes saliendo de su pequeña boca, pero, de alguna forma un sentimiento incómodo se instalo en mi estómago. Me agaché a su lado con cuidado tomando sus pequeñas manos entre las mías. Nena, Niccoló no es un objeto para pertenecerte, él es una persona, que siente, que piensa, que es dueño de su propia vida...- intenté explicarle con dulzura, su ceño fruncido cada vez se remarcaba más. Noo, él dijo que mío. Que siempre iba a protegerme.- se quejó ella, mire de reojo a Niccoló, el cual me miró apenado sin moverse de su lugar. Nena, puede cuidarte y protegerte, siempre. Pero eso no significa que sea tuyo.- intenté de nuevo, ella dio una patada en el suelo cruzándose de brazos, negó, completamente reacia a tratar de entender mis palabras, se separó de mi y se fue hacia Niccoló apenas noto que Amel bajo de su regazo. ¡Mío!- se quejó ella abrazandolo, oculto su rostro en su pecho. Sí, Bambina, tuyo...- murmuró Niccoló, el rostro de ella se iluminó y asintió satisfecha inflando ligeramente sus Mejías, mi mirada cayó sobre él, pesada y acusadora. Tal vez si debería mandarlo de regreso a Italia cuánto antes. *** Amor- me estuve al pie de las escaleras al escuchar la voz de Cristian llamarme, le sonreí apenas esperándolo. Se acercó a mi y rodeo su cintura con su brazo, apegándome a su pecho, no pude evitar que una pequeña risilla brotará de mi garganta cuando mordió mi mejía con delicadeza. La tarde había pasado algo complicada, luego de jugar con los gemelos, tuve que asistir a una reunión con los Mexicanos para hablar del Crystal Palace, las nuevas cargas de Nythara para exportarse a los nuevos socios como una muestra de lo que ellos podían obtener de XXX-Shina. La Nythara siempre era un buen incentivo de querer mantenerlos a nuestro lado, aunque, claro, aún seguía buscando la forma de monopolizarla como quería. Cristian...- murmuré mirándole, negué levemente con una sonrisita, con toda la presión de la búsqueda de mi padre y hermana, el hacerme cargo a oscuras de una mafia, el haber puesto todo en orden dentro de casa me sentía más relajada, más tranquila. Aunque, luego de todo lo que había hecho, todo lo que había pasado, aún habían momentos donde me cuestionaba si merecía esto. Sí merecía está paz, si merecía está calma. Luego de todo lo que había hecho, de todas las personas a las que había matado. De todo lo que había tenido que abandonar de mi misma para poder forjar la cosa dura que se mostraba frente a las personas más peligrosas del mundo. ¿Si, babicka?- pregunto, me separé apenas de él para verlo a los ojos, bese con ternura la comisura de sus labios. No podemos quedarnos en medio de las escaleras.- recordé, el aparto la mirada abajo y se sonrojo ligeramente, tome su mano con delicadeza y seguí subiéndolas para ir a mi habitación. ¿Lista para entrar a clases?- cuestionó, no pude evitar sentirme extraña con esa pregunta tan... Normal. Era extraño, la verdad. Me había acostumbrado tanto a esas preguntas como "¿Lista para matarlos?", "¿Lista para recuperarlos?", "¿Lista para lo peor?", "¿Estás lista para perder algo, o alguien?", que, extrañamente. La pregunta de "¿Lista para entrar a clases?" Me movía más los pensamientos que cualquiera de las anteriores... ¿Había algo mal conmigo?, esto era lo que quería, ¿No? Normalidad, tranquilidad, regresar a lo que tenía antes de descubrir toda esta mierda en la que estaba envuelta hasta el cuello sin darme cuenta. « ¿Marshina?- preguntó, sacándome de mis pensamientos, le sonreí apenas, colgué de su brazo con cuidado y asentí. Sí, sí, lista...- murmuré. ¿Por qué me sentía como si en cualquier momento alguna parte de la casa fuera a estallar? ¿Por qué me sentía como si en cualquier instante una bala iba a entrar por una ventana? ¿Por qué me sentía aún en modo supervivencia? Oye, babicka, ¿Has sabido algo de ellos?- pregunto luego, al llegar frente a la puerta de mi habitación. Mi mirada se oscureció, negué, sin querer hablar más de eso. Sí, ya sabía porque aún me sentía en modo supervivencia. Porque, si no sabía de ellos, aún sentía como si nada se hubiera resuelto. ¿Acaso estaba muerto y no querían decírmelo? Un nudo se instaló en mi estómago con molestia, tomando forma por toda la boca de mi estómago y mi caja torácica. Deberías ir a descansar, Cris.- insté, sin poder verlo, sin querer hacerlo realmente. Trata de descansar, babicka, ¿Sí?- beso mi mejía, asentí lentamente. Buenas noches, Cristian.- murmuré, entrando a mí habitación sin poder verlo. El nudo que subís por mí caja torácica llegó a mí garganta, asfixiandome. Cerré mis ojos apoyando mi espalda en la madera fría de la puerta, mire al techo, a las luces, centrándome en ellas en silencio para tratar de ignorar el nudo en mi garganta. Realmente esperaba que estuviera bien... Sentí mi teléfono vibrar en mi bolsillo, lo saqué, la barra de notificaciones me mostraba un mensaje nuevo. Herbert "Nos vemos mañana." (10:26 pm) Algo dentro de mí se removio aún más con violencia, llenándome de una sensación asquerosa de vértigo, intenté contestar él mensaje rápidamente, pero, Ninguno se enviaba. Cerré mis ojos tratando de calmarme, los ataques de ansiedad luego de tantos meses los había aprendido a detectar, y controlar. Todo estará bien...- me repetí a mi misma como si fuera una mantra. Dejé el teléfono de lado y me tumbe a la cama, necesitaba dormir.
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